La «cabeza dura» de Simeone para enfocar su gran objetivo con el Atlético de Madrid

cada año que pasa, hay una palabra que sigue retumbando con fuerza en el vestuario del Atlético de Madrid. Ese término es 'Champions' y le viene persiguiendo desde 2014, año en el que se quedó a un solo partido de poder ganarla por primera vez en su historia. Esa noche, el Real Madrid le borró ese sueño en el 92:48, minuto en el que Sergio Ramos cambió la ilusión por la decepción con un cabezazo que Thibaut Courtois, por aquel entonces en el conjunto colchonero, sigue recordando. Para mal, obviamente.

Ya han pasado más de diez años desde la final de Lisboa. Entre medias, el Atlético perdió, de nuevo, la del 2016 contra el Real Madrid y, desde entonces, no ha conseguido volver a disputar el partido definitivo de la máxima competición europea. Esa es la espina que tiene clavada Diego Pablo Simeone. El técnico argentino está obsesionado con ganar la Champions y no va a parar hasta conseguirlo. Eso va en su ADN y en el del propio Atlético de Madrid con ese 'Nunca dejes de creer' que sigue intacto y que se sigue repitiendo cada dos por tres por parte del aficionado colchonero.

Simeone lo tiene muy claro: «No tengo ninguna duda de que la Champions me cuesta. Me ha costado, entendiendo las dos finales que perdimos, una en los penaltis y otra en la prórroga. Más cerca de ganar una final de Champions que los penales creo que no se está. Soy cabeza dura y voy a seguir insistiendo, hasta que tenga la posibilidad en este club, entrando primero en la Champions y buscando encontrarme con algo que nos falta».

Es evidente que para ganar una competición como la Champions League hay que ser perseverante y, sobre todo, saber tener paciencia cuando las cosas no salen como uno desea. Los aficionados colchoneros tienen claro que algún día el destino les volverá a premiar con una final y que esa ansiada Champions va a acabar llegando. Luego ya depende del propio fútbol y de la suerte. Pero la ilusión y el deseo van a seguir ahí.

Este jueves, el Atlético de Madrid debuta en la nueva edición de la Champions y con un formato que, a priori, le puede favorecer. Se juegan dos partidos más respecto al año pasado y, quitando a un par de rivales exigentes, el club colchonero sueña con ser uno de esos ocho clasificados que accedan a los octavos de final directamente y sin necesidad de jugar esa liguilla 'play-in' en la que la presión puede ser aún mayor y en la que nadie se dejará nada.

El primer equipo en visitar el Metropolitano es el RB Leipzig alemán. Luego llegarán Benfica (fuera), Lille (casa), PSG (fuera), Sparta de Praga (fuera), Slovan Bratislava (casa), Bayer Leverkusen (casa) y Salzburgo (fuera). Es decir, los partidos que juegue el Atlético como local debe de ganarlos casi por obligación. Cuentan con el factor afición y en citas europeas el Metropolitano aprieta y lleva en volandas a su equipo cuando más lo necesita.

Lejos del templo colchonero la historia podría cambiar. El único rival duro es el PSG y los demás rivales no deberían de poner en demasiados apuros al equipo de Simeone. Y en este nuevo formato de la Champions, cada victoria conseguida tanto en casa como fuera adquiere un valor aún mayor, sobre todo si el Atlético acaba formando parte de ese posible desempate en el que se mirarán varios factores.

Lo que está claro es que el 'Cholo' Simeone no va a dejar de creer. Esta temporada, el conjunto colchonero se ha reforzado muy bien y se espera que jugadores como Julián Álvarez o Conor Gallagher demuestren las cualidades que les han llevado a fichar por el Atlético de Madrid, uno de los clubes más importantes de España y que cuenta con respeto en territorio europeo.