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Valverde celebra el segundo gol de Real Madrid

Valverde celebra el segundo gol de Real MadridAFP

Atlético de Madrid 1-2 Real Madrid

El Madrid baila al Atlético, que solo reaccionó al final animado por un gol fortuito

Los blancos controlaron un partido que los locales no supieron ni pudieron afrontar en ningún momento, a excepción del nerviosismo en los últimos minutos tras el tanto de Hermoso, que terminó expulsado

Parecía el Metropolitano, ¡el Civitas!, el Shea Stadium el día aquel de los Beatles, cuando no podían escucharse entre ellos. Pero en vez de la pasión era otra cosa peor: la grada loca por el baile. Mordía el Atleti y el Madrid ponía el dedo como en el bocadillo del recreo.

Iba muy rectos los locales. Casi en vertical. Dejaban jugar, atentos para robar y salir pitando. Felipe y Carrasco inquietaron a Courtois en dos de esas, aunque el Madrid estaba a lo suyo, subido en el barco, observando las nubes y el viento. El timonel Tchouaméni hizo un movimiento sexi en los tres cuartos.

Gol de Rodrygo

Con la primera contemplación de la belleza el Madrid se siente. Kondogbia intentó hacerla olvidar con un chutazo violento. Pero el amor ya estaba en el aire. Federico en la arrancada lanzó un chorro de pintura, como Pollock, y Aureliano, ese emperador, la subió para la flecha Rodrygo, que se clavó en el centro de la diana del mal colchonerismo, que reaccionó echando basura, con las manos y por la boca, al campo.

El peor colchonerismo enfervorecido por la saña inducida contra un jugador, que bailó en medio de la sala. En el campo porfió el Atleti en la verticalidad. Voló Courtois. La guadaña cholista se mostró en una entrada criminal de Reinildo a Rodrygo, que bien pudo partirle en dos de haberle alcanzado más abajo, en la articulación.

Federico llegando por el otro lado, ese potro salvaje goleador, corredor, rompedor, solucionador de problemas

La amarilla a Mendy, que despejó con limpieza, fue el escándalo. La misma amonestación que a Reinildo, que no debió continuar en el campo. Tocaba el Madrid, tocaba, con Modric templando y mandando a por el pan a Vinicius que se fue y se fue, ahogada la defensa en la persecución, y no marcó de milagro por el palo corto.

Pero sí Valverde tras el rebote en el poste. Federico llegando por el otro lado, ese potro salvaje goleador, corredor, rompedor, solucionador de problemas. Diamante y pesadilla. Arriba y abajo. Modric daba órdenes de serenidad, de unión, de jefatura en el espectáculo sencillo y demoledor de su equipo por el que Simeone se marchaba con la cabeza baja y con su luto al vestuario.

Vinicius lucha con Llorente por el balón

Vinicius lucha con Llorente por el balónAFP

Para empezar, Tchouaméni cortaba impasible. Corría mucho el Atlético entre los tres y los cuatro cuartos. Lo mismo que Koke para hablarle al oído al árbitro. Reinildo, otra vez Reinildo, que continuaba en el campo, hizo mucho daño a Valverde. No así Tchouaméni a De Paul, pese a los aspavientos, incluso a la falta. Lo estaban intentando los rojiblancos sin acierto, ni ideas.

Modric se fajaba en la presión alta con Aureliano, bien enseñado, guardándole las espaldas. El Madrid esperaba para dar un golpe seco, como los dos anteriores. La afición atlética seguía lanzando y profiriendo basura. Courtois se quejaba del lanzamiento de la misma a su persona. Joao Felix se fue como hartísimo sin que nadie comentara nada. Venden más los bailes, por supuesto.

Hermoso marca con el hombro

Luka Modric estaba inmerso en otra faena memorable mientras Kroos hacía fórmulas, un genio, en el cuadradito de una ventana de Princeton. Jugaba el Atlético, pero no lo parecía con el control del Madrid, que se empleaba en el corte, con menos ritmo, que maniataba y amordazaba al rival. El brasileñismo despejaba con sus combinaciones las apreturas, la cercanía local que finalmente se mostró con un gol con el hombro de Hermoso.

Era el minuto 83. Rejuveneció entonces el espíritu mortecino del Metropolitano. Pero el Madrid se contuvo. No había sufrido peligro en los noventa minutos anteriores y resistió a los fuegos artificiales, al ruido y a la contemporización que se llevó por delante a un Hermoso sobrepasado por el ambiente, como su propio equipo, la viva imagen de una aceleración inútil, la imagen, frente a la serenidad efectiva. El baile sobrio al que le sometió el Madrid de Ancelotti para ganar el derbi como si hubiera sido un concurso.

Ficha técnica:

Atlético de Madrid 1: Oblak; Reinildo, Witsel, Felipe; Carrasco (Hermoso, m. 72), Koke (Correa, m. 72), Kondogbia (Saúl, m. 79), De Paul (Morata, m. 61), Llorente; Joao Felix (Cunha, m. 61), Griezmann.

Real Madrid 2: Courtois; Mendy (Rüdiger, m. 73), Alaba, Militao, Carvajal; Modric (Camavinga, m. 81), Tchouaméni, Kroos (Ceballos, m 85); Valverde, Vinicius, Rodrygo (Asensio, m. 85).

Goles: 0-1 (Rodrygo, m. 17). 0-2 (Valverde, m. 36). 1-2 (Hermoso, m. 82).
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