El Girona y la búsqueda por culminar una temporada histórica
Los de Míchel dejaron de pelear el título, pero todavía sueñan con las clasificaciones a la Champions y la Supercopa de España para poner fin a una temporada de ensueño
Cantaba Andrés Calamaro ese de que «todo lo que termina, termina mal» y aunque, a gran escala, sea una frase con la que se puede estar de acuerdo existen siempre excepciones, esporádicas, que demuestran que a veces existe el final bonito típico del cine de Hollywood.
El sueño de título del Girona, esa ilusión imposible que por momentos se llegaron a creer, finalizó en el Santiago Bernabéu el pasado 10 de febrero cuando perdieron ante el Real Madrid por 4-0, casi como poniendo la alfombra roja para que los de Ancelotti lograsen un título que están a punto de rubricar. Pero si bien ese sueño finalizó, el título se esfumó, la oportunidad de firmar una temporada histórica sigue más vigente que nunca. Ya han certificado su plaza europea para la próxima temporada, primera vez en su historia, y tienen dos objetivos más por delante en estos cinco partidos que quedan: la plaza Champions y la plaza para la próxima Supercopa de España.
Lo primero es cuestión de tiempo y lo segundo dependerá, en gran parte, del partido que les mide en esta misma jornada ante el FC Barcelona, su rival en la tabla (73 puntos ahora mismo para los de Xavi, 71 para los de Míchel). El Girona ya logró vencer a domicilio a los culés y ahora, en Montilivi, quieren adelantarles en la tabla.
Todas las piezas recuperadas
El irregular rendimiento que ha presentado el Girona en las últimas jornadas (derrotas en el Bernabéu, Metropolitano, San Mamés, Son Moix y el Coliseum, además de un empate en casa ante la Real Sociedad) provocan que si, por ejemplo, hiciésemos una clasificación contando solo las últimas diez jornadas, los de Míchel irían sextos, con once puntos menos que el Real Madrid y ocho menos que el Barça. Para explicar este bajón, además de un lógico desgaste tras meses rindiendo por encima de las expectativas, es obligatorio mencionar las bajas que les han mermado en la parte defensiva.
El Girona estaba construido sobre un equilibrio tan delicado que cualquier ausencia implicaba derribar el castillo de naipes. Sin David López, su referencia defensiva para lograr aguantar tramos de acoso del rival, Míchel tuvo que reubicar a Eric García, que ha actuado mayoritariamente de lateral, como central, atrasando a su vez al brasileño Yan Couto, habitual extremo, al puesto de lateral.
No hay mejor ejemplo para mostrar cómo esto desequilibró al equipo que el partido en el Santiago Bernabéu. Couto tuvo que actuar de lateral y Vinicius le torturó hasta destrozarle, con el jugador del Girona finalizando ese encuentro entre lágrimas.
Sin Yangel Herrera o Iván Martin, además, el equipo perdió dinamismo y fluidez en sus posesiones. Aleix García se quedó más solo en el mediocampo y Savinho pasó a estar nutrido de peores balones, bajando por tanto ambos su rendimiento. Los cimientos se tambalearon, pero lograron mantenerse en pie.
Ahora, por fortuna para ellos, todas las piezas troncales han regresado para afrontar ese tramo final de temporada. Y a ello se agarran para intentar superar al Barcelona. Si vuelven a ser capaces de jugar muy rápido, de tener pausa con Aleix, de activar a Savinho en situaciones ventajosas, de encontrar a Miguel Gutiérrez por dentro y de atraer para generar espacios delante para Dovbyk, tienen argumentos más que de sobra para vencer al Barcelona. Y aunque se queden en la orilla en esa tarea, la de la Champions no se les va a escapar. Como si fuera poco.