El gran despilfarro: el gasto político se dispara con Sánchez a los 216.000 millones, más del doble que con Aznar
Lo peor que le puede pasar a un país es que le gobierne un socialista. Es el derroche por el derroche, el gasto por el gasto y el despilfarro para satisfacción de la izquierda
La Intervención General de la Administración Central del Estado (IGAE) acaba de publicar, por fin, los datos consolidados del gasto público español en 2022. Se ha cerrado en 637.831 millones de euros, con un crecimiento del 4,3 % sobre 2021.
Pero hoy quiero centrarme en la Administración Central del Estado y los 319.132 millones que se ha gastado, pero en especial, los datos que facilita la IGAE de acuerdo con la metodología COFOG.
COFOG es la Clasificación de las Funciones de las Administraciones Públicas, de acuerdo con la metodología publicada por Naciones Unidas. La COFOG clasifica los gastos, elaborados de acuerdo con los criterios de la Contabilidad Nacional atendiendo a su finalidad.
Dentro de COFOG hay 10 capítulos, pero hoy solo vamos a analizar el Capítulo 1, Servicios Públicos Generales, que no es otro que lo que nos cuestan los Servicios Políticos que presta el Estado, que es como realmente se debería de llamar, pero las Naciones Unidas prefieren una terminología más ODS (Objetivos y metas de Desarrollo Sostenible) = Agenda 2030, por ello me permito rebautizar el Capítulo 1 como «SERVICIOS POLÍTICOS».
Para que lo entendamos mejor, este Capítulo se divide en:
1) Órganos ejecutivos y legislativos, asuntos financieros y fiscales, asuntos exteriores; es decir: el ejecutivo y el legislativo.
2) Ayuda económica exterior: a quién le regalamos dinero porque queremos.
3) Servicios generales, necesarios para el funcionamiento.
4) Investigación básica, que es una partida casi sin contenido.
5) I+D relacionada con los servicios públicos generales: más de lo mismo que la anterior. Nadie se ocupa de ella en España.
6) Servicios públicos generales n.c.o.p., o lo que normalmente se llama otros servicios públicos u otros gastos.
7) Operaciones de deuda pública, que no son otra cosa que los intereses de la deuda.
8) Transferencias de carácter general entre distintos niveles de las Administraciones Públicas, o lo que es lo mismo, lo que hay que enviar a las autonomías para que gasten, y si tienen alguna duda, se lo preguntan a Cataluña.
De estos 8 subcapítulos, para este análisis solo voy a utilizar el 6, y vamos a comparar cómo nos deja los Servicios Políticos Aznar y a dónde lo llevan Zapatero, Rajoy y Sánchez. Van a ver todos ustedes que lo peor que le puede pasar a un país es que les gobierne un socialista, porque los «SERVICIOS POLÍTICOS» se convierten en un gasto completamente inasumible. Es el derroche por el derroche, el gasto por el gasto y el despilfarro para satisfacción de la izquierda.
Así que veamos qué nos ha pasado desde diciembre de 2003, el último ejercicio cerrado por José María Aznar, y qué acontece desde ahí.
El ejecutivo y el legislativo nos costaban, cuando Aznar abandona el Gobierno, 10.114 millones de euros. En los 8 años de Zapatero este coste crece un 36,6 %. Obviamente, llega el gran despilfarro de ministerios inútiles, que además se llenan de asesores, que llena estómagos agradecidos.
En la ayuda exterior, que era una partida ya importante para ayudar a terceros países y que nos costaba 500 millones con Aznar, se multiplica casi por cuatro para extender la Alianza de las Civilizaciones, una de las mayores tonterías jamás vistas en el universo, pero cuando se va nos deja un gasto anual de casi 2.000 millones.
Los Servicios Generales y otros servicios pasan de 1.057 millones anuales a 1.460 millones, porque, al incrementar las barrigas a llenar, estas también gastan.
La deuda, que estaba muy controlada en el cierre de 2003 y nos obligaba a pagar 16.419 millones de intereses anuales, pasa a costar 23.268 millones anuales debido a los últimos años del gobierno socialista, casi un 42 % más, y las Transferencias políticas, que estaban en 68.954 millones, se van a 104.420 millones. Crecen un 51,4 % y es la partida que descalabra todo el gasto de la Administración Central.
Los Servicios Políticos de este país costaban 99.047 millones en el 2003, que ya era una cifra importante, pero gracias al socialismo esta cifra se va a 146.914 millones que nos cuestan los servicios políticos en 2011.
La crisis económica, financiera y de deuda que recibe Rajoy hace que se produzca lo nunca visto después de él. El Ejecutivo y el Legislativo bajan sus costes casi un 15 %. Es decir: se reducen en más de 2.100 millones al final del período las barrigas alimentadas por el sistema, pero a su vez se baja en 1.500 millones la ayuda al exterior, vía desaparición de gastos inútiles.
Se reducen también en más de 350 millones de euros los servicios generales, los intereses de la deuda crecen, por los problemas generados por Zapatero y su gobernador del Banco de España en el sistema de las cajas de ahorro, y los intereses se van hasta los 26.819 millones, un 15,3 % más que con Zapatero.
El único sitio donde Rajoy puede tener un pero es en las Transferencias políticas, que crecen en 8.000 millones en 6 años de gestión.
Rajoy se va con el ejercicio del 2017 cerrado tras haber dejado unos Servicios Políticos en 154.471 millones, que es crecer un 5,1 % en 6 años.
Y a partir de aquí, la locura. Sánchez hace un Zapatero: en 4 años y medio dispara un 39 % el coste del Ejecutivo y Legislativo y la Ayuda al Exterior para convertirse en presidente de la Internacional Socialista se va a los 1.500 millones anuales. Esa presidencia nos ha costado 4.000 millones a los españoles para que nuestro presidente sea dos veces presidente.
Los gastos generales se vuelven a subir por encima de los 1.400 millones.
Pero de nuevo la Transferencias políticas crecen un 48 %, llegan a 165.969 millones y llevan los SERVICIOS POLÍTICOS a 216.205 millones de euros.
Es decir: en 20 años hemos multiplicado por 2,2 los Servicios Políticos que sirven para que unos cuantos vivan bien, pero los españoles vivamos peor, porque nuestro PIB per cápita sigue siendo el de 2005.
Y para que tengan en su mente las cifras más claras, les dejo este cuadro del coste por mes, por día, por hora, por minuto o por segundo:
Con Aznar, los Servicios Políticos nos costaban 3.184 euros por segundo.
Hoy con Sánchez nos costaron en 2022 la espeluznante cifra de 6.951 euros.
Y solo hablamos de la Administración Central del Estado.
Y me pregunto: ¿queremos seguir manteniendo tantas barrigas llenas, tantos inútiles, tantos incompetentes, tanto tipo que no hace nada, que solo gasta y no produce?
Con todo el respeto, hay que mandarlos al paro. Hay que reducir en 100.000 millones esta estructura, les guste a los políticos o no. Hay que conseguir un Javier Milei español que se atreva a decir la verdad y que ponga fin a este descalabro económico, a esta barbaridad y a este despilfarro, y hay que hacerlo a la voz de ya.
Milei español, ¿dónde estás?