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Camas de hospital.
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Alemania dedica un 2,5 % más de gasto público a la sanidad que España

Ha llegado el momento de la derecha de quitarle esta bandera a la izquierda, poner medios y recursos, y demostrar que pueden ser los que realmente creen en que la salud es uno de nuestros pilares

Cada día que pasa tengo más claro que unos de los pilares que sostienen la Economía del Bienestar y que hacen de ella una de las auténticas claves del éxito es la Sanidad.

Después de haber conseguido salir adelante tras una pandemia nefastamente gestionada por los gobiernos y en la que los únicos héroes fueron los empleados sanitarios –que también cayeron como hormigas machacadas por un elefante–, es el momento de trabajar por conocer realmente cómo está nuestro sistema de salud.

La comparativa no tiene que ir en forma de crítica destructiva de todo lo que hacemos mal, sino de ver qué hacen mejor que nosotros los demás y aplicar todo el esfuerzo y el conocimiento para mejorar nuestro sistema de salud, robustecerlo y tenerlo siempre listo para actuar en caso de necesidad.

Con esta declaración de principios quiero decir que la salud tiene que estar siempre entre las prioridades de cualquiera de nuestros gobernantes, independientemente del color de las siglas, y que tiene que existir unas líneas rojas para que nunca se puedan cruzar.

Para ello voy a analizar los datos de 2021, último dato disponible en el que se desglosan los gastos según el sistema COFOG, un método que adoptó la OCDE para distribuir los desembolsos de todos los estados miembros en diferentes capítulos, uno de ellos Salud. Este está dividido en Medicamentos y farmacia, Servicios ambulatorios, Servicios hospitalarios, Salud pública, I+D+i y de otros no clasificables en ninguno de los apartados anteriores.

En un artículo anterior vimos que el sistema de salud en España tuvo un coste de 88.625 millones de euros. Se trata de un crecimiento del 3,7 % sobre el total de 2020, un año en el que los gastos consolidados del Estado crecieron un 5,2 % y, por lo tanto, el peso del dinero dedicado a salud sobre el total bajó del 14,7 % al 14,5 %. Y todo esto con un gobierno socialista y comunista al que se le llena la boca sobre las barreras que no se pueden cruzar aunque ellos sean los primeros en hacerlo.

En cualquier caso, ha llegado el momento de la derecha de quitarle esta bandera a la izquierda, poner medios y recursos, y demostrar que pueden ser los que realmente creen en que la salud es uno de nuestros pilares. También de demostrar que se pueden bajar los gastos y dedicar más dinero a la salud de manera más eficiente y bajando impuestos.

Que esto no es fácil ya lo sabemos, pero esa es la gran diferencia entre la derecha y la izquierda: saber gestionar frente a saber gastar. Comparemos, por ejemplo, lo que sucedió en 2021 en España y Alemania.

Los alemanes dedican el 51,3 % de su PIB al total del Gasto Público y España el 50,6 %. En términos absolutos, los alemanes se gastan 3,02 veces más que los españoles para mantener su gasto público. A la salud los alemanes le dedican un 16,9 % del total de sus gastos, mientras que España le dedica un 14,5 %. Esto quiere decir que en importe los alemanes le dedican a la salud 3,5 veces más de lo que le dedicamos nosotros.

El sistema alemán merece ser estudiado porque tienen una organización muy parecida a la española desde el punto de vista administrativo.

Si miramos los gastos es donde encontramos las grandes diferencias de modelos. Alemania gasta en medicamentos 5,1 veces más que España y, en servicios hospitalarios y ambulatorios, 3,4 veces más. El único punto donde Alemania flojea es en esfuerzo al I+D+i.

Todo indica que en la receta médica alemana hay incluidos muchos más medicamentos que los autorizados por Sanidad, que cada año obliga al uso de más genéricos que en España, que son caros. En nuestro país se paraliza su inclusión en las listas de aceptados por el sistema de salud y los ciudadanos que no pueden conseguirlos acaban pagando de sus bolsillo. No se explica de otra manera la diferencia de coste en la factura farmacéutica de los dos países.

Esta quizá sea la primera piedra angular que tratar por el nuevo gobierno y el ministro de Sanidad, que tendrá que conseguir recursos económicos extras para esta partida.

Habrá que ponerse a trabajar en ver cuáles son las grandes diferencias, a corregirlas a mejorarlas y sobre todo a explicarlas para que la población sepa que, con la derecha, la salud está en buenas manos.

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