El Real Madrid pasa a cuartos de Champions tras un nuevo ejercicio de liderazgo europeo

El Real Madrid ya está en cuartos de la Champions League –un año más– después de un nuevo ejercicio de grandeza en la competición europea. El equipo de Ancelotti ha cerrado una brillante eliminatoria ganando a un buen Liverpool, que ha plantado cara a un Madrid que huele otra vez a que al menos luchará por el título.

La victoria del equipo blanco (1-0) se firmó por un gol tardío de Benzema –que se llevó un golpe en el tanto– pero el resultado no hace justicia a lo visto en el Bernabéu. Pudo ser un 4-2 perfectamente. Gran espectáculo en una competición con la que sí se disfruta del fútbol, que pone a cada uno en su sitio y en el que se ve el respeto que se le tiene al Real Madrid. Con un 6-2 en la eliminatoria el equipo español espera ya rival en la próxima ronda. Saldrá de Milan, Chelsea, Bayern, Manchester City, Benfica, Inter o Nápoles.

Real Madrid y Liverpool demostraron por qué son de los más grandes clubes de Europa y por qué su historia se escribe con grandeza. Regalaron un partidazo de ocasiones para cada lado (mucho más de los blancos) que se definió con un gol de Benzema, que merecía al menos tener ese honor.

La primera parte fue un canto al fútbol que demuestra que un 0-0 no significa que esto sea aburrido. Bien mereció el partido irse mínimo con cuatro goles. Las oportunidades llegaron de todos lados y si Vinicius mareaba a defensas con largas carreras por banda los ingleses contratacaban con ocasiones muy claras. Los mejores fueron Courtois y Alisson Becker, porteros que se ganaron el sueldo. Qué manera de parar, especialmente del brasileño, que sacó dos manos impresionantes para evitar que la eliminatoria se resolviera pronto.

La realidad es que el 2-5 en Anfield animaba a que hubiera alguna que otra locura. Con ello se sintió cómodo Vinicius, que disfruta del oasis de libertad que hay en Europa. El Liverpool ha demostrado que se puede defender con los códigos que marca el fútbol. Nadie en el equipo inglés se dedicó a perseguir a Vinicius (ni a nadie) ni ningún jugador quiso salir en el telediario por desquiciar a un rival. Fútbol tal y como siempre se ha entendido, lucha de tú a tú y que gane el mejor. Y ese fue el Madrid.

Modric y Camavinga

Pocos encuentros se recuerdan con tanto ritmo en el Bernabéu. El balón iba de un área a otro e igual se veía el primero del Madrid –que estaba más cerca– que alguno del Liverpool, que las tuvo aunque con menos claridad. Lo fue también después del paso por vestuarios, momento en el que el duelo tuvo minutos de correcalles con los que el aficionado al fútbol disfruta. Y más si hay futbolistas como Modric, que dio otro de esos recitales que se echarán de menos.

Fue increíble que no hubiera ningún gol hasta el minuto 79. Fede Valverde tuvo un cabezazo que se fue alto por poco, mismo lugar en el que acabó un gran disparo de Benzema. Vinicius leyó el fútbol de forma brillante a la vez que Camavinga se hizo dueño y señor del centro del campo. Hasta siete ocasiones claras tuvo el Real Madrid. A la octava llegó la vencida con un gol del capitán Karim del que salió cojo. Tras eso Ancelotti hizo al fin los cambios, guardados todos a partir del minuto 82.

El partido acabó con el árbitro revisando en el tiempo de descuento un posible penalti a favor del Madrid por una mano esperpéntica, un rebote en el que no había nada y en el que en España se pita penalti. En Champions no: el colegiado lo vio en la televisión y dijo que no lo era. Así se acabó añadiendo un precioso gesto: el Madrid puso el You'll Never Walk Alone, himno del Liverpool, en la megafonía del Bernabéu.