De Burgos Bengoetxea, el árbitro sobrino de un golpista del 23-F al que empujó Cristiano

ARicardo de Burgos Bengoetxea el Comité Técnico de Árbitros (CTA) le regaló por su cumpleaños –fue este último jueves– el partido más importante que se puede dirigir en España. Este colegiado vasco, ya con 37 años, arbitrará el clásico liguero en el Camp Nou entre FC Barcelona y Real Madrid.

Colegiado de Primera División desde 2015, De Burgos Bengoetxea (al que el CTA españoliza su apellido y le llama Bengoechea) cumple esta temporada su octavo año en Primera. Es por ello un árbitro experimentado con 147 partidos pitados en 1ª y además con el premio de ser internacional. Esta condición es sorprendente porque puede pitar partidos fuera de España desde 2017 –sustituyó en eso a Clos Gómez, actual jefe del VAR– pero seis años después no ha pitado ni un solo partido de Champions. La UEFA únicamente le ha dado, en todo este tiempo, tres encuentros de Europa League y uno de la Conference League.

Este colegiado vasco es ya una cara conocida en el arbitraje español. Y también en los clásicos, ya que el de este domingo (21:00 horas) será el tercero que pite. Eso sí, será el primero de liga, ya que los otros dos fueron de Supercopa de España. Fue Bengoetxea quien dirigió la reciente final de ese torneo en Arabia Saudí y fue también él quien pitó un clásico de Supercopa pero cuando era a dos partidos. Y ahí se ganó la fama.

En el partido de ida de esta competición en el Camp Nou en 2017 De Burgos Bengoetxea protagonizó uno de esos arbitrajes que ahora están en duda por el caso Negreira. Seguía siendo la época de los pagos al vicepresidente de los árbitros y en ese Barcelona-Real Madrid este árbitro expulsó a Cristiano al entender que había simulado un penalti que era muy claro. Fue una doble amarilla, la primera vista por quitarse la camiseta en la celebración de su gol (justa aplicada a reglamento) y la segunda al entender que Ronaldo se había tirado para que pitaran penalti. El empujón de Umtiti fue clamoroso, pero Bengoetxea sacó la amarilla un segundo después de que Cristiano cayera al suelo. No le dio tiempo ni a pensar si de verdad ahí había habido infracción.

Al ver tal injusticia el portugués –muy cabreado– le dio un leve empujón. El Comité de Negreira metió cinco partidos de sanción a Cristiano. Ese mismo día se inventó un penalti a favor del Barça por piscinazo de Luis Suárez.

Los datos del Barça con De Burgos son difícilmente mejorables. De 25 encuentros arbitrados (el que más, solo superado por el Sevilla) los culés han ganado 20, han perdido cuatro y han empatado 1. Al Madrid les ha dirigido en 20 duelos, con 14 victorias, tres empates y tres derrotas.

Un tío golpista

Como dato personal, De Burgos Bengoetxea, nacido en Bilbao y dentista en otra profesión, no es el primer árbitro de la familia. Su padre Ernesto ya fue colegiado de Primera de 1976 a 1982. Sin embargo fue su tío quien adquirió más relevancia en la familia y no precisamente por algo que tenga que ver con el arbitraje. Francisco de Burgos Núñez fue uno de los golpistas que se levantó contra la Constitución el 23 de febrero de 1981.

En la foto más recordada del golpe de estado, esa en la que Tejero pistola en mano grita a los diputados, aparece el tío del ahora árbitro del clásico. Francisco fue recordado como 'el cabo del anorak' porque llevaba esa prenda de vestir cuando irrumpió arma en mano en el Congreso de los Diputados. Fue el tío de De Burgos Bengoetxea quien le dijo a Adolfo Suárez que se mantuviera en el escaño una vez que el presidente del Gobierno se levantó al ver la entrada de los golpistas.

Soto Grado en el VAR

Acompañando a De Burgos Bengoetxea estarán Roberto Díaz Pérez del Palomar y Jon Núñez Fernández como linieres y José Alberto Pardeiro Puente de cuarto árbitro. En el VAR estará César Soto Grado, al que el Comité premia después de que perjudicara al Real Madrid en el reciente encuentro ante el Betis.

Fue Soto Grado quien en un partido de los blancos ante Osasuna soltó una insólita frase a los futbolistas del Madrid cuando se quejaban del poco tiempo añadido. «Habéis tenido 90 minutos, así que no me vengáis protestando...», les dijo, como si eso tuviera que ver con el tiempo que se tiene que descontar por las pérdidas de tiempo.