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Christian Horner y Max Verstappen, las caras visibles de Red Bull

Christian Horner y Max Verstappen, las caras visibles de Red BullRedes sociales

La guerra abierta en Red Bull que puede sacudir al mundo de la Fórmula 1 y afectar al futuro de Verstappen

Nuevo año, mismas sensaciones. Eso debieron pensar en Red Bull cuando Max Verstappen aplastó a sus rivales en el Gran Premio de Baréin y venció con una superioridad aplastante. Con Sergio Pérez, su compañero de equipo, segundo y completando un doblete –otro más– que sitúan a los Red Bull como intocables y muy por encima del resto de sus competidores.

Pero, sin embargo, en la sombra, las cosas son diferentes. No es oro todo lo que reluce. Y Red Bull, en medio de tantas victorias, está teniendo una crisis interna que puede hacer volar por los aires lo que tanto esfuerzo ha costado construir. El ambiente dentro es tenso. Esa atmósfera cargada es la calma que precede a la tormenta. Todo podría estar a punto de estallar.

Todo empezó el mes pasado cuando se abrió una investigación por comportamiento inadecuado contra Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull. El pasado 28 de febrero salía la resolución del caso, con el dirigente exculpado de todo. Y lo que debía servir para acallar las polémicas, las ha avivado más que nunca.

Horas después de esa sentencia que exculpaba a Horner, se filtró a la prensa todo el material, de contenido sensible, con el que se le había incriminado. Más de 70 presuntos documentos y varias fotos que mostraban al jefe de equipo con una empleada a su cargo. Parecía que alguien, desde dentro del seno del equipo, estaba intentando enturbiar el ambiente y cargar contra Horner.

Jos Verstappen, padre de Max, se posicionó con las siguientes declaraciones: «El equipo corre riesgo de desintegrarse, Horner debe marcharse». Max, sin embargo, no se sabe si por pensamiento sincero o por intentar calmar las aguas, mostró su apoyo al dirigente y no apoyó las palabras de su padre. Son conocidas, sin embargo, las numerosas veces que el piloto neerlandés ha desautorizado públicamente a Horner. El actual campeón del mundo y su principal valedor en el universo Red Bull, Helmut Marko, tienen cuentas pendientes con Christian Horner.

Ver a Max celebrar ha sido la imagen habitual de la temporada

Verstappen tras ganar un Gran PremioGTRES

Si todo esto es un complot para hacer caer a Christian, de momento no ha surtido efecto. Horner apareció el sábado, entrando en el circuito de Baréin de la mano de su esposa, Geri Halliwell. Y no sólo eso, sino que fue arropado en todo momento, paseando por la parrilla con el propietario de la compañía, Chalerm Yoovidhya. Este último, Yoovidhya, posee el 51 % de acciones de la compañía Red Bull, es el principal propietario tras la muerte de Dieter Masteschitz, y su muestra pública de apoyo a Horner fue un claro mensaje para todos los que le quieran derrocar.

Mercedes se frota las manos

Incluso al término del Gran Premio, tras el éxito deportivo de Red Bull, se vio a Horner posar con Newey e intentar poner fin a los rumores. Pero no lo consiguió. Jos Verstappen sigue con su cruzada pública contra el dirigente y Max se está quedando en medio.

Con la ya sabida marcha de Lewis Hamilton a Ferrari, Mercedes abre un hueco en su plantilla. Y Toto Wolff sueña con dar el mayor golpe posible sobre la mesa y hacerse con los servicios del ganador de los tres últimos Mundiales (y que, salvo sorpresa mayúscula, repetirá título esta temporada). Irse de Red Bull sería dar un paso atrás en lo deportivo, pero quizás eso sea el peaje a pagar para tener el dominio total y la consecuencia de esta guerra abierta en el seno de la escudería de la bebida energética.

Mientras en pista todo son sonrisas, una máquina perfecta, en los despachos la historia es diferente. Y el hambre de poder puede hacer tambalear el proyecto más poderoso que tiene el automovilismo en la actualidad. Un imperio en toda regla que se podría destruir de la única manera que se destruyen empresas de este calibre: desde dentro. Y mientras Verstappen arrasa y tiraniza, su ego desmedido le puede hacer sufrir las mismas consecuencias que Ícaro, aquel que voló demasiado cerca del sol.

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