¡Miércoles santo, Miércoles de Espías! (Dos partidos a Kylian, como a Mapi)
El Madrid ganó como el Barça en Butarque, casi con lo mínimo y el añadido de complicarse solo la tarde y hacer un sobresfuerzo evitable pensando en lo del Arsenal
Tremendo el Madrid. Cada aparición, un número. Este último lo firmó Mbappé. Se hizo expulsar él sólo, el tío. El equipo tiene sorpresas para regalar.
Es único. En ningún deporte existe cosa igual. Tenía el partido controlado, más por impericia del rival que por méritos propios, y fue Kylian y le sacudió a Blanco, ex cantera del Real por cierto. En plan Benito y compañía.
Un viaje serio, de otros tiempos. En el centro del campo para que el porro fuera completo. Vamos, que no es que se dispusiera a fusilar a Courtois. Roja. Le van a meter dos partidos dicen. Miren, los mismos que le han caído a la racial Mapi León por aquella agresión a Daniela Caracas. La igualdad ha llegado, ¡albricias!
Viendo al francés irse al vestuario rugió media España. La madridista por supuesto y los hinchas de Espanyol, Girona, Las Palmas y Leganés. Y que el Sevilla no se fíe. Ha vuelto a reclutar a Caparrós. Dormir, dormirá poco. Otra cosa es que rompa a jugar. Mi Pucela querido ni pía. Todos esos iban en contra de los vitorianos, claro.
El Madrid ganó como el Barça en Butarque, casi con lo mínimo y el añadido de complicarse solo la tarde y hacer un sobresfuerzo evitable pensando en lo del Arsenal. Los que decidieron que fuera el único euro cuartofinalista que jugara en domingo lo celebrarían con un racial ¡que se jo…! Eso.
Al Madrid le anularon un gol, el árbitro lo dio y el VAR vio un toque de culete de Rüdiger al portero: ná. Eso pasa el miércoles y los del ruido del Bernabéu entran en pánico. Antes cayó Güler en el área, ahí no vieron ná. Darle un gol al Madrid les cuesta.
La otra roja, a Manu Sanchez, y la entrada de Bellingham, que sabe qué hacer con la pelota, echaron el cerrojo a un partido desigual: el Alavés no iba a ver puerta esta vez ni jugando hasta el martes. El Madrid no podía esperar, el que le espera es el Arsenal con tres goles de ventaja.
Los jugadores del violento Ancelotti, que estuvo en un palco pues estaba sancionado, se fueron a aplaudir a los madridistas presentes. Los había hasta catalanes, la peña de El Prat. Esa clase de gente que está ya convencida de que todo es posible en la vuelta.
La consigna no es temeraria ni descabellada: «Que el primer tiempo acabe 1-0». Jude, Lucas y compañía se despidieron de ellos besándose el escudo, apretando los puños, mirando al cielo. ¡Los espíritus!
Puede pasar, claro. El 1-0 y luego, 'lo otro'. Es el Madrid y sus números. Este le hemos visto más de una vez, si vuelve a pasar resultaría difícilmente calificable. Miércoles Santo. Antiguamente empezaba el ayuno y eso viene al pelo: al madridismo empieza ya a cerrársele el estómago. Tiene el ayuno asegurado.
Como Miércoles de Espías se le conoce también por Judas y su traición. Espías, topos, infiltrados no son necesarios en este caso merengue. El Arsenal y el mundo saben sin necesidad de ellos lo que suele pasar en Chamartín.
Y el Madrid, claro. Desde la llegada del autocar al pitido final. ¿Se imaginan? Ah. Volvió Ceballos y en nada hizo tres cosas de futbolista. Y estuvo muy bien Tchoauméni. Acabo. Acabaré viendo la manita…