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Imagen de una planta nuclear

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Energía verde

El Reino Unido autoriza la construcción de una nueva planta nuclear

El proyecto de construcción de la planta «Sizewell C» será financiado por la compañía eléctrica francesa EDF

El Gobierno británico ha informado de que ha autorizado la construcción de una nueva planta nuclear en la costa del condado de Suffolk, al sureste del Reino Unido, con una inversión que ronda los 20.000 millones de libras (unos 23.500 millones de euros).

El proyecto de construcción de la planta «Sizewell C» será financiado principalmente por la compañía eléctrica francesa EDF, con experiencia ya en otras centrales nucleares del país.

Sizewell C

El ministro británico de Estrategia de Negocios, Energía e Industria, Kwasi Kwarteng, confirmó hoy que ha concedido el permiso para el desarrollo de «Sizewell C», que se levantará junto a la planta «Sizewell B», según un comunicado oficial.

La empresa EDF ya había adelantado que la construcción de la nueva central, con dos reactores nucleares, generará 3,2 gigavatios de electricidad, una cantidad suficiente para asumir el 7 % de las necesidades energéticas del Reino Unido.

El Gobierno de Londres se ha comprometido a aportar al proyecto 100 millones de libras (117,5 millones de euros), al tiempo que se reserva una participación del 20 % en «Sizewell C».

Su construcción es rechazada por grupos medioambientales, que sostienen que la expansión de este sector energético será demasiado lenta y costosa.

También denuncian que la presencia de plantas nucleares en la zona puede poner en peligro la supervivencia de más de 6.000 especies de animales de la reserva natural de Minsmere, en el condado de Suffolk.

«Sizewell C' representa todo lo que está mal con la política energética. Una compañía nuclear plagada de problemas, con reactores que fallan y que ha tenido que ser nacionalizada, ha logrado un acuerdo sellado a puerta cerrada que conllevará costes extra en las factura energéticas», denunció hoy la organización Greenpeace en una nota.

Críticas

Su científico jefe en el Reino Unido, Doug Parr, advirtió de que la planta dejará para las generaciones futuras unos «residuos incontrolables» y «un caro proyecto», mientras que la «destrucción» de la reserva natural es un «extra indeseable».

«En vez de gastar tiempo y dinero en esta solución energética engañosa, el Gobierno debería hacer todo lo posible para convertir las renovables, más baratas, limpias y seguras, en la columna vertebral de nuestro sistema energético», agregó el activista.

El Ejecutivo británico ya cerró en 2013 un acuerdo con EDF para la construcción de dos reactores en la planta «Hinkley Point C», en Somerset (suroeste inglés), en medio de la polémica por el elevado precio de la electricidad entonces y la seguridad de este tipo de plantas.

Esa planta, de última generación, fue la primera que se construyó en el Reino Unido desde «Sizewell B» en 1995 y la primera del mundo desde el desastre de Fukushima en 2011.

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