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Las tarjetas revolving amenazan las navidades de los españoles

Las tarjetas revolving amenazan las navidades de los españoles

Inflación

Las tarjetas de crédito que amenazan con arruinar las navidades de muchos españoles

Financiar compras con tarjetas revolving encubiertas se ha convertido algo habitual en estas fechas

Las navidades son fechas donde el gasto se multiplica. Con la excusa de los regalos de Reyes o de Papa Noel, los españoles se lanzan a las tiendas desde finales de noviembre, en el Black Friday, hasta después de Reyes con las rebajas en su máximo esplendor.

La inflación sigue adelante y los precios de todos los productos suben. Pero el consumo no baja, aunque el BCE siga encareciendo el precio del dinero para evitar la financiación, la demanda existe y los españoles se ponen en manos de los créditos.

Revolving por Navidad

Las tarjetas revolving vuelven por Navidad con el objetivo de arruinar a muchas familias que desconocen por completo que mientras pagan los regalos, los intereses suben desproporcionadamente.

Es cierto que las leyes al efecto han logrado reducir y esclarecer el funcionamiento de este tipo de créditos infinitos, pero los grandes centros comerciales y los bancos ocultan su nombre para seguir ofreciendo este tipo de tarjetas al consumidor.

Las tarjetas revolving tienen como finalidad financiar las compras con intereses de hasta el 25 % que, tras las últimas quejas y demandas judiciales, han maquillado esa cifra hasta el 18 % en los mejores casos.

Para devolver el saldo de este tipo de tarjetas hay dos caminos: pagar un porcentaje de la deuda cada mes o una cantidad fija.

Punto débil

Es en este punto donde aparece el punto débil de las tarjetas revolving. Si se abona toda la deuda a final de mes, las entidades emisoras no podrán devengar intereses. Una formula que no interesa publicitar para que los clientes generen deuda y paguen intereses durante más tiempo.

Los intereses de este tipo de tarjetas provocan que la deuda se convierta en casi impagable porque no deja de aumentar a medida que el gasto se acumula. Esto ha provocado que el préstamo concedido se pueda considerar un crédito usurario y pueda reclamarse gracias a la Ley de Usura de 1908.

Además, una sentencia del Tribunal Supremo de 2015 declara que este tipo de tarjetas puede resultar usuraria con lo que los antecedentes son claros en favor de los clientes que disponen de ellas.

En estas fechas, lo más habitual que los grandes centros comerciales encubran la firma de este tipo de tarjetas y engañen al usuario haciéndoles ver que es una forma de financiar sus compras, pero sin comentarles la letra pequeña o los intereses asociados.

Tras la firma, empieza un ciclo interminable de acumulación de deuda según se hace uso del crédito hasta que, llegado el momento, se puede comprobar que los intereses pagados mensualmente son más altos que la propia deuda adquirida.

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