Dos días después, el Balón sigue botando raro
Este mutismo nos impide conocer por primera vez la diferencia de puntos entre el primer y segundo clasificados
Entre otros menesteres propios de mi sexo he dedicado las últimas horas a lo del Balón de Oro. Un par de días a ver si France Football, la organizadora del premio, su primo L’Equipe o su socia la UEFA nos contaban algo nuevo. Las votaciones, sobre todo. Los puntos que recibieron los aspirantes de los 100 periodistas convocados al efecto: nada. Raro.
¿Cuántos puntos Rodri, cuántos Vinicius? ¿Qué votó ese colega? Pues le conozco. ¿Aquél otro? Entre los 100 elegidos los ha habido que no votaron al brasileño, no le dieron ni un punto. Raro. Tienen una entrevista los tíos mucho más interesante que la del ganador y acompañantes. Ellos debieron presentar la gala.
Bueno, pues resulta que el 9 de noviembre nos dirán algo. Casi dos semanas después. Doce días concretamente. Raro. Si votan 200 nos plantamos en Año Nuevo… ¿Estrategia comercial? ¿Mantener el morbillo? Pues no sé… Seguramente equivocado, pero ponen en tela de juicio mi honorabilidad y alrededores y salgo al punto: ahí tienen, esto votaron. Sólo quedaría abierta una puerta a los que dudan: ¡son votos manipulados! La respuesta inteligente entonces sería el silencio.
Este mutismo nos impide conocer por primera vez la diferencia de puntos entre el primer y segundo clasificados. Raro. O también ‘pog qué’ fue la primera vez que no se supo con anterioridad la identidad del ganador. Raro. Hasta ahora France Football le hacía un reportaje exclusivo previo que se publicaba el día siguiente de la entrega del premio. Raro.
Coinciden muchos de mis consultados que el triunfo de Rodri sorprendió a la propia empresa. Quizá. Que France Football daba por hecho que ganaba Vinicius. Puesto que arrasó en la votación popular, lo pensaba como tantísima gente. Un queridísimo colega pone el acento en la elección de Georges Weah para la entrega del galardón y sostiene que sí, que France Football pensaba que ganaba Vinicius y por eso le eligió, imagino que un buen tiempo atrás: «Weah. Negro. Delantero. Goleador». Ideal para distinguir al 7 madridista.
Un perfil distinto Weah al de Rodri, por supuesto. Español, mediocentro… Ahí pintaría más Guardiola, su actual entrenador además. Tampoco estuvo en París, por cierto. Mauro Silva, Busquets, Redondo... Varios. Weah, embajador de Unicef, presidente de Liberia entre 2018 y enero de este 2024. Que casaba, vamos. No era raro.
Ah, y L’Équipe mandó un enviado especial al pueblo brasileño donde nació Vinicius para recoger las impresiones de sus paisanos tras la votación. ¿Mandaron otro al pueblo de Rodri? No me consta. La cosa invita a pensar que cocinaban un súper reportaje doméstico con el esperado ganador y quedó reducido al lamento de los lugareños. Eso sí no fue raro, claro.
Dos cosillas más. Una, que la decisión final recuerda y explica la de 2010: Iniesta y Xavi se repartieron votos y eso favoreció a Messi. Que aquella temporada ganó lo mismo que Pinto. Por tanto, Bellingham y Carvajal perjudicaron a Vinicius. Y Vinicius, a ellos. Mal arreglo tiene.
¿Nominar a un solo jugador por equipo? ¿Un sorteo en el vestuario y renunciar los perdedores a cualquier premio individual en beneficio del que saque la carta más alta? No juegues tan bien, no ganes todo lo ganable porque la consecuencia es que perjudicarás a tus compañeros y a ti mismo: difícilmente podréis alguno ser elegido mejor futbolista del año. Una chufla.
Y lo de Kroos me sigue llamando la atención. Noveno quedó. El mejor centrocampista del curso, noveno. Por detrás de Lamine, el del año pasado, ¿eh?, Lautaro Martínez, Haaland y Mbappé. ¿Que esos metieron muchos goles y ganaron mucho en sus ligas? Ya: como Vinicius. Y este, además, la Copa de Europa.
Total que sí, que todo es muy raro. Y más con la UEFA de por medio. A ella quizá no le pasó lo que a France Football, no le sorprendió el resultado… Se ha ganado el recelo, que se dude de su estampa. El Balón sigue botando raro, sí. Continuará.