Cuando Bernie Ecclestone revolucionó la Fórmula 1 uniéndola a la hoz y el martillo
El Gran Premio de Hungría que se disputa este domingo fue la primera prueba que la Fórmula 1 celebró en un país del bloque comunista
En la Fórmula 1 actual ya es más normal ver Grandes Premios en países muy dudosos de respetar cualquier tipo de libertad. Hay carrera en Arabia Saudí, en Qatar, en Abu Dhabi, en Azerbaiyán... La F1 de estos años es ya un negocio total que acude a donde esté el dinero y que se inventa circuitos allí donde el show business pueda brillar. También llegó a Rusia, ahora anulada como respuesta a la invasión a Ucrania.
Quien llevó la Fórmula 1 a Rusia fue el incombustible Bernie Ecclestone, mandamás de este deporte durante décadas y que hasta hace pocos días seguía defendiendo a su amigo Putin, señalando que «todavía recibiría una bala por él». Pero mucho antes de estos nuevos circuitos un movimiento en la Fórmula 1 produjo asombro en 1986. Fue la inclusión del Gran Premio de Hungría en el circuito de Hungaroring, en las afueras de Budapest. Era entonces la primera vez que un país del bloque comunista acogía una carrera de Fórmula 1. Fue toda una revolución.
Como recuerda la Agencia EFE, que un deporte como la F1 fuera a un país del lado comunista se antojaba imposible, directamente inimaginable. Nadie hubiera pensado que la Fórmula 1 podría aterrizar en este tipo de países y más en unos años de aún tensiones políticas y diplomáticas, aunque ya cerca de la caída del Muro de Berlín. Quien hizo aquello posible fue Ecclestone, que fruto de su continua ambición -en su sentido positivo- llevó la F1 allí donde no existía.
Y así nació el Gran Premio de Hungría, hoy ya un clásico del calendario ya que desde ese 1986 no se ha perdido ni un solo año una carrera de la categoría reina del automovilismo. Ecclestone pensó en que llevar la F1 a Hungría era además de un negocio económico también un símbolo social y político.
Consiguió penetrar en un territorio de los que conformaban el Pacto de Varsovia y en una Hungría entonces comunista y que hoy, consecuencia de haber vivido eso, no quiere oír ni hablar de cualquier receta que lleve la hoz y el martillo. Hungría, eso sí, era por aquél entonces el país más abierto a la Europa Occidental, allí donde se celebraban prácticamente todas las carreras del Mundial de Fórmula 1.