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El dinero público digital se enfrenta a las criptodivisas

El dinero público digital se enfrenta a las criptodivisasE

Nuevo escenario

Comienza la batalla entre las criptomonedas y el dinero público digital

Los bancos piden regulaciones y apoyan una moneda pública digital mientras el valor de las criptodivisas cae

Las criptomonedas más conocidas, bitcoin y ethereum, han registrado caídas de entre el 4 % y el 5 % debido a las incertidumbres relativas a las políticas fiscales mundiales y a los efectos de ómicron.

El bitcoin cae ya un 31,5 % desde que registró su máximo de 68.925 dólares (60.962 euros) a principios de noviembre, y el ethereum, un 21 % desde los 4.864 dólares (4.295 euros) que alcanzó en mayo.

El responsable en España de la plataforma de criptomonedas Bitpanda, Alejandro Zala, explica que ambos activos están experimentando un patrón de cuña descendente, «Ethereum ha retrocedido hasta los niveles registrados en mayo y el soporte de bitcoin cae hasta los 40.000 dólares (35.335 euros), pese a las velas diarias alcistas».

Empujón de WhatsApp

A todo esto hay que añadir que Whatsapp está probando los pagos de criptoactivos en la aplicación a través de la cartera Novi.

Los inscritos en el piloto podrán enviar y recibir dólares Pax (USDP), una moneda estable vinculada al dólar, si bien esta será sustituida una vez que el token de la compañía, Diem, reciba la aprobación.

A la volatilidad de las criptomonedas hay que sumar la intención de los diferentes bancos de países europeos y del propio BCE de crear una moneda pública digital. Justifican la idea en que las divisas necesitan estar reguladas y protegidas y no inmersas en una montaña rusa de intereses que las haga fluctuar. Son su enemigo porque crean riqueza en un mercado de valores, pero no están supervisadas por entes superiores. 

Las principales divisas tendrán su equivalente digital en cinco años, según el informe elaborado por profesores de la EAE Business School, aunque su implantación tendría también desventajas que se tendrán que tener en cuenta para su puesta en marcha.

El estudio señala como principal inconveniente para estos proyectos el consumo energético «desorbitado», tanto por su coste como por las implicaciones medioambientales: de convertirse en monedas de uso común, su minado requeriría mucha más energía que la que ahora se tiene la capacidad de producir. 

Nuevos chips

Los ordenadores necesitan un gran potencial de memoria, tarjetas gráficas o RAM para minar según qué monedas, pero el desarrollo de nuevos chips podría limitar ese excesivo consumo. 

Por otra parte, el informe sostiene que el actual número de criptomonedas es «insostenible». El profesor Javier Rivas, uno de los autores del estudio, ha explicado que la desregulación ha elevado la capitalización de este mercado hasta los dos billones de dólares (en torno a 1,8 billones de euros), lo que supone en sí mismo «un peligro para los mercados financieros internacionales».

«Estamos ante un nuevo tipo de dinero que incrementará la seguridad, a medio plazo, de la fortaleza del sistema y reducirá el número de intermediarios», ha señalado Rivas.

El bitcoin es la moneda más importante por capitalización y precio, aunque el aumento de este último y la volatilidad que ha ido registrando en los últimos meses podrían indicar que el activo ha alcanzado su techo.

Ether es la segunda por nivel de capitalización y también ha experimentado una fuerte subida de precio y volatilidad este año, duplicando su valor, al igual que otras criptomonedas como cardano, cosmos, dogecoin o tezos.

Regulación

Los tres autores del informe estudio instan a la «urgencia en la regulación del sector».

«Aunque de momento el peso de las operaciones ilícitas no es tan grande, el potencial de estos activos para financiar actividades ilegales, terrorismo o lavado de activos es enorme. Debe haber una regulación que lo impida y debe ser internacional, puesto que es un problema global», han destacado.

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