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El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno (izda.) y el presidente de BBVA, Carlos Torres, a la expectativa de los acontecimientos.

El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno (izda.), y el presidente de BBVA, Carlos Torres.Lu Tolstova

La semana económica

Torres (BBVA) pincha en Cataluña en busca de apoyos por el Sabadell y no descarta vender Telefónica para obtener liquidez

La entidad busca allanar con la política y el lobismo de 'Pepiño' Blanco su oferta por el banco catalán, de momento con poco acierto

Fuentes bien informadas señalan que el presidente de BBVA, Carlos Torres, acudió la semana pasada a Barcelona a una cena con empresarios catalanes organizada por su consuegro, Carles Sumarroca, un conocido ejecutivo catalán con actividad en los sectores de la agricultura, la ingeniería y el vino por medio de compañías como Agromillora, Comsa y Bodegas Sumarroca. La intención era limar asperezas con un empresariado catalán reacio a que BBVA compre el Sabadell, el banco que financia a la mayoría de ellos. Pero el encuentro salió mal. Carlos Torres pinchó. El ambiente fue muy poco propicio.

La reacción es lógica. Aunque BBVA se ha empeñado desde el principio en remarcar su apuesta por Cataluña, los empresarios de allí no acaban de fiarse. Como ya contábamos en este periódico, la historia de las fusiones dice que el cuidado de lo local decae cuando el centro de decisión se aleja, y eso es lo que ocurriría si BBVA comprase Sabadell: las elecciones sobre a qué pymes se da crédito serían más selectivas y se tomarían en Madrid, que es donde BBVA tiene su sede.

El empresariado catalán es hoy en día un obstáculo que BBVA tiene que vencer, un público al que tiene que ganarse, como debe hacer también con el Gobierno. El Ejecutivo de Sánchez no se ha mostrado partidario de la fusión. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha alertado de sus riesgos, y ha dejado caer que podría vetarla. Para evitarlo y acercarse al Gobierno, el banco que preside Carlos Torres ha ido tomando medidas.

BBVA ha contratado a la consultora Acento para que le allane el camino, y es previsible que Erdoğan trate el asunto con Pedro Sánchez

La primera fue contratar a final de mayo a la agencia de lobi del exministro José (Pepiño) Blanco, Acento, para que le allane el camino. La segunda será el encuentro que en principio tendrán la semana que viene en la sede de BBVA el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el turco, Recep Tayyip Erdoğan, aprovechando la visita del mandatario a nuestro país. En él es previsible que Erdoğan pida a Sánchez su apoyo a la oferta de compra de Sabadell por parte de BBVA.

La debilidad turca

Como es conocido, BBVA se hizo en 2022 con el 100 % de Garanti, el banco turco en el que entró en 2011 comprando el 25 %. En medio del proceso, el turco Onur Genç fue nombrado consejero delegado. La operación se ha desarrollado en el mandato de Carlos Torres, con su impulso, y en la actualidad no está marchando bien.

Garanti es un gran banco, pero sufre la inestabilidad política y económica del país (la inflación alcanza el 45 %), y lo está notando en sus números: en el primer trimestre de este año ha ganado 144 millones sobre un volumen total de activos de 71.000 millones de euros. Su rentabilidad es muy baja. El año pasado ganó 277 millones en el mismo trimestre.

Como ya contábamos en este artículo, esta coyuntura aumenta el riesgo de BBVA, que disminuiría si diversifica geográficamente sus activos comprando el Sabadell. De ahí que a Erdoğan por Turquía y a Torres por ser el impulsor de la compra de Garanti y por el riesgo de BBVA les interese que la operación del Sabadell salga bien, y por eso pedirán apoyo a Sánchez.

El escollo del Gobierno será uno de los que tendrá que salvar el BBVA, pero habrá muchos más. El informe que elabore el Banco de España será clave para la aprobación o no de la operación por parte del Banco Central Europeo. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) tendrá que decidir sobre una competencia que algunos no ven clara tras la fusión en determinados productos financieros. También habrá que pasar el filtro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A todo ello hay que unir los coletazos del caso Villarejo, que pueden afectar a los proxy advisors (asesores de inversores, principalmente institucionales). La Fiscalía ha acusado al BBVA como persona jurídica y Carlos Torres no está imputado, pero podría considerarse que ha incumplido su código deontológico.

Además de todos estos inconvenientes, la aceptación de la oferta por parte de los accionistas se sigue viendo difícil si no hay una propuesta de compra en metálico (hasta ahora solo es en acciones). En esta línea podría ir quizá la puesta a la venta de la participación del 4,8 % que BBVA tiene en Telefónica. Se trata de una participación puramente financiera de la que el banco podría desprenderse para hacer caja. Sería otro de los elementos que facilitaría la operación, que como los propios implicados reconocen, podría alargarse hasta el año 2025 si finalmente se lleva a cabo.

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