Fundado en 1910
Simeone alentando al Metropolitano en el partido ante el Real Madrid

Simeone alentando al Metropolitano en el partido ante el Real MadridEFE

Simeone aprende de sus errores y encuentra una forma de ganar partidos grandes con este nuevo Atlético

Era una final. Haberse despedido de un segundo título en apenas una semana, siendo, además, el Real Madrid su verdugo en las dos ocasiones, mientras en liga el liderato se ve a lo lejos, habría sido un palo muy gordo. Simeone está cambiando desde las raíces la forma de jugar del Atlético pero, para que la nueva idea cale en plantilla y aficionados, necesitaba noches así. Siguiente parada, el Sevilla. La rueda del fútbol no se detiene nunca.

Simeone siempre había planteado las eliminatorias a partido único, incluso las de doble partido, de la misma manera. Que pasen muy pocas cosas. Partidos cerrados, de pocos goles, que lleguen con igualdad al final. Lo hacía así porque se sentía mejor que nadie en esos momentos donde las piernas pesan y la mente se nubla, donde cada golpe es definitivo. Esa fórmula le valió dos finales de Champions y varias tardes de recuerdo eterno en el aficionado rojiblanco.

Pero hace tiempo ya que el Atlético ha dejado de poder controlar lo que pasa en su área. De la roca defensiva que desesperaba a los rivales y convertía los partidos en un embudo ya solo quedaban los resquicios. Simeone necesitaba cambiar, despertar a la plantilla del letargo, y ante el Real Madrid dio el paso definitivo.

En el encuentro ante los de Carlo Ancelotti, el Atlético jugó a que pasaran muchas cosas. Consciente de no poder ganar ya desde planes defensivos, de mínimos, apostó por que su buen juego de ataque, liderado por un genial Antoine Griezmann, dictara lo que ocurría en el césped. La presión altísima y sostenida todo el partido que ejercieron los de Simeone, pudiendo ver incluso a un central -Mario Hermoso- perseguir a un lateral rival -Carvajal- hasta el área contraria es un símbolo de estos nuevos tiempos.

Los jugadores del Atlético celebran el triunfo frente a su afición

Los jugadores del Atlético celebran el triunfo frente a su aficiónGTRES

En el derbi de la Supercopa de la semana pasada, Simeone optó por un plan similar pero el desgaste físico les hizo mella y en la prórroga, cuando ya no les quedaban piernas, echó al equipo hacia atrás como en los viejos tiempos. Pero, como se ha dicho, el tiempo pasa para todos y el Atlético ya no tiene capacidad para resistir así. Encajaron dos goles y el título se les escapó.

En Copa del Rey, el 'Cholo' aprendió de sus errores. Atrasó los cambios para poder meter piernas frescas en la prórroga y que el plan siguiese siendo sostenible. Y lo fue. Además, también cabe mencionar el factor anímico. Jugar en casa, en el Metropolitano, no es lo mismo que hacerlo en la lejana Arabia. Con miles de gargantas animándoles e instándoles a seguir, los jugadores atléticos sacaron fuerzas de todos lados.

El partido se sintió como una final. El Real Madrid aceptó el reto propuesto por sus rivales ciudadanos y les enfrentó a tumba abierta, sin guardar nada. Jude Bellingham sobresalió, pero una versión algo más errática de Vinicius, sumado a que ni Modric de primeras ni Tchouaméni después estuvieron bien protegiendo su zona, impidieron a los de Ancelotti controlar el partido como hubiesen querido.

Si cambias de manera tan radical tu forma de jugar, necesitas resultados que la respalden. Eso encontró Simeone en la Copa, y más en un derbi. Perder habría sido complicado de cara a la opinión pública, otro título perdido en enero, pero ahora la opción de acabar la temporada tocando metal es realmente factible. Desde luego, con Griezmann a este nivel, se pueden creer de todo.

comentarios
tracking