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Paul McCartney, Katy Perry e Iggy Pop

Paul McCartney, Katy Perry e Iggy PopGTRES

Del cocodrilo de Aerosmith a la PlayStation de Bad Bunny y otras rarezas que exigen las estrellas de la música

Ni un M&M marrón quería ver Eddie Van Halen, del mismo modo que Iggy Pop quería siempre en su camerino a un imitador de Bob Hope

Beyoncé exige en el camerino de sus giras papel higiénico de seda roja. Pero esos no son todos los entresijos de los conciertos de la diva texana porque no solo pide un camerino, sino tres: uno para peinarse, otro para maquillarse y el último para relajarse. No puede hacerlo todo en el mismo lugar, aunque por lo menos no pide que le monten un jardín con estanque incluido lleno de peces japoneses como el rapero Eminem.

Bad Bunny y la PlayStation

Hay gente que no puede dormir en cualesquiera sábanas. Por ejemplo: en las que no son de algodón. El caso de Jennifer López supera con creces esta manía porque necesita tumbarse sobre sábanas tejidas no con unos pocos, sino con cientos de trenzados de hilo que lleva consigo (se las llevan) allí donde actúa. Lo que también se lleva consigo Steven Tyler, cantante de Aerosmith, es a su cocodrilo. Y dicen que no actúa allí donde no le dejen ir con su reptil de compañía.

No una mascota, sino muchas, exige Joe Jonas, miembro de The Jonas Brothers. El cantante pide que le llenen el camerino de cachorros de perro, exactamente doce. Bad Bunny solo quiere una PlayStation, quien sabe si la gran inspiración para componer sus elevadas letras. Si Jennifer López necesita que todo sea blanco, Rihanna necesita que todo sea amarillo. El animalismo de Paul McCartney llega hasta el extremo de que no le pongan cerca nada que esté hecho con piel.

Katy Perry y las almohadas

Eddie Van Halen incluía en sus contratos la llamada cláusula Van Halen: la obligatoriedad de que hubiera M&M's, pero que ninguno de ellos fuera marrón. Si se incumplía la cláusula daba inmediatamente lugar a la cancelación del concierto y al pago de todos los honorarios a la banda. No se sabe si continúa con esta extravagancia, pero Iggy Pop pedía que en su camerino hubiese un imitador de Bob Hope y un ejemplar del USA Today que tuviera alguna historia sobre obesidad mórbida.

Esta es casi una historia interminable, como las exigencias y preceptos de Lady Gaga, a quien le da asco sentarse en una silla donde acaba de sentarse alguien justo antes. No se sienta en cualquier silla y no se sirve bebida ella misma. Tampoco duerme con su novio en las giras y exige un tanque de oxígeno en su camerino, además de que necesita que le sujeten el teléfono cuando habla para no recibir «radiaciones dañinas». Katy Perry roba todas las almohadas de los hoteles en los que se hospeda y nadie le puede hablar durante las giras.

Tampoco se le puede hablar a Justin Bieber, y sin embargo Madonna exige (o a lo mejor solo exigía en los 80) veinte líneas telefónicas para hablar con todos sus amigos por el mundo rodeada de los muebles de su propia casa que también se lleva consigo, como Jennifer López las sábanas y Steven Tyler su cocodrilo.

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