«Sustituyen a las mujeres»: el deporte americano, en guerra por incluir atletas trans en categoría femenina

El año 2024 está teniendo numerosas polémicas con la participación de mujeres intergénero o de mujeres transexuales en categoría femenina. La más sonada fue la de la boxeadora argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París, mujer cisgénero que nació y se crio como mujer, pero que cuenta con cromosomas XY y algunos estudios médicos aseguran que tiene testículos internos. Sus condiciones físicas la llevaron al oro olímpico arrasando a todas sus rivales y además tuvo en todo momento el apoyo del COI.

La cuestión en el caso de Imane Khelif, que competía en peso wélter, era que sí había nacido como mujer, por lo que no era una situación sencilla. De hecho, compitió también en Tokio 2020, en peso ligero, pero perdió en cuartos de final y su nombre no generó ningún ruido. Además, aunque en 2024 fue el caso más sonado, también estuvo el de Lin Yu Ting, otra púgil cisgénero que se llevó el oro sin despeinarse.

Las dos púgiles dieron la vuelta al mundo, pero no son los únicos casos que han generado polémica este año. En Estados Unidos, en el deporte universitario, les ha salido un problema con la falta de legislación sobre la inclusión de mujeres trans en las categorías femeninas. Son ya varios casos en diferentes modalidades los que han hecho sonar la alerta por las desventajas que se generan y ya hay varias denuncias.

Antes de entrar en materia, es importante destacar que el deporte universitario en Estados Unidos es incluso más popular que el profesional. Pabellones y estadios de hasta 40.000 personas en las universidades se llenan para apoyar al equipo local. Por ejemplo, la NBA se sigue menos que el March Madness de la NCAA (Asociación Nacional de Atletismo Universitario), cuando todas las universidades se miden en los playoffs para coronar al mejor equipo universitario de baloncesto.

Voleibol y esgrima

Eso es solo una muestra del valor que tiene el deporte universitario, tanto masculino como femenino. Lo que ocurre es que ya han saltado dos escándalos, uno en voleibol y otro en esgrima, que han provocado una guerra por la inclusión o no de mujeres transexuales en la categoría femenina y a la NCAA le ha nacido un problema y hay presentadas varias denuncias.

Brooke Slusser, jugadora de voleibol en San Luis, fue la primera en denunciarlo y llegó a recibir hasta amenazas de muerte, pues 'perjudicó' a su equipo, ya que denunció a su compañera Blaire Fleming, un hombre transgénero que intentó ocultar su sexo biológico a sus compañeras de equipo. «Fue una decisión fácil unirme porque es algo en lo que realmente creo. Estoy haciendo lo correcto», confesó en una entrevista a OutKick hace unos meses.

Tras eso, en los últimos días se ha conocido el caso de Redmond Sullivan, un esgrimista masculino que no destacaba con los de su sexo biológico y ahora arrasa en la femenina. Sullivan quedó 29 de 58 en los campeonatos masculinos, pero meses después se cambió a la categoría femenina tras identificarse como mujer y ahora podría recibir una beca por sus grandes resultados, ya que se llevó el oro en el Clasificatorio Olímpico Júnior de la División Connecticut.

Además, su historia es llamativa porque ha competido en numerosos deportes y ha alternado categorías dependiendo de la disciplina. Una situación que está denunciando Marshi Smith, cofundadora del Consejo Independiente sobre Deporte Femenino (ICONS), que es la asociación que está denunciando la participación de atletas trans en categoría femenina al considerar que eliminan a las mujeres.

«La NCAA recompensa repetidamente la sustitución de mujeres para defender a los hombres en los deportes femeninos. Este patrón continuo de discriminación es la razón por la que apoyamos la demanda de una atleta femenina contra la organización», asegura para denunciar los casos de trans ganando en el deporte femenino.