Así se escogerá nuevo presidente de la RFEF: voto secreto y una probable segunda vuelta

Este lunes 16 de diciembre será decisivo para resolver el caos que ha envuelto a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante el último año y medio. Salvador Gomar, Rafael Louzán y Sergio Merchán son los aspirantes a las elecciones presidenciales. Llegó la hora de que se despejen las dudas y el fútbol español cuente con un nuevo presidente que asuma sus funciones plenamente, marcando el regreso a la normalidad.

La era Pedro Rocha llega a su fin, aunque no habrá candidatos externos a la Federación. Todo quedará dentro del entorno federativo, donde las territoriales continúan dominando el panorama del fútbol español, algo que quedó claro con la recogida de avales. Los tres candidatos son: Rafael Louzán, presidente de la Federación Gallega, Sergio Merchán, presidente de la Federación Extremeña y Salvador Gomar, presidente de la Federación Valenciana, con 25. Ningún outsider como Carlos Herrera han logrado entrar en la batalla.

Aunque parece una contienda de tres, en realidad es más una batalla entre dos bloques. Louzán y Merchán han formado un tándem gallego-extremeño. Esta alianza se explica porque Louzán, el principal favorito para asumir el cargo, enfrenta una condena por prevaricación –actualmente recurrida y aceptada ante el Tribunal Supremo– y una inhabilitación de siete años para ejercer cargos públicos. Esta situación legal podría complicar su candidatura antes y después de las elecciones.

Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores (CENAFE) y uno de los críticos más fuertes del sistema federativo, ha denunciado a Louzán ante la Comisión Electoral. Además, Merchán no cuenta con el respaldo ni del Gobierno ni del Consejo Superior de Deportes, como ha reconocido su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, quien sigue el proceso de cerca.

Por eso, Merchán está en la candidatura, aunque en los últimos días, Louzán y Galán llegaron a un acuerdo para conceder la licencia UEFA a 22.000 entrenadores que allana su camino a la presidencia.

¿Cómo funcionan las elecciones?

Nada está todavía decidido, pero ya no queda nada para salir de dudas. Este lunes a las 12:00 horas se reunirá por primera vez la nueva Asamblea General para elegir al presidente, que es el punto 4 del día, y a la Comisión Delegada. Para que el proceso sea válido, deberá asistir al menos la mitad más uno de los asambleístas, es decir, 72 de los 144 integrantes.

De ser así, se procederá a una votación secreta, eliminando el método de mano alzada utilizado en otras ocasiones. Cada elector depositará su papeleta en una urna y, tras completarse el proceso, se hará el recuento. Es importante destacar que no habrá voto por correo ni posibilidad de delegar el voto, por lo que todos deberán participar presencialmente.

Lo más probable, dado que hay tres candidatos, es que ninguno consiga la mayoría absoluta (71 votos si acuden todos) en la primera ronda. En ese caso, se celebraría una segunda vuelta entre los dos más votados. Según el Reglamento Electoral, será proclamado presidente quien alcance la mayoría absoluta en esta votación. Si se produce un empate, la sesión se suspenderá durante una hora antes de repetir el proceso. Si el empate persiste, el ganador será elegido por sorteo.

También este lunes se seleccionará a los 12 miembros que conformarán la Comisión Delegada, un órgano clave para el funcionamiento de la Federación. Este grupo estará integrado por representantes de las federaciones territoriales (4), clubes (4) y representantes de jugadores, entrenadores y árbitros (4). A ellos se sumará el presidente electo. Uno de los aspectos más llamativos es el peso de las territoriales, que, aunque solo representan el 13,5 % de la Asamblea General, ocupan un tercio de las plazas en la Comisión Delegada.

Las plazas restantes se distribuyen según cada sector. Por ejemplo, los clubes profesionales votan únicamente a los representantes de su ámbito, mientras que los futbolistas eligen a un jugador de su misma categoría. Este proceso asegura una representación ajustada en un órgano fundamental para la gestión de la Federación.