Dembélé le regala a Piqué su última victoria en el Camp Nou

Con intensas emociones por el adiós de Piqué, el FC Barcelona ha derrotado al Almería (2-0) este sábado para colocarse líder de LaLiga, posición que le durará dos días toda vez que el Real Madrid juega en esta jornada el lunes.

Con todos los focos para Gerard, el Barça ganó por menos de lo esperado ante un rival que fue al Camp Nou a que no saliera goleado, algo que consiguió gracias a una actuación casi legendaria de su portero, Fernando, que paró todo lo que le vino.

En un buen encuentro el FC Barcelona siguió su gran ritmo en Liga para mandarle un mensaje al Real Madrid: aquí hay que estar siempre atento si se quiere ganar esta Liga. No ceden los culés, que están a un ritmo muy alto en el campeonato nacional.

Recital de Fernando

Fue un absoluto recital de Fernando, el portero del Almería que paró prácticamente todo. Si el encuentro no terminó con un escandaloso –y sin exagerar– 6-0 fue porque el guardameta hizo casi milagros. Tuvo más de diez paradas de mucho mérito, pero con todo no podía.

El encuentro comenzó con un primer minuto en el que los jugadores azulgranas buscaron a Piqué y le pasaron varias veces el balón. La grada, evidentemente, reaccionó con ovación y gritos en su favor. Pasado ya ese homenaje, el FC Barcelona se encontró con un penalti a favor en el minuto 5.

Lewandowski falla

En un remate de cabeza de Ferran Torres el balón golpeó en el brazo de Kaiky. El árbitro consideró que eso no era penalti, pero la llamada del VAR le cambió la opinión y acabó pitándolo. Con el Camp Nou pidiendo que lo lanzara Piqué, Lewandowski no se lo cedió. Y el polaco, por sorpresa, lo falló.

No echó de menos ese error el Barça porque el asedio fue total. Hubo hasta siete remates de peligro en la primera parte. Primero fue el propio Piqué de cabeza a la salida de un córner. Después Jordi Alba en un remate fuerte que sacó de puños Fernando, que minutos más tarde le quitó a Ferran un gol y otro en el rechace a Dembélé.

Seguía el festival de Fernando y Ferran, que estuvo mejor que otras veces, se volvió a encontrar con el portero. También fue víctima del guardameta Pedri, quien vio como un buen cabezazo acabó en las manos de Fernando. O Frenkie de Jong, que justo antes del descanso -al que se fue con 0-0- también lo intentó sin éxito.

Cabe destacar, eso sí, que a la media hora de juego y aún con 0-0 el delantero Ramazani tuvo una ocasión muy clara, posiblemente la más peligrosa de todas las que hubo. El Almería estuvo muy cerca de adelantarse en el Camp Nou en un cara a cara en el que Ramazani se encontró con un inmenso Ter Stegen. Fue el único trabajo que tuvo el portero alemán, pero la resolución positiva para sus intereses fue decisiva.

Llegan los goles

Lo que falló en la primera parte el Barça lo acabó marcando en la segunda. Nada más salir de vestuarios Dembélé se cansó de sustos, cogió el balón, tuvo espacio para correr y él se lo guisó y acabó comiéndoselo. El 1-0 llegó en una jugada muy individual del francés: él corrió, el regateó (a defensores que no se movieron mucho) y él acabo rematando con éxito. Lo celebró con rabia Ousmane.

14 minutos después marcó el 2-0 Frenkie de Jong, que se aprovechó de un rechace a un paradón de Fernando. Y es que el guardameta murciano, que ya hizo muchas atajadas ante el Real Madrid, seguía sacando balones, pero él no podía con todo. En este segundo gol azulgrana se vio: él le hizo una gran parada a Dembélé, pero en el rechace llegó De Jong solo.

Con un gol anulado a Ansu Fati y con Fernando, sí, haciendo paradones, el partido se fue durmiendo con la expectación de que pasaría con Gerard Piqué. Y cuando el Camp Nou vio que Christensen, en el minuto 83, se quitaba el peto de calentar e iba a salir al campo ya sabía lo que venía.

Xavi quitó a Piqué a falta de diez minutos y el entrenador tuvo ese detalle de que el central, leyenda del barcelonismo, se pudiera despedir del estadio que tanto vibró con él. Se fue Gerard, cambiado, con una ovación de época. Todos los jugadores le fueron a abrazar. En el palco se pusieron de pie. El cambio paró el partido durante dos minutos, licencia que el árbitro le permitió porque hasta él se fue a saludarle. Con ojos llorosos se fue Gerard Piqué. Fin a una época.