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Gabri Veiga celebra tras anotar el 3-0 ante el Real Valladolid.

Gabri Veiga celebra tras anotar el 3-0 ante el Real Valladolid.EFE

RC Celta 3-0 Real Valladolid

El recital de Gabri Veiga aleja al Celta del descenso y tumba al Real Valladolid

Gran exhibición del futbolista vigués que le sirve a su equipo para alejarse de la zona de descenso y que deja al Valladolid cerca de ella

Recital futbolístico de Gabri Veiga en Balaídos y victoria solvente de los de Carlos Carvalhal ante un errático Real Valladolid, que prácticamente no compareció en todo el encuentro.

La tarde empezó muy bien para el conjunto vigués, que exhibió un enorme poderío físico en los primeros compases del encuentro. El control y el talento de Gabri Veiga impulsó a los locales y fue el cabecilla en la zona de ataque. El de Porriño se asoció continuamente con Iago Aspas. La primera ocasión para los de Carvalhal salió de las botas de Seferovic, pero el disparo se le fue.

El Valladolid se rindió ante el dominio del Celta y poco después llegaría una gran ocasión de Iago Aspas, pero el disparo del '10' se estrelló contra el palo. El Celta estaba avisando claramente y fruto de esa intensidad, el gol local no tardó en llegar. Gabri Veiga le puso un 'caramelito' a Haris Seferovic, que se impuso por alto a Luis Pérez y a El Yamiq.

El gol no frenó al Celta, que se fue en tromba a por el segundo. Continuó con sus embestidas y sus enérgicos ataques comandados por el propio Veiga, que estaba intratable. De una buena jugada entre Carles Pérez y Iago Aspas salió el 2-0, donde Gabri Veiga llegó desde atrás y golpeó el balón con muchísima fuerza.

Los de Pacheta solo se acercaron a la portería de Iván Villar en el último minuto del primer tiempo gracias a una doble oportunidad, pero el cancerbero de los gallegos despejó un remate de Larin y en el rechace paró un cabezazo a quemarropa de El Yamiq.

El descanso no cambió al Pucela

Pacheta hizo tres cambios en el descanso. Su equipo mejoró, aunque apenas tuvo ocasiones claras. De hecho, durante los diez primeros minutos de la segunda mitad, la más clara fue un disparo lejano de Carles Pérez, desequilibrante con sus regates, desde el costado derecho hacia la zona central.

El Celta se acomodó a la perfección a un nuevo guion de partido de ida y de vuelta. No se inmutó ante los pequeños golpes del Valladolid, un conjunto sin pegada, salvo un gol de Amallah anulado por fuera de juego en la revisión del VAR.

El equipo gallego, pese a un bajón físico, se sintió liberado, holgado, feliz en ataque ante los espacios del rival. Y en ese plácido escenario, volvió a aparecer en Balaídos la figura de Gabri Veiga. Desde el costado derecho, inició un ataque que continuó por la banda izquierda con un centro de Javi Galán y un tiro de Luca de la Torre que despejó Asenjo. Gabri Veiga, que acompañó la jugada, cazó ese rechace del portero para volver a marcar. Balaídos se rindió al recital futbolístico de su nueva joya de la cantera, que, un minuto después del gol, lanzó desde veinte metros un disparo al poste.

El Valladolid asistió al partido más completo del Celta de Carlos Carvalhal. Claudicó el equipo de Pacheta, anulado, incapaz de reaccionar, sobrepasado en todos los aspectos del juego. El Celta acumuló ocasiones para un cuarto gol que no llegó: una acrobática chilena de Larsen o un lejano tiro de Hugo Sotelo, dos peligrosas oportunidades para cerrar un hermoso partido del conjunto celeste, quizás el mejor regalo futbolístico para el homenajeado Eusebio Sacristán.

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