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Julio Martí, director artístico de Noches del Botánico

Julio Martí, director artístico de Noches del Botánico

Entrevista al director artístico de las Noches del Botánico

Julio Martí: «No trabajaría nunca con músicos de reguetón, sé que llenaría, pero no me interesa»

Está a punto de empezar en Madrid la octava edición del festival de música más especial y encantador del mundo

Julio Martí lleva más de 40 años en el mundo de la música. Médico de profesión, antes de todo fue jefe del departamento de asistencia sanitaria del Insalud de la Comunidad Valenciana. Dice que tuvo una primera vida de médico para saber quién era, y que luego descubrió que la música sonaba mejor y que dedicarse a ella solo podía ser una buena elección. Martí tiene 67 años de una juventud envidiable, contagiosa, llena de recuerdos y de melodías de todos los colores que parecen salírsele por los poros a borbotones.

–¿Qué música le gusta, o mejor, qué no le gusta?

–Nunca he sido un promotor de «hits». No me interesan. Nunca he escuchado la radio. Yo me he formado con las opiniones de unos y otros desde chaval. No. En aquellos tiempos me compraba el Melody Maker. Lo vendían en el quiosco, en Valencia, en el centro. Ahí lo descubrí todo. He sido muy autodidacta hablando del mundo de la música. Muy aficionado, y por eso me gusta todo. En todos los términos yo escucho habitualmente de todo de forma permanente. La última semana vi el ballet de Romeo y Julieta de Prokofiev, versión Covent Garden, porque tuve unos amigos que lo querían ver y lo vimos un día. Otro día vi Jazz on a Summers's Day de Bern Stern, el famoso fotógrafo de las 2870 fotos a Marilyn Monroe. Es la mejor película sobre el jazz. La han restaurado y la he visto dos o tres veces esta semana.

Julio Martí durante la entrevista en El Debate

Julio Martí durante la entrevista en El Debate

–¿Y a Taylor Swift? ¿También la escucha?

–No, no solo no la escucho: ni la reconocería. Lo digo porque la he escuchado alguna vez y no se me ha quedado pegado. No me interesa ese tipo de de artista. Si los escucho es por mis hijos. Mi hijo le tenía manía a esa chica porque me contaba que le hacía canciones a sus ex a todas horas. ¿No salió con el tal Timberlake? Sí he visto el documental que han emitido en la televisión, pero no me he puesto un disco. No me he sentado a escuchar a Taylor Swift porque lo que he escuchado de salida no me interesa, sino básicamente porque no tengo tiempo para escucharlo. Prefiero dedicarle tiempo al talento, no al «super hit». Tampoco oigo nada de reguetón, por ejemplo.

Yo elegiría a Stevie Wonder. A gente que no ha venido nunca. Que me vuelve loco. Fiona Apple, por ejemplo

–Y si tuviera la oportunidad de llevar a las noches del Botánico a Taylor Swift, por ejemplo, o a U2? ¿Se esforzaría si se diese la oportunidad?

–No, no. En lo más mínimo. Pero si me esforzaría por muchos artistas. Estos que menciona no hacen un Botánico, sería imposible. Yo elegiría a Stevie Wonder. A gente que no ha venido nunca. Que me vuelve loco. Fiona Apple, por ejemplo, y le he dado un nombre que igual ni lleno el local. Preferiría hacer a Joni Mitchell, que no vendría nunca. Pero imagínese que Joni Mitchell, con la edad que tiene, me dice que viene aquí. Bueno, yo no sé lo que hago... O sea, hago el Camino de Santiago.

Somos jardineros. No era una profesión nuestra, pero la hemos incorporado

–Este es un evento único en el mundo ¿Cómo llegó a sus manos y qué recuerdos tiene de sus orígenes?

–Me han hecho esta pregunta muchas veces y tengo que aportar novedades. Me acabas de dar una inspiración, un algo que me has dicho y voy a remontarme anteriormente y lo voy a contar de otra manera. Yo me he alimentado mucho de festivales, pero de los de mediano y pequeño formato. He visitado todo: Montreal, que es un sitio ejemplar, Edimburgo, Nueva Orleans... Yo entro en este jardín botánico hace 10 años porque allí se habían hecho unos conciertos de jazz. La idea era a ver qué hacíamos. Cuando entré en el jardín lo tuve claro, sin titubear. Si a la universidad le gusta, aquí me quedo. Pensé: «Yo planto aquí el primer festival». Así empezamos. Y cuando terminó perdimos muchísimo dinero, que es lo normal, pero sabíamos que este sitio iba a ser legendario. Y claro, legendario implicaba muchos cuidados. Lo hemos ido cuidando porque es lo más importante, Es el mimo, el cariño que le tenemos. Somos jardineros. No era una profesión nuestra, pero la hemos incorporado. Y ha sido una experiencia milagrosa porque al mismo tiempo es un espacio de la Universidad Complutense. Si fuera de la ciudad de Madrid, de la Comunidad, políticamente hubiera sido complicadísimo situarse ahí. Pero tenemos el beneplácito de la ciudad. La Concejalía de Cultura tiene declarado al festival La Noche del Botánico de especial interés en la ciudad de Madrid. Creo que no podemos estar más satisfechos y felices del reconocimiento al trabajo que vamos haciendo. Somos un festival aparte de ecléctico, que es obvio, y transgeneracional en esto, es un festival de vocación cultural. Necesitamos artistas que llenen porque es prioritario para darle conocimiento y para la economía del festival y para que esté saneado y para que al mismo tiempo nos permita, aparte de los 20 shows que vendemos de inmediato, tener 35 shows maravillosos, porque para mí, personalmente me gustan más los shows que se venden más tarde que los que se han vendido de inmediato.

Cartel de junio

Cartel de junio

–Cómo se consigue reunir a semejante cantidad y calidad de artistas? ¿A estas alturas muchos de ellos incluso llamarán para venir?

–Cuando empezamos era un poco más complejo porque empezamos muy bien. En la segunda edición ya teníamos a Kraftwerk y pensamos: «A ver cómo superamos esto». Pero lo hemos ido haciendo. Este es el sitio que no te puedes perder. El manager de un grupo que ha venido con uno y que representa a dos o tres grupos importantes más, dice: "Si vamos a España deberíamos de tocar allí. Bueno, eso hace que el Festival del Botánico sea de elección para muchos artistas, sobre todo para aquellos que les gusta disfrutar de sus shows. Resulta que Live Nation tiene un grupo super estrella que quiere hacer un concierto en un sitio especial y les han recomendado el Botánico: Queens of the Stone Age. De salida no se lo creía nadie. Cuando salieron a la venta las entradas a los cinco minutos ya se habían agotado.

Había uno ahí que decía: «Tranquilos, en cuanto lleguemos y él salga del coche. Deja de llover. Dylan no ha suspendido un concierto por lluvia nunca». Total, que llega y para de llover. Fue espectacular

–¿Bob Dylan dijo algo?

–Bob Dylan no dice nada, pero sé que se fue y que estaba encantado. Estaba lloviendo a cántaros y la gente no se movía esperando que dejara de llover. Había muchos nervios, menos en el staff de Dylan. Había uno ahí que decía: «Tranquilos, en cuanto lleguemos y él salga del coche. Deja de llover. Dylan no ha suspendido un concierto por lluvia nunca». Total, que llega y para de llover. Fue espectacular. Un octogenario que va allí a cantar un nuevo repertorio, con sobriedad, sin pretensiones. Dio una clase maestra. La idea esa doble de lo que para él es su concepción de ser artista, porque es un tío muy ingrato, no saluda a nadie. El batería me dijo: «Llevo siete años con él y no me ha dicho ni hola, pero él está ahí con su público, su manera de ver la vida, porque podía estar en su casa, porque es millonario, pero al mismo tiempo es un antipático. Bueno, bien, habrá que tolerar algo».

Julio Martí en El Debate

Julio Martí en El Debate

–¿Con quién no trabajaría nunca?

–Con músicos de reguetón, no me interesa mucho. Y ya tienen otros espacios. Lo digo porque nos los ofrecen a todas horas y sé que llenaría, pero no me interesa. Shakira no me interesa nada ahora, pero hace veintitantos años me encantaba.

Cartel de julio

Cartel de julio

–¿Cree que volverá el rock?

–Todo vuelve, como vuelve el swing, como todo vuelve. Elvis se convierte en la música de referencia hasta que los Beatles provocan el cambio al pop. Pero el público de rock and roll es el más leal y fiel de todos los públicos, de todos los géneros, de los últimos 50 o 60 años. No va a poder desaparecer. Yo recuerdo que antes de morir, mi querido Dexter Gordon llevaba una chapa de estas de promoción que decía «Bebop Music of the Future». En 1980...

–Y el Bebop es de los 50...

–Incluso de los 40... tenemos esperanza.

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