Crisis energética
Europa podría terminar reduciendo el consumo de gas un 40 % antes de 2023
Los expertos vaticinan una segunda ronda de discusión entre los ministros comunitarios que implicará nuevos recortes de consumo. La industria alemana, la gran afectada por la medida
La Unión Europea arma su plan de supervivencia energética antes del corte inminente del gas ruso. Los Veintisiete vuelven a una mesa para diseñar una estrategia que exigirá esfuerzos desiguales antes de la llegada del invierno. Alemania, y otros países dependientes de los gasoductos rusos, deberán acometer una reducción del consumo del 15 %. Por el contrario, España, Portugal o Grecia, deberán rebajar el uso energético de manera voluntaria en un porcentaje mucho menor.
Sin embargo, este no será el último cónclave en el que se acordará un recorte del consumo. «Las previsiones de reducción se van a quedar cortas y habrá una segunda ronda de discusión antes de que termine el invierno», vaticina Antonio Turiel, investigador científico del CSIC. De esta manera, los socios europeos inician un tránsito de recortes escalonados que provocará efectos secundarios sobre la actividad económica.
Europa terminará aprobando una reducción del consumo del 30 o 40 %Investigador científico del CSIC
La naturaleza de la crisis que se avecina ha dado un vuelco al tablero comunitario. Socios del euro que –como Alemania– exigían esfuerzos extraordinarios a otros países hace poco más de una década, se encomiendan ahora a la solidaridad del resto de capitales europeas. Varias empresas del país ya han comenzado a ver peligrar su futuro. Una de ellas es BASF. El gigante químico germano requiere de grandes cantidades de consumo de gas para mantener su producción. «Europa terminará aprobando una reducción del consumo del 30 o 40 %», dice Turiel, que señala a posibles problemas de suministro de los productos generados por la empresa alemana cuando el invierno entre en su etapa final.
Lo mismo ocurre con otras grandes del sector. Durante las últimas semanas, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha ido apretando el puño del suministro, ahogando a la gran industria alemana. «Estamos ante una prueba de resistencia para la solidaridad europea», afirmó el miembro de la presidencia de la Federación de la Industria Alemana (BDI), Wolfgang Niedermark, en declaraciones recogidas por la televisión pública ARD el pasado martes.
La posición 'privilegiada' de España
Los términos del acuerdo aprobado este martes en Luxemburgo prometen un proceso de adaptación más suave para España. Nuestro país se presenta a la tormenta energética con una gran ventaja. La pasada semana la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, rechazó la propuesta de ahorro energético lanzada por la Comisión Europea. Lo hizo consciente de que contamos con la mayor red de regasificadoras (seis) de toda la UE. Una infraestructura clave para responder al enorme reto que está por llegar.
El pacto permite a España aplicar una reducción voluntaria de entre el 7 y el 8 % a cambio de enviar la máxima cantidad de gas posible a través de los gasoductos de Larrau e Irún. Algo que lleva tiempo ocurriendo. Sin embargo, los problemas podrían llegar bien entrado el año 2023.
Estados Unidos –el principal proveedor de GNL de España– no podrá seguir manteniendo el volumen de envíos actual durante mucho más tiempo. «Habrá un proceso de reducción muy importante el año que viene», dice el científico del CSIC.
Acuerdo sobre la supervivencia energética
Ribera confirma que España reducirá su consumo de gas «entre un 7 y un 8 %»
Ese recorte de las importaciones, sumado al final del tránsito de gas ruso por Europa, dispararán mucho más los precios y añadirán mayor presión política sobre los contratos que mantenemos con otros proveedores. Con Washington enviando una menor cantidad de energía, Argelia cobra mayor valor.
El precio del gas en el mercado europeo (TTF) se disparó este martes hasta superar los 200 euros/MWh. La tensión tuvo su reflejo en el mercado ibérico. Los futuros del gas español apuntan a los 135 euros.