Los jugadores de la sub-23 celebran el pase a las semifinales del torneo olímpico

Los jugadores de la sub-23 celebran el pase a las semifinales del torneo olímpicoAFP

Las dudas y las certezas del fútbol español en plena pelea por las medallas

España ya está en semifinales de los Juegos Olímpicos tanto en el torneo masculino como en el femenino. Esto es sin duda una gran noticia y que deja claro que desde la RFEF se está trabajando bien, a pesar de la inestabilidad extradeportiva que hay en la estructura federativa (la presidencial es la más afectada) y Pedro Rocha ha sido inhabilitado por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).

En el camino hacia las semifinales ha quedado claro que hay cosas que tanto Santi Denia como Montse Tomé han hecho bien, pero también hay otras que han hecho mal y que conviene mejorar ahora que se llega a la recta final, una fase del torneo en la que ya no se puede fallar si se quiere tocar la gloria olímpica, el principal objetivo que se marcaron en el momento en que pusieron el pie en tierras francesas.

Empecemos por la masculina. El rival en semifinales de los chicos de Santi Denia es Marruecos, una selección que ya sabe lo que es eliminar a España en un torneo importante. Pero aquí cabe recalcar que son futbolistas sub-23 los que disputan la cita olímpica. Con lo cual, no se pueden hacer muchas comparaciones. El mejor partido jugado por España se dio ante Japón. En los cuartos de final, Fermín López se vistió de líder y gracias a él, el equipo se quitó la presión y pudo ganar cómodamente a la selección nipona (0-3).

La sub-23 es una selección con mucho talento. De eso no hay duda. Y la lógica hace indicar que se debería de ganar sin demasiados problemas a Marruecos. De tres cuartos de campo para adelante, España es un equipo fiable y es una garantía poder contar con futbolistas del nivel de Fermín, Álex Baena, Sergio Gómez. El problema viene en la parte de atrás, sobre todo con Pau Cubarsí. El central del Barcelona todavía tiene 17 años y en muchos partidos se le ha visto algo verde, lo que le llevó a cometer alguna falta tonta que pudo haber costado algo más. Su peor partido se produjo ante Uzbekistán en el debut.

Otra de las cosas que debe de mejorar la selección masculina es conseguir que Abel Ruiz esté enchufado. El delantero del Girona a veces no está donde tiene que estar y de nada sirve que Juan Miranda ponga centros al área si no va a haber nadie dentro del área que los remate. El valenciano es un tipo de delantero que no termina de encajar con el estilo de juego que pretende llevar a cabo Santi Denia. Porque ha quedado demostrado que la selección es un equipo al que le gusta más jugar por dentro y buscar los espacios que hacerlo por fuera y tirar centros laterales.

Selección femenina

Y en el otro lado está la selección femenina. Montse Tomé está haciendo un buen trabajo desde que fue nombrada seleccionadora y ese buen hacer se ha visto reflejado en unas semifinales olímpicas, ronda en la que se vuelve a enfrentar a Brasil por un puesto en la final.

Las actuales campeonas mundiales han vencido a Japón, Nigeria, Brasil y a Colombia con un sufrimiento extremo que se decidió desde los once metros. En ese partido contra las cafeteras, las chicas de Montse Tomé tuvieron que remontar un 0-2 adverso que parecía insalvable y que hubiera supuesto un fracaso absoluto, teniendo en cuenta de donde se venía.

Las futbolistas de la selección española celebran el triunfo ante Colombia

Las futbolistas de la selección española celebran el triunfo ante ColombiaAFP

Las certezas que ha dejado la selección femenina es que el nivel técnico de algunas jugadoras es indudable. Contar con futbolistas como Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Salma Paralluelo, Mariona Caldentey es un verdadero lujo. Son tan buenas que se sabe que van a aparecer en los momentos claves.

Sin embargo, lo que deben de mejorar las chicas de Montse Tomé tiene más que ver con la circulación de balón que de otra cosa. En partidos en los que las rivales se echan para atrás, la solución pasa por mover rápido la pelota y así poder generar espacios. Eso es lo que le faltó, por ejemplo, contra Colombia. En algunos tramos del partido, a las chicas de Montse Tomé se las vio desquiciadas por las constantes pérdidas de tiempo y en vez de mover el esférico con brío decidieron pasarla de un lado a otro sin ningún tipo de intenciones.

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