El primer traspiés del fútbol femenino reabre viejas heridas y pone a Montse Tomé en el punto de mira
Indagar en los motivos de un torneo por debajo de las expectativas implica poner la lupa en una entrenadora incapaz de sacar lo mejor de sus futbolistas
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En el fútbol eres tan bueno como lo fue tu último resultado. Y la selección española femenina de fútbol, flamante campeona del mundo, de la Nations League, y con un grupo compuesto en su amplia mayoría por las jugadoras que han tiranizado esta temporada con el FC Barcelona, se encuentra ahora sumida en un mar de dudas. La derrota ante Brasil, abultada, severa y lesiva, pone en el punto de mira a unas futbolistas que, de tan acostumbradas a ganar, perdieron de la manera más contundente imaginable.
No hace ni un año desde que Olga Carmona anotó el gol en Sídney que coronó a España campeona del mundo. Desde entonces, el terremoto. Se marchó Jorge Vilda, llegó Montse Tomé, se venció la Nations League el pasado mes de febrero y se llegó a estos Juegos Olímpicos con la vitola de favoritas. Pero no pudo ser.
Desde el primer día las sensaciones fueron, mínimo, preocupantes. Se ha empezado perdiendo tres de los cinco partidos (los tres, además, con goles antes del primer cuarto de hora), a Nigeria se le ganó de manera agónica, igual que el empate ante Colombia, y frente a Brasil, en la fase de grupos, se necesitó la superioridad numérica para ganar el partido.
El cansancio y las decisiones de Tomé
Más allá de eso, se puede investigar en las razones que han llevado a esa derrota y que han apartado a España de la lucha por el oro, que no de las medallas. Como se ha dicho, el bloque de la selección está formado en una gran mayoría por las jugadoras del Barcelona, un equipo que ha finalizado la temporada venciendo la Liga, la Copa de la Reina y la Champions League. Es decir, lo ha ganado todo... pero también lo ha jugado todo. Y el cansancio hace mella.
Quizás el caso más reseñable haya sido el de Aitana Bonmatí, la mejor jugadora del mundo. En la cita olímpica se le ha visto mermada, algo lenta, sin la influencia que le caracteriza. Cuando tocaba el balón ofrecía soluciones, pero sus piernas, agarrotadas, le impedían encadenar esfuerzos y aparecer en más lados del campo. Algo similar al caso de Irene Paredes, también del equipo culé, con 33 años ya a sus espaldas, que se ha mostrado lenta y pesada para lo que partidos de esta exigencia demandaban. No ha sido el torneo de ninguna de las dos, y eso España lo ha notado.
Las críticas, como casi siempre ocurre en las derrotas, se van a dirigir mayoritariamente a la entrenadora. Montse Tomé, que recogió el grupo ganador de Vilda, quiso introducir algunas modificaciones con dos motivos en mente: por un lado, evitar el acomodo y añadir competencia a un grupo ya campeón; por otra parte, dejar su propia imprenta e introducir modificaciones que dejen claro la llegada de una nueva entrenadora.
En los primeros partidos del torneo la noticia fue la suplencia de Jenni Hermoso. La jugadora de Tigres UANL apenas disputó 23 minutos en los dos primeros encuentros y repitió suplencia en el duelo de cuartos ante Colombia. Algo que no acabó de sentar bien a la jugadora. El caso es que, en ese comentado partido de cuartos de final, Jenni entró bien, marcó un gol y reclamó su sitio en el once.
La sacrificada fue Alexia Putellas, que tan cierto es que ante Colombia no brilló como que, en la fase de grupos, anotó dos golazos y dio destellos de la jugadora increíble que era antes de su gravísima lesión de rodilla. Contra Brasil, en las semifinales, apenas disputó 12 minutos más el añadido. Una decisión inexplicable y que, seguro, perseguirá a Tomé igual que a los aficionados de la selección esa imagen de un tiro suyo al larguero cuando España acababa de anotar el 3-1 y todavía quedaban varios minutos por delante.
Otra decisión poco entendible tiene que ver con la posición de Salma Paralluelo. La fantástica jugadora de 20 años del Barcelona ha estado, actuando como delantera, bastante perdida en todo el torneo, entrando poco en juego y pasando inadvertida. Tan solo cuando se abrió a banda ante Colombia, siendo ella quien iniciaba la cadena de aceleración de pases del equipo, dio muestras de la jugadora que es. Pero, pese a todo, ante Brasil, Montsé no dio continuidad a esa posición.
Una serie de decisiones que, desde luego, van a pesar en la conciencia de la seleccionadora. La ventana al éxito es tan pequeña que, cuando un equipo sabe que es su momento, perder la oportunidad duele el doble. España era la gran favorita al oro olímpico, la culminación de un año irrepetible y la manera de entrar en la historia. Pero no. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.