Nadal, el 'lisiado' que ya juega y gana sin entrenar
El gran campeón español apenas ha entrenado este año debido a las lesiones y ya son dos Grand Slams los que ha logrado en un 2022 tan atípico como extraordinario
Nadal consigue alzarse con su 14º Roland Garros
Así ha ganado Nadal todos sus Grand Slams
Siempre se habló de la necesidad de Rafael Nadal de jugar partidos para alcanzar la forma. Él siempre lo ha reconocido durante toda su carrera. El objetivo principal de sus temporadas siempre fue Roland Garros y hacía él siempre estuvieron dirigidos los planes. Australia, la pequeña gran gira de cemento en Indian Wells y Miami, y después Montecarlo, Barcelona, Madrid (antes Hamburgo) y Roma para llegar disparado a París.
Objetivo Roland Garros
Diciembre era un mes clave para llegar caliente a las antípodas, uno de sus mejores Grand Slam y sin embargo el más esquivo hasta que volvió a recuperarlo en 2022. Pero todo esto, incluido lo por venir en el desierto y casi en el Caribe, era el principio de una carrera para el gran salto: la del saltador de longitud que se impulsa en el duro tartán y acaba cayendo en la tierra después de un viaje por los aires. Nadal Lleva entrenando duro, muy duro y sin parar durante 20 años para ganar y casi para llegar a este momento y seguir ganando sin entrenar, al fin.
Nadal es el Supermán que pone su cuerpo en el corte de la vía para que el tren, el suyo propio, no descarrile
Nadal ha ganado los dos primeros Grand Slams del año sin poder entrenar, una gesta última, no por última sino por tremebunda, al contrario de lo que ha hecho toda la vida. La falta de preparación parece poder suplirla ya con el poder de su mente, un almacén de recursos. Nadal es el Supermán que pone su cuerpo en el corte de la vía para que el tren, el suyo propio, no descarrile. No sabemos hasta cuando.
En el camino de vuelta
Pero lo está haciendo y lo último es ganar sin el rodaje, adquirido a contrarreloj, como si lo que tuviera en el caletre fuera la joroba de un camello donde guarda sus reservas. Nadal vive en el desierto como un marajá porque sigue ganando ya sin su costumbre, sin la rutina de una vida. En el camino de vuelta que quizá pueda volver a recorrer entero en estas condiciones penúltimas donde no entrena porque no puede soportar el dolor, pero gana porque sabe, aunque no pueda, cómo hacerlo.