Ajedrez
Kasparov contra Deep Blue, el día en el que los ordenadores comenzaron a dominar la Tierra
Se cumplen 25 años de la derrota del campeón del mundo de ajedrez contra la computadora de IBM
Hoy en día no se entiende el ajedrez profesional sin la inteligencia artificial. Los grandes maestros pasan horas y horas entrenando con la ayuda de programas que han abierto el debate sobre los riesgos de un empate perpetuo debido a la perfección que pueden alcanzar. Pero hace 25 años aquello todavía era ciencia ficción y, por eso, la derrota del legendario Garry Kasparov ante la máquina Deep Blue tuvo tintes distópicos.
Kasparov era campeón del mundo de ajedrez desde el año 1985. Su dominio era absoluto y después de una década sin encontrar un verdadero rival IBM decidió retar al maestro a un duelo contra su supercomputadora Deep Blue. El primer duelo entre el hombre y la máquina se vivió en 1996 y el gran maestro soviético agrandó más su leyenda venciendo por 4 a 2, a pesar de perder la primera de las seis partidas que jugaron.
Un año después, IBM anunció que había mejorado su computadora, capaz de calcular 200 millones de posiciones por segundo. Kasparov aceptó la revancha y abrió la puerta a la pesadilla.
El fantasma de la derrota
El campeón del mundo de ajedrez comenzó el duelo de 1997 ganando la primera partida a Deep Blue, sería su último triunfo contra la máquina. El segundo match pasó a la historia de la inteligencia artificial y cubrió de dudas la mente del maestro Kasparov.
Jugaba el soviético con negras y sufría la presión ofensiva de la máquina. Una situación delicada que trató de revertir ofreciendo a la supercomputadora un sacrificio «lógico», pero que escondía una trampa. Sin embargo, para sorpresa de Kasparov, Deep Blue realizó un movimiento «muy humano», descartando la supuesta ventaja y eligiendo un camino que le dio la victoria. El ajedrecista se entregó a la teoría de la conspiración y llegó a acusar a IBM de haber utilizado a otros maestros para tomar esa decisión.
El golpe que sufrió el campeón fue fatal. Así, después de tres empates consecutivos llegamos al 11 de mayo de 1997, fecha en la que la supercomputadora de IBM tumbó al hombre e inauguró una nueva era. La máquina se convertía en un temible rival, pero también en un poderoso aliado. A partir de ese instante, el llamado «ajedrez avanzado», que surge de la unión entre hombre y máquina, domina el profesionalismo.
El último duelo apenas duró una hora y que tuvo un momento crítico en el séptimo movimiento de Kasparov. Aunque algunos han querido ver un último intento por «enloquecer» a la máquina con una jugada extraña (avanzar el peón de torre h6), la mayoría se decantan por considerarlo un error fatal que acabó con Deep Blue dominando y venciendo la partida y la revancha.
Tal y como se pudo comprobar en el último Campeonato del Mundo, en el que Magnus Carlsen rompió la sucesión de empates tras un duelo de más de ocho horas que abatió psicológicamente al aspirante Ian Nepomniachtchi, el fracaso de Kasparov evidenció que la propia humanidad, tan bella pero tan volátil ante infinidad de factores, no tiene nada que hacer ante la frialdad de una máquina.
Sin embargo, siempre hay espacio para la genialidad humana. El propio Kasparov abordó la cuestión en su libro Cómo la vida imita al ajedrez asegurando que «los seres humanos no corren ningún peligro de ser reemplazados» y ponía como ejemplo la imposibilidad que tiene una máquina de aprender a «tirarse un farol».
El origen de la distopía
Para muchos, la derrota de Kasparov supuso un hito fundamental que potenció la revolución de la inteligencia artificial. Años después, en 2016, otra máquina derrotó al campeón Lee Sedol en una sucesión de partidas de go, juego chino de estrategia que algunos consideran aún más complicado que el ajedrez.
Estas derrotas en combate singular se analizan en el marco de una disrupción que, dicen, llevará a la tecnología a dominar el mundo. «La inteligencia artificial puede suponer el fin de la raza humana», llegaba a profetizar Stephen Hawking. Otras lecturas más optimistas, como la de Steven Pinker, recuerdan que para derrotar a HAL en la película 2001, una odisea en el espacio, solo hizo falta desenchufarlo.
Sea como fuere, siempre queda la esperanza de pensar que para vencer a Kasparov hizo falta un equipo de maestros del ajedrez que ayudasen en la programación de Deep Blue y la duda de un posible movimiento humano para desequilibrar la balanza en aquella batalla intelectual de 1997.