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Alejandro Valverde, en 2018, cuando fue campeón del mundo en ruta

Alejandro Valverde, en 2018, cuando fue campeón del mundo en rutaGTRES

Alejandro Valverde, al rescate de una selección de ciclismo en sus horas más bajas

Apenas tres años después de su retirada, el murciano intentará devolver a España su importancia en las competiciones internacionales

En 2018 Alejandro Valverde consiguió el triunfo que llevaba buscando toda su vida. En el Mundial de Innsbruck se coronó campeón del mundo y pudo lucir un maillot arcoíris que se le había escapado en varias ocasiones. Fue el broche de oro a una carrera llena de victorias (también alguna sombra) que todavía blasonó con varios éxitos más hasta su retirada definitiva en 2022.

El adiós de murciano supuso el fin de una era para el ciclismo español. El pelotón nacional sigue buscando desde entonces un corredor que tenga su presencia y su sexto sentido para encontrar el triunfo de etapa en finales que combinan velocidad y capacidad escaladora. Esta ausencia se nota especialmente en la competición internacional por antonomasia: el Mundial de ciclismo en ruta.

Se han disputado seis ediciones desde aquella victoria de 2018 y el papel de España ha sido más que discreto. La tendencia ha ido a peor y ni siquiera era posible encontrar un plan de futuro bajo las órdenes del anterior seleccionador, Pascual Momparler. Por eso, aunque la decisión se ha hecho esperar y ha estado marcada por polémicas con otros candidatos como Óscar Freire, la Federación ha elegido a Valverde para tratar de cambiar las cosas.

En busca de oportunidades

No cabe duda de que el ciclismo vive una época dorada con grandísimos corredores que no desprecian ningún tipo de terreno a la hora de sumar victorias. En tiempos de Tadej Pogacar, Remco Evenepoel o Mathieu van der Poel es difícil encontrar ocasiones propicias para imponerse a su enorme calidad. Los tres han ganado ya en el Mundial y es muy probable que sigan sumando arcobalenos.

Sin embargo, el problema con la selección española de ciclismo no es la falta de triunfos, es su pobre rendimiento y su incapacidad para buscar un valiente protagonismo que pudiera dar frutos. En varias ocasiones, los corredores españoles han optado por un perfil bajo, a rueda, y a la espera de que los grandes favoritos cometan un improbable error a la hora de imponerse su ley.

Actualmente no puede decirse que un español sea el mejor escalador, el mejor esprínter o el mejor rodador. Por ese motivo, es la estrategia la que debe suplir las carencias individuales en una prueba que cuenta con el aliciente de disputarse sin los famosos pinganillos a través de los cuales se reciben órdenes de equipo. Veremos si Valverde es capaz de formar un bloque en el que los egos consigan quedar a un lado.

El propio murciano sabe de primera mano que la falta de colaboración puede llevar al desastre. Así ocurrió en el fallido Mundial de Florencia, donde él y Purito Rodríguez pusieron la victoria en bandeja al portugués Rui Costa por su falta de colaboración.

Jóvenes promesas

A pesar de la falta de éxitos como selección, el ciclismo español vive una etapa de recuperación después de cierto letargo. Jóvenes corredores como Juan Ayuso y Carlos Rodríguez son la punta de lanza y el primero de ellos se acaba de proclamar ganador de la Tirreno-Adriático, situándose como uno de los favoritos a luchar por el Giro de Italia.

Pero dos líderes en la montaña como ellos no siempre son los perfiles idóneos de cara a los exigentes recorridos mundialistas, donde son los clasicómanos quienes parten como grandes candidatos. En ese terreno de las pruebas de un día y los finales para velocistas es donde España tiene más carencias. Iván García Cortina y Alex Aranburu no han cumplido con las expectativas puestas en ellos. Las miradas se posan ahora en Oier Lazkano, Pablo Castrillo y sus dos etapas en la última Vuelta o Pelayo Sánchez y la suya en el Giro.

Mirando todavía más a futuro, aquellos que están pendientes de la cantera depositan sus esperanzas en jóvenes promesas como Pablo Torres, Adrià Pericas o Igor Arrieta. Incluso se podría sumar la baza de la crono gracias al potencial de Iván Romeo.

Entre unos y otros, los Enric Mas, Roger Adrià o Pello Bilbao siempre pueden dar la sorpresa si se dan las condiciones necesarias y encuentran su hueco. La temporada de ciclismo acaba de empezar y todavía quedan muchos kilómetros por recorrer hasta septiembre, cuando se corra el Mundial en Ruanda. Esa será la primera prueba de fuego de Alejandro Valverde y entonces se comprobará si es capaz de trasladar desde el coche de equipo aquel sexto sentido que lo convirtió en un valor seguro a la hora de apostar por la victoria.

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