Los gastos del Gobierno de Sánchez superarán a final de año en 200.000 millones a los de anteriores gestores
El problema es muy serio, pero todavía más si pensamos que con este incremento no hemos hecho ninguna obra de infraestructura seria y potente
Ya solo nos falta un mes para saber cómo cerramos el año en gastos en la Administración Central del Estado, en los organismos autónomos, en la Seguridad Social, en las comunidades autónomas y en la consolidación de todos ellos, y solo nos faltará conocer el resultado de las corporaciones locales (diputaciones y cabildos más ayuntamientos) para saber oficialmente que nuestro país bordeará los 680.000 millones de euros, que será una cifra que habrá superado en 200.000 millones el gasto de lo que dejaron los anteriores gestores del país.
El problema es muy serio, pero todavía más si pensamos que con este incremento del gasto no hemos hecho ninguna obra de infraestructura seria y potente, salvo unos vagones que no entran por los túneles de Cantabria o un tren de media velocidad a Extremadura que tarda casi más que los anteriores.
Estados Unidos está creciendo un 3,3 % en su Producto Interior Bruto porque el gobierno decidió acometer unas obras de infraestructuras públicas de 3 billones de dólares americanos en autopistas, puertos, aeropuertos y grandes puentes de comunicación.
España llevaba a cierres de noviembre la «insuperable cifra de 6.500 millones», cuando además disponía de un presupuesto de 14.000 millones. El presupuesto para un Estado como el español de 14.000 millones en inversión pública es ridículo, pero mucho más lo es que a 30 de noviembre no llevemos ejecutado ni el 50 % del presupuesto anual.
Todo esto lo que nos indica es que estamos gastando 200.000 millones más que hace 6 años, pero no en un gasto productivo, sino en gasto que no genera riqueza, ni bienestar en la sociedad, más allá del que va a educación y a sanidad, pensiones y unas cuantas cosas más que son absolutamente imprescindibles para el buen funcionamiento de un país, como es el ejército, la policía y la justicia. Y todo esto no llegó a los 400.000 millones de euros en el 2022
A partir de ahí, todo el gasto es mucho más que discutible y debería analizarse partida por partida porque hay una auténtica barbaridad de gasto político inútil que debería de desaparecer.
Si llegamos o superamos los 680.000 millones, este país estará en el punto de no retorno de un avión en la pista de despegue, y podemos colapsar nuestra economía al intentar que esta fiesta general se pague con impuestos , porque la capacidad de generar mayores ingresos para el Estado solo se puede producir por un incremento sustancial de la actividad real que genere muchos más puestos de trabajo efectivo (no el simulado), con un aumento sustancial de las horas trabajadas, que permita recaudar más dinero al Gobierno, con cotizaciones sociales, impuestos de sociedades, IRPF e IVA.
Tratar de repartir la riqueza para generar miseria no permite aumentar los ingresos de ningún país, y la sola idea de reducir la jornada laboral, llevará a un colapso de las horas trabajadas y por lo tanto de los ingresos reales para el Gobierno.
No se debe seguir con gastos que no sean para generar riqueza, salvo en los 6 antes mencionados, y cualquier gasto inútil más no servirá absolutamente para nada, si para ello es necesario aumentar la recaudación de impuestos.
Pero veamos cómo está la Contabilidad Nacional de la Administración Central del Estado a cierre de noviembre y lo que ingresamos y contabilizamos como gasto en diciembre del 2022 para así poder estimar cómo vamos a cerrar en esta área que se lleva mucho del dinero del Estado Español.
Recordemos que en estos gastos no está la Seguridad Social, aunque sí lo que ha habido que transferir para que pueda seguir pagando pensiones y todos los otros gastos que caen bajo ese paraguas.
Los ingresos de la Administración Central del Estado han crecido un 1,9 % con respecto a 2022 hasta llegar a los 255.891 millones de euros, lo cual ha generado una media de ingresos contables de 23.263 millones de euros. Ahora bien: diciembre suele ser un mes donde la genialidad de los políticos hace que aparezcan más ingresos y más gastos que la media del año. Así por ejemplo en diciembre de 2022 aparecieron contablemente 26.752 millones de euros que suponen 2.500 millones más en el mes de diciembre del 22 que en la media de 2023.
Así que para estimar un posible cierre vamos a añadir a los 11 primeros meses del 23, los ingresos de diciembre del 2022 y así podemos estimar que los ingresos que se contabilizarán serán de 282.643 millones.
En el apartado de gastos llevamos un incremento del 1,6 % que nos ha llevado a 283.886 millones de gasto con un déficit por lo tanto de 27.995 millones que es 194 millones inferior al de 2022.
Ahora bien: en 2023 llevamos una media de gastos contabilizados en los 11 meses del año de 25.808 millones, pero en 2022 en diciembre aparecieron contablemente 39.739 millones, que si vuelve a suceder lo mismo nos llevarán a 323.625 millones de gastos.
Hay que tener en cuenta que esto no es solo un caso aislado de un año. Es la historia permanente de un modelo que deja para el final muchos gastos para ser reconocidos y así evitar que la Intervención General, pasados unos meses, les meta un expediente a los funcionarios.
Si se contabilizan esos gastos generaremos un déficit de 40.982 millones de euros, inferior a los 41.176 millones del 2022, pero muy superior al contabilizado hasta noviembre, que como podemos ver, es de casi 28.000 millones.
Con esto ya podemos ver que una de las Administraciones que gasta sin control es la Administración Central del Estado, que en estos gastos tiene los 35.000 millones de ejército e interior (Policía y Guardia Civil) y una parte importante de la justicia, más a eso hay que sumar 45.000 millones que se habrán transferido para pagar pensiones.
El resto, ya saben ustedes, las Cortes, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Consejo de Estado, los 22 ministerios y lo que aportamos a la Unión Europea, que son 18.000 millones.
Así que 100.000 millones es lo que necesitamos para pagar el ejército, la seguridad interna del país, la justicia, lo que falta para pensiones y a la Unión Europea.
El resto ya saben para qué y para quién: los políticos, pues eso.