Rodrygo se viste de Butragueño y brilla en la victoria del Real Madrid al Cádiz

En perfecto estado de revista. Tras el tormentoso parón de selecciones, con tantos lesionados por todo el mundo, también en Valdebebas, el Real Madrid ha regresado a la Liga y lo ha hecho con una plácida victoria en Cádiz (0-3), una goleada con más pegada que juego en la que ha destacado un hombre: Rodrygo.

El brasileño –que no iba a salir de titular, pero lo hizo por sentir Brahim unas molestias en el calentamiento– bordó el fútbol y de sus botas (y su cabeza, porque los dos goles y sus respectivas jugadas son planeadas) salió la victoria del Real Madrid, que ya tiene cuatro puntos de distancia con el Barça y se coloca líder a la espera de lo que haga este lunes el Girona. Rodrygo fue el faro de un Madrid a veces dormido, que no tuvo grandes alardes, pero al que con el que la calidad individual del brasileño le bastó.

En la semana en la que llegó tocado de Brasil y en la que recibió muchos ataques racistas por enfrentarse a Messi, Rodrygo cogió los galones para tirar de un Real Madrid sin Vinicius, pero sí con Bellingham, que se sumó a la fiesta con el tercer gol. Las individualidades se tienen que notar y más en un Madrid tan superior a su rival.

Es un tópico del fútbol, pero es verdad: en estos partidos se ganan las ligas. Y el Madrid no es que jugara espectacularmente bien, pero mató al Cádiz con esas individualidades. Sobre todo la de Rodrygo, que cada vez que cogía el balón era un mareo para los defensas gaditanos. Le miraban con miedo. El brasileño recuperó esa chispa que le caracterizaba y que tanto necesita ahora Ancelotti con la lesión de Vinicius. En el primer partido con esa circunstancia Rodrygo se echó el equipo a la espalda.

Los dos goles fueron similares. Ambos recordaron, salvando las distancias, a ese Butragueño que regateaba, paraba el juego y marcaba. El primero de Rodrygo, en el 14', fue un ejemplo de todo ello: cogió el balón en el área, regateó al primero, se quitó a rivales con el balón y con sus movimientos y mandó el balón a la escuadra. Golazo.

El segundo gol, ya en la segunda parte, fue todavía más completo. Cogió el balón en la frontal del área y volvió a utilizar la técnica de regatear, amagar, marear a los defensas y una vez que ya estaba solo ante Ledesma le volvió a mandar el balón donde cualquier portero es imposible que llegue. Partido finiquitado.

Aunque el resultado no lo indique hubo momentos en los que plantó cara un Cádiz que tuvo la ocasión más clara en un disparo de Roger Martí que paró Lunin a mano cambiada. El ucraniano, titular todavía porque Kepa sigue lesionado, dejó la puerta a cero y sacó con seguridad todo el peligro que tuvo. Ya con 0-2 Maxi Gómez se quedó solo y el guardameta también le privó del gol. ¿Debe volver Lunin al banquillo cuando se recupere Kepa? Hay debate.

Con Joselu perdonando un gol inexplicable –se quedó solo sin portero y al creer que estaba en fuera de juego no empujó el balón (y su posición era legal)– Bellingham se sumó a la fiesta con su undécimo gol en la Liga, recordando que sigue siendo el pichichi del torneo. No fue ni mucho menos el mejor partido del inglés, recuperado ya de su lesión, pero en esas circunstancias se va con un gol, el 0-3 tras un perfecto disparo cruzado.

La goleada se pudo ir a la manita porque Joselu volvió a tener otra ocasión clara y Modric se estrelló con el palo. Ancelotti dio minutos (pocos) a Nico Paz e hizo debutar a Gonzalo García, un chaval de la cantera de 19 años. El Madrid disfrutó así de una victoria con más pegada que juego y que le hace estar más tranquilo y disfrutar de cuatro puntos de ventaja sobre el Barça.