El Barça conquista Dortmund y encarrila su pase directo a octavos

Las crisis se atajan como ha hecho en Dortmund el Barcelona. Los de Hansi Flick llegaron en un mar de dudas a uno de los campos más difíciles de Europa pero fueron fieles a su plan. Sabía el técnico alemán que no era el día de hacer probaturas, apostó por el mismo once que pinchó el pasado sábado en Sevilla y dio un golpe sobre la mesa tras imponerse por 2-3 en un duelo donde Lamine Yamal volvió a ser decisivo.

Al niño de 17 años solo le falta hacer goles, pero es que hace todo lo demás. Los da y traza las jugadas para que al final se luzcan otros compañeros. Esta vez les tocó a Raphinha y a Ferran por partida doble anotarlos, pero sin Lamine Yamal no se podría explicar a este Barça. Todo gira en torno a él y en Dortmund ha regalado una nueva exhibición para que su equipo acaricie los octavos de final.

Era complicado tanto para el Dortmund como para el Barça afrontar este partido. Tanto alemanes como españoles comenzaron el duelo en una situación privilegiada, dentro de los ocho mejores de esta novedosa liguilla de la Champions, es decir, en los puestos privilegiados que dan acceso directamente a los octavos de final sin pasar por la ronda del play-in que tendrán que jugar los conjuntos entre la novena y la vigesimocuarta posición.

Ello provocó que ningún conjunto quisiera arriesgar en exceso y que en la primera mitad apenas viésemos grandes ocasiones. Tuvo tímidos acercamientos el Barça como los tuvo el Dortmund pero lo cierto es que fútbol se vio poco. Había más miedo a perder que deseo de ganar y ambos sabían que, en cierto modo, el empate era positivo para el objetivo que se han trazado. Sin embargo, tras el descanso ese miedo se quedó en el vestuario y se vivió una segunda parte frenética.

Una segunda parte frenética

Si la primera parte había sido intensa pero sin nada de picante, la segunda tuvo de todo. Polémica, goles a montones, jugadas espectaculares y grandes paradas de los guardametas. El primero en golpear fue Raphinha tras un buen pase de Dani Olmo. Pudo el brasileño darle el gol a Lamine, pero decidió jugársela él y acertó. Posiblemente pecó de egoísta al pensar que estaba en fuera de juego, pero por milímetros estaba habilitado, pues era su brazo lo que estaba en posición antirreglamentaria y ya sabemos que no cuenta.

No le dio tiempo al Barça de festejar el tanto porque un penalti absurdo de Cubarsí, que señaló el linier, hizo que Guirassy pusiera el empate. La defensa tan adelantada le salió cara al equipo azulgrana, pero esa es la apuesta de Flick y conlleva sus riesgos. El zaguero español recuperó su posición en falta y eso dentro del área es pena máxima. Nada pudo hacer Iñaki Peña para evitarlo.

Encajó bien el golpe el Barça y no le incomodó el empuje de la grada en un campo que llevaba sin conocer la derrota en Champions más de tres años. Lamine Yamal tenía 14 por aquel entonces, pero ya a sus 17 es capaz de reinar en uno de los campos más complicados en los que va a jugar en su carrera. Trazó una gran jugada por banda para asistir a Fermín en el corazón del área, que llegaba en segunda línea, pero se topó con Kobel, aunque el rechace lo cazó Ferran y para dentro. Se acordará el meta suizo de ese tanto porque intentar lucirse en la parada lo pagó caro.

Aun así, pronto se le olvidaría porque otra vez en un abrir y cerrar de ojos empató el Dortmund. Nuevamente la defensa adelantada del Barcelona, que tan bien le ha salido otras veces, y una pérdida innecesaria de balón al salir tocando desde atrás provocó que la pelota le cayera a Pascal Groß para plantarse solo delante de Peña, que salió a la desesperada. Andaba por ahí solo Guirassy, que solo tuvo que empujar la bola y hacer el 2-2.

Seguía la locura y el partido parecía condenado a acabar en tablas, pero ni Lamine ni Ferran lo veían así. Un córner a favor del Dortmund se convirtió en la mejor opción para los azulgranas, que salieron disparados a la contra al ritmo de Lamine, que le puso la bola en bandeja de plata al internacional español. Ferran, siempre discutido, vuelve a hablar con los números y pone al Barça con más de pie y medio en los octavos de final. El equipo de Flick vuelve a sonreír.