Real Madrid 2-1 Sevilla
El Madrid gana y Vinicius hace temblar el universo
Gran partido de fútbol al que el delantero brasileño puso el colofón soñado con una jugada mágica y un remate monstruoso de estrella mundial
Estaba yo cantando en mi interior Sevilla, de Miguel Bosé, hasta que a Modric, a mi Modric, metido en el área lo placó un tal Acuña como si fuera un defensa de fútbol americano, después de haberlo superado, mientras Sánchez Martínez contemplaba un eclipse. Ya se acabó Sevilla. Principiaba el Madrid de Ancelotti a hacer su trilerismo posicional. Carletto es un señor en una feria por detrás de una caja con los guantes cortados en los dedos volviendo locos a los transeúntes del Sevilla, que apretaba. Pero el Madrid dejaba hacer sin dejar hacer. Estaba sereno el Madrid, haciendo lo que sabe, hasta que un córner cualquiera, en un despiste cualquiera, fue gol de Rafa Mir.
Cero a uno y momentos de ofuscación madridista en medio de la adrenalina sevillista. Los polvillos de una medicina dando vueltas, disolviéndose en el agua, mientras Lopetegui movía la cucharilla. Courtois dijo que ya cuando casi tenía el segundo otra vez Rafa Mir. Alaba chutó desde lejos, más bien como si quisiera acertar a alguno de los suyos para despertarle. Subió la presión el Madrid y los de rojo parecían jugar en una gincana. Todo eso hasta el medio campo, donde parecían llegar a un lugar en calma, como cuando Indiana Jones y Willie y Tapón se lanzan en un bote hinchable desde un avión y acaban navegando plácidamente por un río de la India.
Un caño de Modric a Jordán (el río Jordán) nos devolvió un poco los placeres de la vida. Detallitos mendynescos. Una aproximación de Benzema pasándose el balón de un pie a otro. El punterazo de Vinicius sin espacio. Iban acumulándose las acciones de peligro blancas, los síntomas, como para ir enterrando el recuerdo del gol. El pasado no existe. Ese es el quid. Pero se empeñaba el Sevilla en que sí, cómo no. Casemiro se equivocó con Ocampos, rebañándole, y el sevillista se sacó un golpeo casi perfecto con Courtois superado por alto que detuvo el larguero. Otra vez el pasado. Pero el Madrid es la vida, y la vida continúa. Militao de repente dio un zapatazo desde mi casa que Bono, por supuesto, no vio venir. Apenas pudo toparse con él, haciéndole carambola en la cara, en las manos, aturdiéndole, mientras Benzema ya lo había matado.
El partido rebullía. Mendy la pisó en los centros burlando a una pandilla entera. El Bernabéu se estremecía. Y qué regusto dan esos estremecimientos por el sentir de la mismísima elegancia. Eso son solo cosas del Madrid. Alaba manda. Alaba es del Madrid. Un jugadorazo y un señor fajándose entre los bandoleros que no se rendían. La zurda de Asensio casi los devuelve a la sierra y ahí se quedó todo hasta la vuelta del intermedio después de otro acercamiento medio peligroso de los de Lopetegui.
Relámpago interestelar
Empezó el Madrid sin ganas de viajar. Como aposentado. A veces esas cosas pasan, como si se tirara de los tirantes y sonaran las cigarras. Sucede eso hasta que se desperezan, igual que, otra vez por este caletre Indiana Jones, como cuando Tapón le libra del embrujo de Mola Ram quemándole con una antorcha. A partir de ahí suena la música y el madridista se enardece, como con el pase cayéndose de Casemiro a Asensio que se infiltró otra vez entre los defensas para volver a probar la curva de su zurda. La rapidez del partido era la de una película muda. A veces incluso parecía que estaba Charlot por allí agachándose con su bastón y levantándose el sombrero.
Estaba todo el mundo obstaculizándose. Rafa Mir parecía Sabonis (aunque más quisiera) y Acuña un quad sorteando colinas y terraplenes y árboles y rocas madridistas. Hubo un reverso bonito de Asensio que fue casi lo último. Se marcharon el mallorquín y Modric y salieron Valverde y Camavinga. Y qué pachanguita en el área sevillista con Casemiro, Camavinga escapándose como por la rejilla de ventilación. Mendy sacándole de las manos. Vinicius agitándose. Electricidad. Chispazos. El Madrid no atacaba, caía sobre la portería rival como los chorros de un colador. Alaba casi. Cómo lo paró Benzema en los medios. El tiempo, quiero decir. Pero el tiempo, la humanidad, el universo se removió con el relámpago interestelar de Vinicius. El Big-Bang liguero. El pecho, la carrera, la velocidad de la luz, la explosión. El amor brujo que terminó salvando Courtois en el estertor sevillista.
Ficha técnica
Sevilla 1: Bono; Montiel (El Haddadi, m.90+1), Koundé, Diego Carlos, Acuña; Jordán (Arnaiz, m. 82), Fernando, Rakitic; Ocampos (Idrissi, m. 90+1), Mir, Gómez (Torres, m. 81).
Goles: 0-1, m. 12: Mir. 1-1, m. 32: Benzema. 2-1, m. 87: Vinicius.