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Gavi instantes antes de lesionarse en el partido ante Georgia

Gavi instantes antes de lesionarse en el partido ante GeorgiaGTRES

Real Madrid y Barça, rotos por las lesiones y enojados frente al silencio de la Asociación de Clubes Europeos

  • La ECA está presidida por Al-Khelaifi, presidente del PSG y gran apoyo de Ceferin en la oposición a la Superliga, de forma que no lidera una protesta ante UEFA y FIFA por un calendario que perjudica a los futbolistas y a los clubes que ceden gratuitamente sus internacionales

  • Gavi, Vinicius, Camavinga y Oyarzábal son los caídos más importantes por un calendario que el Real Madrid califica de «tremendo» y que Ancelotti critica constantemente sin que nadie reaccione

El enfado en el Real Madrid y en el Barcelona es total. Cada partido de selecciones es una honda preocupación para los grandes equipos europeos, que poseen la mayoría de los futbolistas importantes del planeta. Camavinga, Gavi, Vinicius y Oyarzábal son la punta de un iceberg que tiene un enorme mar de fondo. Los tres primeros han sufrido lesiones gravísimas en el tercer envite de los partidos de las escuadras nacionales. Los dos madridistas no podrán jugar hasta febrero. El azulgrana se pierde la temporada. Oyarzábal sufre una dolencia muscular que le tendrá varias semanas de baja.

La clave del enojo de los equipos son las fechas programadas para las competiciones de selecciones. Una queja que FIFA y UEFA conocen bien desde hace años sin cambiar nada. Y el problema se agrava cuando la Asociación de Clubes Europeos, la ECA, que debería presionar para conseguir una reforma total del calendario, no hace nada por su complicidad con los poderes fácticos del fútbol.

Al-Khelaifi, el aliado de Ceferin

La ECA se creó en teoría para defender los intereses de los equipos continentales frente al dominio general de FIFA y UEFA, que organizan los Mundiales, las Eurocopas y la nueva Liga de Naciones, un tercer torneo que fue todo un K.O. técnico contra los clubes, que pedían menos encuentros de selecciones y sobre todo una ponencia fundamental: concentrar los partidos de los equipos nacionales al final de cada campaña para no romper los ritmos competitivos de los clubes. La respuesta fue doble y provocadora: a la Liga de Naciones de la UEFA se ha añadido un gran Mundial de equipos cada cuatro años, orquestado por la FIFA. Negocio para los dos máximos organismos del fútbol.

¿Qué ha hecho la ECA ante estás decisiones unilaterales de Infantino y Ceferin? Nada. El problema es que la Asociación de Clubes Europeos está presidida por Nasser Al-Khelaifi, el dirigente del PSG, que se convirtió en el gran aliado de Ceferin y la UEFA en oposición a la Superliga liderada por Real Madrid, Barcelona y la Juventus en aquel momento, una vez que los ingleses se salieron del proyecto ante la presión del Gobierno británico. Posteriormente, la entidad italiana se bajó del tren ante las acusaciones de irregularidades en el seno del fútbol italiano, que inmediatamente añadieron una presión interna para no seguir en la lucha por la Superliga.

La ECA, un florero

Al-Khelaifi encabezó la guerra contra la Superliga y es el primer bastión de Ceferin en los clubes. Agradecido, el presidente de la UEFA llego a manifestar públicamente que relajaría el control del fair play financiero que incumplen habitualmente el París Saint-Germain, el Chelsea y el Manchester City. Y así ha sucedido.

En esta catarsis, Al-Khelaifi no hará nada para defender a los equipos ante el abuso de FIFA y UEFA. Real Madrid, Barcelona, Real Sociedad y los demás afectados saben que no tendrán defensa. Y menos blancos y azulgranas, enemigos de Al-Khelaifi en la controversia de la Superliga. La ECA es actualmente un florero que solo existe en el organigrama, sin que haga nada por apoyar a los equipos. Si sede está también en Nyon, como la de la UEFA. Al lado del poder oficial. Está dicho todo. Parece una filial y y no una institución que presione para defender los intereses de las empresas privadas que ponen el dinero los clubes frente al poder establecido de FIFA y UEFA, que no pagan a los jugadores.

Nasser al-Khelaifi, presidente del PSG

Nasser al-Khelaifi, presidente del PSGAFP

Quejas dialécticas y resignación

En esta situación, las entidades perjudicadas como el Real Madrid y el Barcelona no pueden hacer nada más que quejarse constantemente en las ruedas de prensa y resignarse porque predican en el desierto.

Ancelotti critica habitualmente el drama de un «calendario que está mal hecho» cada vez que sale a la palestra. Volverá a hacerlo el sábado, antes del encuentro liguero frente al Cádiz. Volverá a predicar en el desierto. FIFA y UEFA escucharán otra vez y dejarán que la tormenta pase. Si negocio está asegurado, para qué cambiar algo.

Y en marzo, amistosos, más peligro

Enfadados por la obligada resignación, en el Real Madrid comentan con sarcasmo que ahora se dedicarán a recuperar bien a Vinicius y Camavinga para que cuando estén en buenas condiciones lleguen de nuevo los partidos de selecciones en marzo, cuando se estarán jugando Liga y Champions, con el miedo de volver a sufrir lesiones. «El calendario es tremendo», señalan los profesionales de la casa blanca. Los combinados nacionales disputarán partidos amistosos en marzo. Amistosos, no oficiales. El abuso es absoluto. El Real Madrid es portavoz de una opinión que comparten muchos clubes que se esconden detrás de la entidad del Bernabéu.

La posición es clara: los equipos deberían unirse y exigir un calendario coherente, concentrando los periodos de competición de los clubes y de las selecciones en dos partes unificadas, sin estos parones que rompen la preparación física planificada para toda la campaña. Enrique Cerezo, presidente del Atlético, lo dijo con claridad hace tiempo: «Los partidos de selecciones se deberían de jugar todos a la vez en un solo periodo de la temporada». Ese es el reto.

Las enemistades personales priman

Pero la desunión y la prioridad de los intereses particulares mandan. Al-Khelaifi nunca se enfrentará a Ceferin, que le permite presentar cuentas del PSG que son falsas, con inyecciones económicas del estado de Qatar que el París Saint-Germain no produce, como Javier Tebas ha denunciado continuamente ante las autoridades europeas.

Ceferin se manifestó irónicamente ante la presencia de los iniciadores de la Superliga en esta edición de la Liga de Campeones

Ceferin se manifestó irónicamente ante la presencia de los iniciadores de la Superliga en esta edición de la Liga de CampeonesAFP

Los ejemplos de esta desunión son evidentes. Gil Marín es un aliado de Al-Khelaifi y enemigo acérrimo de Florentino Pérez, como ha demostrado en sus comunicados contra el Real Madrid y en actuaciones como la que protagonizó en la sede de la UEFA. El consejero delegado del Atlético fue quien llevó la voz cantante en Nyon para atacar a la Superliga y a Florentino Pérez cuando Ben Reichart, portavoz de la Superliga, acudió a explicar el proyecto a Ceferin. Aquella visita se convirtió en una encerrona.

Camavinga no importa: Francia jugará

Al-Khelaifi y la ECA deberían liderar la exigencia de una transformación del calendario internacional y no hacen nada. Hay enemistades superiores. En esta anarquía todos los clubes salen perdiendo. Ponen a sus empleados, los jugadores, gratis para las selecciones y tanto las federaciones nacionales como la FIFA y la UEFA los explotan. En privado, los presidentes de los equipos corroboran esta realidad. Pero los antagonismos personales priman sobre los intereses conjuntos. Saben que este es un grave problema y no hay una voz unida. Mientras, la UEFA y la FIFA siguen viviendo con el negocio de la Copa del Mundo, la Eurocopa y la Liga de Naciones sin mover nada. Contratos con las televisiones y explotando a los futbolistas que ellos no pagan.

Un presidente de un club español de segundo nivel ha dibujado la situación con una crudeza perfecta, una realidad que le afecta poco porque su número de internacionales es mínimo: «La FIFA y la UEFA tienen el negocio asegurado. Si Camavinga, por ejemplo, se lesiona y no va a la Eurocopa o a un Mundial, les da igual, porque Francia si estará. Juega otro y ya está». No se puede decir mejor. El sábado, Ancelotti predicará en este desierto.

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