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Zverev y Alcaraz se abrazan tras la victoria del primero

Zverev y Alcaraz se abrazan tras la victoria del primeroAFP

Alcaraz llega tarde y cae ante el mejor Zverev

Tras ganar los dos primeros sets, el alemán consiguió mantener un altísimo nivel tenístico durante todo el partido con el que logró frenar la reacción del español en la tercera manga y cerrar el partido por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6

Llegaba Zverev quejicoso a la Philippe Chatrier, pero con ganas de hacer frente al huracán que se lo llevó por delante en Madrid. Confiaba el alemán en Roland Garros, donde nunca llegó hasta el final, pero sí había protagonizado remontadas considerables. En el 1 a 1 tuvo un 15 a 30 que no pudo extender. Pronto se vio que no iba a ser lo mismo que en la Caja Mágica.

Movía el teutón al español con su brazo larguísimo y lo acusaba Carlitos con dos inéditas bolas de rotura. La primera la salvó con la dejada y la segunda la perdió Zverev con el ansia que no aplacó en la siguiente. Un resto cruzadísimo que inclinó al murciano, quien después no pudo levantar la tercera de break.

De esquina a esquina

De momento había encontrado el número 3 del mundo una calle para herir a su rival. Era la que cruzaba de esquina a esquina el cuadrado blanco donde el número 6 se atascaba. Estaba dispuesto el alemán a exprimir esa vía, pero trabajo y paciencia le iba a costar. También a Alcaraz porque Zverev no fallaba.

Casi calcaba el juego habitual y de moda del español, variando larguras y alturas y velocidades, e incluso gustándose en las dejadas para mantener el servicio hasta el 5-3. Al resto el alemán siguió disparando pelotas largas y planas que ponían a prueba la compostura del español, que alcanzó el cuarto juego sin aparente esperanza de poder llegar más allá con el 30-0 de Zverev.

Esperaba Alcaraz una bajada de prestaciones al otro lado de la red que no se producía

Y así fue. Iba a tener que cambiar algo el español ante la resolución de su rival. Se le vio intentarlo en el primer juego, abriendo largos los puntos hacia donde no llegó, por poco, el alemán, que al servicio siguió tan fino como su figura. Había reducido Carlitos, de todos modos, la ascendencia de Alexander, que veía, aún lejos, la reverberación del murciano.

Esperaba Alcaraz una bajada de prestaciones al otro lado de la red que no se producía. Al fallo en la volea le sucedía un saque directo para arreglarlo. Le ayudaba la cortedad, unas veces, y la largueza, otras, de las devoluciones. Precisamente la cortedad de una dejada fue el fin de un peloteo largo, ágil por ambas partes, para el español al que una doble falta de Zverev le mantenía en el juego.

Alcaraz golpea de revés

Alcaraz golpea de revésAFP

Estaba más cerca Carlos, la cinta le ayudó para el punto de rotura. También el segundo saque de Zverev, que resistía, con Alcaraz enfadado ante la imposibilidad de cambiar el juego. En ese ritmo cruzado se destacaba el alemán, doblando sus piernas de garza de forma inverosímil para procurarse una oportunidad tras otra y sin dar opciones a su oponente con el servicio.

No era suficiente el juego del español, que empezaba a adolecer de cierta impaciencia ante la seguridad del alemán. La primera vez que Zverev cogió una dejada fueron dos puntos de rotura para él. El español salvó la primera con valentía y esa valentía, demasiado alocada, significó su caída en la siguiente.

Todo el tenis en un punto

No perdonó Zverev su servicio para alcanzar otra vez el 5-3 con un Alcaraz que hacía muecas relajadas, pese a todo, de no entender lo que estaba haciendo. La historia se repetía, pero cuando menos parecía posible provocó Alcaraz el fallo y luego quien falló fue Zverev. El 0-40 se esfumó en el pasante que atrapó el gigante en la red, que logró el 30 iguales impulsado en el servicio.

Lo pudo hacer en la dejada Carlitos, pero Zverev lo alcanzaba todo con inteligencia. El arrojo de Alcaraz era tremendo, pese a todo. Siempre. Lo intentó hasta los límites y Zverev le echó una mano con la doble falta. Era el deuce. Y después de esto un resto fulgurante, globo y dejada para el punto de rotura. Todo el tenis en un punto que se marchó al siguiente con un simple resto largo.

El segundo 6-4 de la tarde. Escenario imprevisto, pero no parecía afectado Alcaraz

Se lanzó Alcaraz demasiado escorado a la derecha en el principio del fin que fue el saque definitivo a la «t» para el segundo 6-4 de la tarde. Escenario imprevisto, pero no parecía afectado Alcaraz. Siempre es lo bueno de él. Sonríe porque no pierde, aunque pierda, aunque vaya perdiendo. Así le han enseñado.

El servicio de Zverev era como un ruido ensordecedor tras el que seguía una percusión insoportable, hasta para alguien como Alcaraz, cuyas dejadas veía el alemán dibujadas en su pensamiento antes de que salieran de la raqueta. Parece que la solidez en el servicio llegaba para Carlos, que aceleraba en busca de algo nuevo, como atravesando una selva.

Alcaraz se lamenta tras un fallo ante Zverev

Alcaraz se lamenta tras un fallo ante ZverevAFP

Pero no podía. No le dejaba un Zverev se diría que cada vez más cómodo. Estaba siendo otra lección fundamental para el joven español contra la que no dejaba de luchar ni de aceptar. Una rotura podía cambiarlo todo, pero no le salían los cambios, las cosas suyas especiales. Tenía que tirar con poco y con dos sets a cero. 20 errores no forzados frente a los 5 de Zverev.

Jugaba bien Alexander y mal Carlitos. Al menos a oleadas. Por fin le salió un cambio al español, apoyado hacia delante en el paralelo de revés. Pero el siguiente fallo era la costumbre. El fallo constante. Así no se podía, a pesar de la igualdad. Pero no era solo el fallo del español. El tenis de Zverev anulaba la chispa de Alcaraz incapaz de sobreponerse.

Alcaraz dejó de fallar

El 0-30 lo atenuaba el español hasta el iguales sin ningún miedo. Sin embargo, llegaba la bola de rotura con un drive largo. Acelerado, del español. Se pausaba Carlos para el deuce con la dejada infinita y luego lo conseguía, al fin. 5-4 y Zverev al saque para mantenerse en el set. Al fin, otra vez, languidecía Zverev en el peloteo largo sin el fallo del español.

Se defendía con bravura el alemán ante el empuje del español. 15-30 Alcaraz con la dejada que ve nublada el alemán con la pista entre sombras, las sombras que se cernieron, como es el tenis, sobre el desempeño impecable del alemán que vio como su rival empezó a no fallar para hacerse con el tercer set sobre el saque hasta el momento inabordable de Zverev.

Superado al resto Zverev torció el gesto en mueca de lucha y amarró el deuce tras subir un escalón de intensidad

Era un problema para Zverev que dejara de fallar Alcaraz. Porque en esas es donde empieza a encontrar el español una inspiración que inquietaba al alemán, en plena lucha por mantener el tipo. Conseguía el empate muy al límite Alexander. Superado al resto torció el gesto en mueca de lucha y amarró el deuce tras subir un escalón de intensidad que rompió al saque el español.

Ya era una batalla total. En plenitud de ambos. Gritaba Zverev, de natural silencioso y altivo, con la humildad del esfuerzo sincero. Era un gran espectáculo deportivo. A Alcaraz le funcionaban los cambios ahora a los que Zverev llegaba. No sé sabía hasta donde podía mantenerse semejante nivel a ambos lados de la red.

Zverev grita tras su victoria ante Alcaraz

Zverev grita tras su victoria ante AlcarazAFP

Pero el caso es que seguían. El saque desde el cielo del alemán no se marchaba. Caía como un chuzo, y era preciso de ver, quien pudiera atisbarlo un instante, su revés cruzado invisible. Un revés como para pedir un deseo, como con las estrellas. La derecha-volea de Alcaraz se fue al centro y le atrapó Zverev. Tenía un problema con el ímpetu último del alemán el español.

Dos puntos de rotura dejaban el partido en el alambre. Salvaba la primera con el resto largo de Zverev. No lograba jugar con primer saque Carlitos. Y ni siquiera eso. La doble falta le condenaba, pero la dureza de su golpeo al resto trajo un increíble empate a cinco que tuvo su consecuencia en un 6-5 de fuerza y luego la delicatessen teutona atrapó la muerte súbita.

El horror de Zverev

Allí siguió la pelea aérea. Se adelantó 2-0 el alemán, pero el mini break le puso al servicio con 4-3. El pasante en el subsuelo de Zverev provocó la reverberación en la Philippe Chatrier. 6-6 en un desenlace desesperado. El punto de partido en el 7 a 6 con saque. 7-7 Alcaraz y Zverev boqueando. Era la salsa de Alcaraz y el horror de Zverev, que conseguía otra pelota de set, esta vez al resto, que ya no pudo salvar Alcaraz en un gran partido de tenis, de un nivel asombroso, quizá el mejor de toda la carrera de Alexander Zverev.

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