Autocrítica interna en el Real Madrid: indisciplina defensiva, desconcentración y pérdida total de los papeles
Los jugadores niegan que sientan la barriga llena y que faltara actitud y compromiso, para admitir que tras el 0-2 del clásico estuvieron desorientados y eso puede ser malinterpretado
El análisis interno subraya que no se pueden fallar cuatro ocasiones tan claras como las que tuvieron, dos con el empate inicial
Los futbolistas están molestos al leer que les faltó actitud frente al Barcelona. Les duele todavía más escuchar que no hubo compromiso. Y rechazan rotundamente que se diga que tienen la barriga llena de títulos y que ya no sienten esa hambre. Todo eso es falso.
El cuerpo técnico y la plantilla han reflexionado durante dos días y tienen claro los defectos que deben solucionar. Las claves internas que el Real Madrid delata en la derrota son la indisciplina defensiva, la desconcentración táctica y una pérdida total de papeles. Y subraya un problema esencial: lo mejor del campeón de Europa es su línea ofensiva, potenciada con la llegada de Mbappé, y el ataque actual del conjunto blanco es lento y previsible. La reflexión interna es que el fútbol ofensivo madridista se agarra a las acciones individuales de Vinicius y de Mbappé. Todo depende solo de ellos.
El Real Madrid que denominamos de Mbappé ha fallado desde el principio en la estrategia defensiva. Es un déficit que sobresale especialmente cuando se enfrenta a enemigos de entidad. La baja de larga duración de Dani Carvajal se echa y se va a echar demasiado de menos.
Hay que ser claros. La retaguardia del Real Madrid está mal. Primera clave: Lucas Vázquez no es un defensa y en los grandes partidos se nota. El gallego es un extremo reconvertido y cuando se enfrenta a delanteros de enorme peligrosidad queda en evidencia, porque no tiene el olfato defensivo del peligro. Frente al Barcelona quedó retratado en dos goles. Pero el 0-4 no puede cargarse en la espalda del coruñés. Sin Carvajal, es Militao el único hombre del grupo que ha sido lateral diestro. Ancelotti lo necesita en el centro de la defensa. La carencia de efectivos quedó patente en el primer gran partido de la temporada.
Segunda clave: Militao no está al mejor nivel. Después de su grave lesión, el brasileño ha mejorado ostensiblemente sus prestaciones, pero aún no ha alcanzado el nivel de antaño. Ante el Barcelona estuvo lento de reacción y erró en los marcajes.
Tercera clave: Rüdiger está más fallón. El alemán es el líder del equipo y su personalidad es indiscutible, pero a su edad se le nota que ha perdido rapidez de movimientos y que comete más fallos cuando se mide a rivales veloces. Mendy es el único hombre del cuarteto de la retaguardia que se muestra inexpugnable. Por eso los adversarios atacan por el centro y por la zona derecha de la defensa madridista.
La defensa yerra ya desde el centro del campo
Cuando hablamos de carencias en el sistema defensivo se habla de todo el conjunto. Mbappé y Vinicius trabajan poco en el esquema destructivo y el problema se acusa en el centro del campo. Valverde, Tchouaméni, Camavinga y Bellingham se encontraron en inferioridad numérica en la línea media, porque Balde ayudaba al medio campo y los azulgrana siempre eran uno más. Ahí comenzaba una descompensación que Ancelotti debe estudiar para futuros partidos de alto nivel. El resultado es que el Barcelona llegaba bien en ataque y arriba superó a Lucas, Militao y Rüdiger.
El defecto añadido de esa inferioridad en el centro del campo y en la defensa se agravó ante la falta de disciplina en las vigilancias. No hubo continuidad en la presión sobre los contrarios. Se dejó maniobrar al Barcelona con cierta facilidad. No se mordió al enemigo. ¿Falta de fondo físico, carencia de 'reprise'? Cosas extrañas con un preparador físico como Antonio Pintus, quien precisamente escucha que su látigo es culpable de la acumulación de lesiones.
Pintus puede haber fallado también en algún capítulo de su trabajo, pero no alimentemos la caza de brujas. El problema actual del Real Madrid es un cúmulo de pequeñas deficiencias generales, desde el desacierto en el remate de Mbappé a la falta de rigor defensivo de Lucas, pasando por la carencia de presión y la debilidad de Militao y Rüdiger, sin olvidar la falta de efectividad de Bellingham.
El inglés pierde valor en el sistema de juego al entrar por la derecha. El análisis es que el año pasado casi se convierte en el Pichichi de la Liga y debería volver a estar más cerca del área para aprovechar su rendimiento rematador.
Pérdida de papeles
Todos coinciden en este problema. Fue consecuencia de los dos primeros goles del Barcelona. No se pueden perder los papeles. Ancelotti ordenó marcajes individuales para intentar empatar a la heroica y los blancos perdieron todos los duelos. Corrió cada uno como pollo sin cabeza, sin orden ni concierto. Y así permitieron la goleada.
Expuestas las verdades de los errores, el análisis de la dirección deportiva subraya que si se hubieran acertado las claras oportunidades que tuvo el Real Madrid en el primer tiempo hoy no estaríamos hablando de esto. Di Stéfano lo decía: el fútbol son goles. Lo demás son teorías. Y el Real Madrid tuvo cuatro ocasiones que desperdició. La primera, de Vinicius, que tras regatear a todo el mundo disparó fuera delante del portero. Esa jugada marcó un antes y un después en el clásico.
Mbappé creó otra acción nítida de gol todavía con el empate inicial y luego desaprovechó otras dos con el marcador en contra. La tensión y los nervios hicieron fallar opciones a las figuras del equipo que en otros encuentros no se desperdiciaron. El balance de situación es que el Real Madrid no puede tirar a la basura tantos goles y menos en un partido importante. La historia de la institución se ha escrito precisamente por todo lo contrario, por anotar goles increíbles en los momentos difíciles.
No echen la culpa al entrenador
Esta vez no se ha culpado a Ancelotti de la derrota. Porque el problema principal del Real Madrid no es el entrenador. Su alineación fue la lógica. El factor a estudiar es que muchos futbolistas están adquiriendo la forma física tras no haber realizado pretemporada. Al italiano lo que le preocupa es que el plantel debe reponerse mentalmente de este golpe y esa será su primera labor de la semana.
Ya comprobamos hace unas semanas cómo Mbappé, Militao, Vinicius y otros jugadores no fueron concentrados por sus selecciones porque no estaban bien físicamente. Ancelotti debe cuidar ahora que la derrota no afecte psicológicamente.
Lo que más molesta a los pupilos de Carlo es escuchar que tienen la barriga llena de títulos y ya no demuestran la actitud y el compromiso que lucían hace cinco meses. Les duele oír que tras ganar la Champions de la Liga ya no tienen esa hambre. Mentira, responden.
Los datos no son opinión: una figura como Mbappé y un novato como Endrick sienten ansias por ganar su primera Copa de Europa, mientras Tchouaméni, Fran García y Güler acaban de celebrar la primera y desean conseguir más. A su vera, otros jóvenes como Vinicius, Camavinga y Rodrygo llevan dos y quieren lograr las que suman Modric y Carvajal. La plantilla subraya que tiene la misma hambre de títulos.
El grupo asume que hay que hablar poco y hacer mucho. A su calidad deben sumar el trabajo para salir adelante. No se ha perdido nada. Solo un partido. Queda casi toda la temporada por jugar. Deben recuperar el tempo del equipo y mejorar físicamente. Trabajar mejor la presión y los marcajes. Mantener la concentración y la disciplina táctica. Hay que tocar todos los palos y mejorarlos. Mucho trabajo por hacer. El Valencia y el Milan son los siguientes exámenes y no hay tiempo para los lamentos.