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Un grupo de turistas consulta una carta en la terraza de un bar en Santiago de Compostela

Un grupo de turistas consulta una carta en la terraza de un bar en Santiago de Compostela.Europa Press

Los bares facturarán este verano menos de lo esperado

A falta de las últimas semanas de agosto, empresarios de muchas provincias creen que no llegarán al incremento previsto y que, incluso, estarán en negativo

Ni el tiempo -con lluvias y frío en determinadas zonas y olas de calor en otras-, ni los precios, que siguen siendo altos, reman a favor para alcanzar las previsiones de la hostelería este verano; de norte a sur, las asociaciones del sector hacen balance de lo que va de una temporada que, por el momento, no cumple las expectativas.

Al comienzo del verano, la patronal de los hosteleros, Hostelería de España, estimó que la campaña estival dejaría en las cajas de los establecimientos un incremento de hasta el 5 % de la facturación; a falta de las últimas semanas de agosto, empresarios de muchas provincias creen que no llegarán a esta cifra y que, incluso, estarán en negativo.

Entre los motivos destacan unas temperaturas «no muy altas» durante el mes de julio en algunas zonas de costa y unos precios que de cara al consumidor siguen siendo altos y desplazan parte del consumo de los propios bares a las cocinas de los apartamentos turísticos.

En las últimas semanas, la propia Hostelería de España ha rebajado las previsiones. Según adelantan a Efe, julio ha estado «por debajo del año pasado», aunque la primera quincena de agosto ha permanecido «igual» que la del año anterior y perciben un «estancamiento» en la demanda nacional.

No obstante, y a la espera de las cifras consolidadas de los meses fuertes del verano, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la facturación del sector de servicios de comidas y bebidas en hostelería ha subido un 7,5 % en el primer semestre del año, respecto al mismo periodo de 2024.

Además, el índice de ocupación en esta actividad se ha elevado un 1,7 % en este periodo, unos datos que contrastan con la sensación general de los empresarios, que, a falta de un par de semanas para que finalice la campaña veraniega, no ven reflejada la afluencia del turismo en las mesas y barras de los bares.

Radiografía de norte a sur

«La meteorología no ha sido la mejor. Hemos tenido un verano cántabro», detalla a Efe el portavoz de la asociación empresarial de Hostelería de Cantabria, Cesar Muriedas, quien apunta que la facturación puede estar un 5 % por debajo de la de 2023, entre otros motivos, debido a la «diversificación del turista».

Aunque los bares y restaurantes «siguen teniendo mucha demanda», este año «ha llegado un turista de camping, caravana y alojamiento turístico», lo que se traduce en un menor desembolso en la hostelería.

También descarta que se vayan a cumplir las previsiones de la patronal en La Rioja. En este caso, el presidente de Hostelería Riojana, Francisco Martinez-Bergés, prevé una facturación durante junio por debajo del 15 % respecto a la del verano pasado.

Además, «no se ha visto tanta afluencia a las actividades relacionadas con el enoturismo como lo esperado», lamenta el presidente, que prevé que este tipo de actividad mejore con más reservas ya concertadas para los meses de septiembre a noviembre, coincidiendo con la vendimia.

A diferencia de estas zonas, en la Comunidad de Madrid muchos locales «aprovechan para cerrar y dar descanso a sus trabajadores», ya que los madrileños «salen todos de la capital hacia destinos de playa» y baja «muchísimo» la actividad del sector, aclara Hostelería de Madrid.

Por su parte, la hostelería de Baleares lleva «dos años muy buenos» que contrastan con este, en el que «la gente no ha gastado mucho», advierte el presidente de la Federación Empresarial de Restauración de las Islas Baleares (Ferib), Alfonso Robledo, por lo que es probable que no se alcancen las previsiones de la patronal.

Un tiempo inestable, con lluvias, viento y una última DANA la pasada semana hacen que el negocio de los bares se haya resentido y que el consumo de verano se esté desplazando a otros meses como septiembre y octubre.

El verano en la ciudad de Sevilla no es una de las etapas con «mayor impacto económico en el sector». En las zonas turísticas baja el consumo en los bares, aunque en los barrios y zonas residenciales la caída de las ventas es «drástica», anota el presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla y Provincia, Alfonso Maceda.

A su juicio, los «numerosos y persistentes episodios de temperaturas extremas» en la localidad son un factor «clave» que impacta de forma «directa» en el sector. Además, muchos establecimientos tienen una «nula rentabilidad» durante el verano debido a la «masiva migración» de los sevillanos a zonas costeras.

Por último, el presidente de Hostelería de Cádiz (Horeca), Antonio de María, considera que se ha producido una caída en el consumo motivada, posiblemente, por un «agotamiento económico» tras varios años de aumento del consumo.

Al igual que el portavoz cántabro, De María destaca un menor consumo «tanto de día como de noche» en los bares en detrimento de los alojamientos turísticos y de las compras de alimentos en los súper, lo que se vería traducido en un 10 % menos de la facturación respecto a la caja de la temporada pasada.

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