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01 de julio de 2024

José Manuel Cansino

Complaciente bajada de tipos de interés con tintes electorales y pese a la inflación

La decisión de bajar los tipos de referencia del BCE ha sido rehén de las expectativas generadas por el propio banco y por el contexto de unas elecciones europeas que comenzaban a celebrarse casi al tiempo de la decisión en Holanda

​Primera bajada de los tipos de interés en ocho años: ¿Cuánto abaratará las hipotecas? ¿Cómo afecta al crédito y a la economía?

Actualizada 04:35

Cuando un periodista lleva la materia aprendida sus preguntas acaban siendo incómodas por mucha que sea la cortesía imperante en el foro que las acoge y en las formas que las envuelven. Eso fue lo que ocurrió al terminar la rueda de prensa de la presidenta del Banco Central Europeo (BCE)Christine Lagarde– el jueves pasado en Frankfurt.

La periodista de la CNBC le pidió un poco más de explicación para la decisión de bajar los tipos de referencia en un 0,25 % después de que durante su intervención, la presidenta del banco central aludiera a la subida de la inflación de la eurozona en el último mes (del 2,4 % al 2,6 %), de que reconociese la tendencia al alza de los salarios y de que predijera un comportamiento oscilante de la inflación en torno al valor actual. La explicación de la Sra. Lagarde, además de comenzar con un extravagante recuerdo al desembarco de Normandía, fue de una bizarra farragosidad.

Entre 2017 y julio de 2022, el tipo central de referencia del Banco Central Europeo había permanecido inmutable en el 0 %. Lo había hecho pese a que, en algún momento la inflación rebasó el valor objetivo a medio plazo del 2 %. Por ejemplo, durante todo el año 2011 la inflación en la Eurozona medida por la variación del índice de precios armonizado estuvo por encima del 2 % y llegó a alcanzar el 3 %. No fue hasta dos años después cuando la subida de precios comenzó a aflojar hasta instalarse en una atonía que merodeó el 0 % hasta finales de 2016. En aquel momento la crisis financiera se comenzaba a dar por superada, pero todos contenían el aliento. También el BCE que continuaba atando los tipos al 0 %.

Desde que en julio de 2022 el BCE rompiera con el 0 % tras siete meses de inflación por encima del 5 %, el Consejo de Gobierno había levantado tres pilares sobre los que basaría sus decisiones; 1) dependerían de los datos registrados, 2) las decisiones se tomarían de reunión en reunión (sin ningún patrón pre establecido) y 3) dependerían de las predicciones de inflación que manejasen los técnicos. Este tercer pilar se introdujo en el discurso oficial con un poco de retardo respecto de los dos anteriores.

Ninguno de los tres pilares respaldaban claramente una bajada del tipo de interés el jueves pasado

La cuestión es que ninguno de los tres pilares respaldaban claramente una bajada del tipo de interés el jueves pasado. La inflación había repuntado. Si no había ningún patrón establecido para la bajada de tipos, estos no tenían por qué variar. Por último, las previsiones de inflación, tanto la general como la núcleo o subyacente, no anticipaban una tendencia clara ni inmediata al retorno al valor del 2 %. De hecho, las previsiones que compartió la presidenta del BCE no esperaban alcanzar ese valor hasta 2026.

La decisión de bajar los tipos de referencia del BCE ha sido rehén de las expectativas generadas por el propio banco y por el contexto de unas elecciones europeas que comenzaban a celebrarse casi al tiempo de la decisión en Holanda. En ambos casos, ha sido una decisión muy diferente de la tomada en su última reunión por el Comité de Políticas de Mercado Abierto de la Reserva Federal, el banco central de los Estados Unidos. En esta institución y por unanimidad, sus doce miembros votaron a favor de no bajar los tipos de referencia.

En definitiva, tanto en EE. UU. como en la Unión Europea, los datos y las tendencias son similares; una inflación que no es muy elevada pero que se resiste a retornar al valor del 2 %, una creación de empleo que va a buen ritmo (la tasa del 6,5 % de desempleo es la más baja desde que se creó el euro) y el riesgo de tensiones en el comercio internacional no es menor.

La expectativa es que los precios de los fletes sigan altos en los próximos meses

Efectivamente, antes de que la periodista le espetase con su incómoda pregunta, la presidenta Lagarde había repetido los riesgos que existían de que los conflictos geopolíticos volviesen a elevar los precios de la energía y de los fletes marítimos. Algo que acabaría provocando una reescalada de la inflación. Prueba de lo que escribimos es que el precio de un contenedor de 20 pies desde el punto de Haldia en la India hasta Valencia se cotizaba en mayo a 3.061 dólares frente a un coste promedio de 862 dólares antes de que se desviase del tráfico desde el Mar Rojo al Cabo de Buena Esperanza. La expectativa es que los precios de los fletes seguirán altos durante este trimestre del año.

En definitiva, el BCE ha tomado una decisión complaciente con sus propias expectativas que, de esta forma, se autocumplieron, y con el electorado en las jornadas previas a una más que posible alteración de las mayorías parlamentarias imperantes durante las últimas décadas.

  • Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino
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