Un gol de Luuk de Jong le sirve al Barcelona para resistir en Mallorca

Al final el sentido común de Xavi Hernández no prevaleció y el partido contra el Mallorca en Son Moix se jugó. Algo verdaderamente incomprensible teniendo en cuenta que según la normativa debía jugarse. Otra cosa ininteligible, aunque no tanto como la anterior, era el color lila de la indumentaria culé, el color del año 2022, el Very Peri, según el Pantone Color Institute. El Barcelona siempre a la vanguardia.

Le costaba salir a Frenkie y tenía que subir Piqué más allá del medio campo. Qué locura. Ya lo decía Xavi. El sonido de la alineación azulgrana (Nico, Frenkie, Riqui, Luuk…) parecía el de la mención de los once hermanos imaginarios de El Indomable Will Hunting: (Markie, Micky, Danny, Johnny…). Uno sufría por Xavi y el estilo porque la posesión barcelonista no sucedía, no se daba, a pesar del dominio.

Para colmo De Jong, Luuk, se sacó una chilena de la manga en el área del tipo rematadora, de fútbol directo con que el que el equipo visitante asustaba al local, y puede que también a Xavi, quizá horrorizado de tanta brutalidad y tan poco toque. Justo cuando el Mallorca parecía sobreponerse fue a tocar el Barcelona, abrió Riqui Puig el campo y la pelota voladora la remató a la red por altísimo, al fin (su porfía lo merecía), Luuk De Jong tras una salida horrible de Manolo Reina al borde del descanso.

Aletazo de Ter Stegen

Bonito lo hizo Frenkie más allá del pico de área mallorquinista para que rematara sin ángulo Aráujo. Había salido el Mallorca con mayor precisión y empuje donde sólo le faltaban los últimos toques. No lograban los lilas sobrepasar la línea defensiva local trazada en horizontal. Ni siquiera entre líneas, aunque el Mallorca se ponía tímido enseguida tras el arrebato jugador. Esto lo aprovechaba rápido el Barcelona, sobre todo Nico, muy gesticulante, desde fuera. El partido era directamente feo. De una fealdad por la que había hasta melés, como si se jugara a otra cosa.

Más que jugar a fútbol había que desentrañar una pelota, como si fuera una madeja. Una situación extraña para Piqué, por ejemplo, que entre tanto chico joven parecía un señor con abrigo Loden paseando bajo la lluvia. El Mallorca jugaba y el Barcelona no dejaba jugar, el estilo. García Plaza se desesperaba por el estilo que Mateu Lahoz dejaba fluir. El Mallorca quería, pero no podía. Pudo hacerlo en el 91, pero un aletazo imposible de Ter Stegen tras un remate a bocajarro salvó el triunfo culé a domicilio.