Guerra en Ucrania
Putin pierde la batalla económica: «No avanza a la velocidad que esperaba»
Las sanciones europeas ponen en aprietos al Banco Central de Rusia y las empresas del país, marginadas por Occidente. Putin sufre problemas logísticos en Ucrania
La guerra financiera iniciada por Occidente contra Rusia, comienza a dar sus frutos. El asedio al que la Comunidad Internacional ha sometido al 70 % de los bancos del país –excluidos de la red Swift– y la congelación de las reservas de divisas rusas, han empezado a ralentizar el avance de las tropas de Putin sobre el territorio ucraniano. «Durante el fin de semana quedó claro que la invasión rusa de Ucrania no avanza a la velocidad que esperaban los líderes rusos. La feroz resistencia ucraniana y la mala logística rusa son las razones probables», afirma Stefan Kreuzkamp, jefe de inversiones de DWS.
Detrás se encuentra una compleja estructura de sanciones, que Bruselas ha intensificado durante las últimas horas. Europa ha puesto el foco de su ofensiva económica en el Banco Central de Rusia. Sus reservas ascienden a 630.000 millones de dólares, de los cuales 463.000 millones se mantienen en moneda extranjera. Otros 132.000 millones se ocultan en forma de oro.
«El despliegue de estas reservas se ha vuelto casi imposible, o al menos muy difícil en el corto plazo», dice el experto de la firma de gestión de activos alemana, que recuerda que este hecho ha provocado que el mercado ruso no contara con la liquidez necesaria como para permanecer abierto durante inicio de la semana.
En paralelo, avanzan las sanciones más ‘políticas’ que efectivas, destinadas a minar el entorno de influencia que rodea al Kremlin. Durante las últimas horas, hemos conocido el contenido del documento con el que Bruselas busca castigar a los oligarcas rusos que se rodean en torno a Vladimir Putin. Un catálogo de medidas entre las que se incluyen la congelación de los activos de los multimillonarios rusos señalados por Europa, y la prohibición de pisar suelo comunitario. Todo ello, ha generado un rechazo occidental hacia las empresas del país que ha provocado que los inversores internacionales opten por desprenderse de sus acciones en compañías rusas. «Otros con exposición directa en Rusia temen que sus participaciones puedan ser expropiadas», apunta Kreuzkamp.
La Grivna ucraniana gana el pulso al Rublo en los mercados
Uno de los grandes termómetros para medir el impacto de las sanciones lo encontramos en el pulso que mantienen el Rublo y la Grivna. La moneda rusa se hundía más de un 30 % el pasado lunes, frente a la caída -de poco más del 10 %- registrada por la ucraniana. Una devaluación que hizo que los rusos se lanzaran a retirar de forma masiva efectivo de los cajeros automáticos, ante el pánico a un corralito económico.
La incógnita vuela ahora sobre el tablero geopolítico, y más en concreto, sobre la pieza que mueva ahora Vladimir Putin, que durante las últimas horas ha amenazado con movilizar su armamento nuclear. Desde DWS insisten en que el impacto a largo plazo de las sanciones «tiende a subestimarse», también para la Unión Europea.
La escalada imparable de la contienda ha enterrado un problema que la economía comunitaria lleva meses arrastrando. Un avance de la inflación que podría mantenerse en niveles históricos durante dos años. Además, el crecimiento de la economía europea también se verá afectado por el devenir en Ucrania. «Si Rusia logra hacerse con el control de Ucrania, es probable que Occidente mantenga su economía lo más aislada posible del comercio mundial», dice el jefe de inversiones de DWS.
Guerra Rusia - Ucrania
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Además, la guerra podría tener ciertos aspectos adicionales para algunos sectores económicos. La carrera de la Unión europea por independizarse energéticamente y los planes de contingencia ante un posible corte forzado del suministro de gas ruso, podría provocar que los planes de transición ecológica quedaran apartados, y que los países de la UE se vieran forzados a reabrir centrales de carbón y reactores nucleares.
Además, países como Alemania, ya han anunciado un incremento de su presupuesto en defensa, y es muy probable que el resto de socios europeos sigan su ejemplo. Esto puede provocar que un enorme incremento de la inversión en infraestructura y seguridad.