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El presidente de Correos, Pedro Saura, vigilado por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la presidenta de SEPI, Belén Gualda.

El presidente de Correos, Pedro Saura, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la presidenta de SEPI, Belén GualdaLu Tolstova

Tensión en Correos: el presidente y el director de Recursos Humanos discrepan sobre el recorte de personal

Las prejubilaciones y el nuevo convenio colectivo se retrasan a la espera de que se concrete en los Presupuestos Generales del Estado la aportación económica que el Gobierno destinará a la compañía

La situación de Correos está en calma, a la espera de que el Gobierno vea cómo coloca en los Presupuestos Generales del Estado el dinero que destinará a reflotar la compañía. Como ya contamos en este artículo, serán 3.000 millones de euros en cuatro años: 1.600 millones para sufragar el nuevo modelo de servicios de interés general asignado a la empresa conforme a la propuesta sindical, a razón de 400 millones por año, y 1.400 millones para el convenio y plan de prejubilaciones que está previsto realizar.

El acuerdo económico con los sindicatos está cerrado desde que el 22 de julio se firmara el Acuerdo Marco Estratégico entre los representantes de los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) y el principal accionista de Correos: la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Sin embargo, aún no se sabe cómo va a ejecutarse. Los Presupuestos Generales del Estado se están negociando, y ni siquiera se sabe si saldrán adelante. El Gobierno está viendo cómo va encajando en ellos los 3.000 millones comprometidos.

El retraso implica que también se demora que el presidente muestre el nuevo plan estratégico a los sindicatos, y que con ello pueda verse a qué áreas afecta la reorganización de la compañía y pueda estipularse el nuevo convenio colectivo.

En la empresa, según algún directivo de la casa, hay dos velocidades: la del presidente, Pedro Saura, que quiere hacer las cosas sin prisa pero sin pausa, y la del director de Recursos Humanos, Fernando Ramírez, el hombre que la SEPI colocó hace dos años para vigilar al anterior presidente, Juan Manuel Serrano, que quiere aligerar la plantilla de la empresa cuanto antes, siguiendo el modelo que puso en práctica en su época de Navantia. Con Serrano dicen que no se atrevió, y ahora con Saura parece ver su oportunidad.

Como ya contamos en este artículo, los gastos de personal son el principal desafío de Correos. Representan unos 1.600 millones de euros anuales, prácticamente la misma cantidad que genera la compañía por su actividad postal y de paquetería. Por este motivo, la compañía busca el modo de mejorar sus ingresos y de reestructurar su plantilla, algo que en principio se hará con prejubilaciones y rejuveneciendo el personal.

El problema es que el tiempo político que maneja Saura en su intento de concretar las cantidades comprometidas en los Presupuestos Generales no cuadra con el tiempo y las prisas que en algunas áreas postales se adjudica a Ramírez, cuya mayor obsesión pasa por «eficientar» la plantilla cuanto antes. En estas áreas se tiene claro que Ramírez fue el responsable del caos de la falta de contratación este verano por querer anticipar sus planes futuros de recorte de plantilla.

Al borde de la quiebra

Mientras tanto, los sindicatos parecen estar en modo impasse una vez acordada la inversión de los 3.000 millones y el fortalecimiento del Servicio Público Postal con el añadido del nuevo SIEG (servicios de interés general). Cuando se concrete en los Presupuestos, esperan ser convocados por Saura (todos los sindicatos, incluida la hasta ahora marginada CGT) para que les enseñe el plan estratégico, comprobar las áreas a las que afecta y trabajar para adaptar el nuevo modelo estratégico en el nuevo convenio colectivo.

De momento, la compañía sigue estudiando el modo de mejorar la oferta comercial para crecer en ingresos y empezar a reducir los más de 1.500 millones de euros de pérdidas que acumuló el anterior presidente, y poder así cambiar el ciclo aumentando las capacidades operativas de Correos y en el futuro los recursos humanos.

Los problemas de falta de personal en las carterías y oficinas que provocaron retrasos en los envíos y fueron denunciados por todos los sindicatos en verano parece que han provocado que Correos reajuste su postura inicial y retome la contratación. Aunque los sindicatos conocen la situación delicada de la compañía provocada por Serrano, al borde de la quiebra, van a vigilar de cerca este proceso. De momento, salvo que no se corrijan los recortes del verano, no están previstas movilizaciones, y están a la espera de verificar la estrategia de futuro y cómo se quiere materializar.

Existe una coincidencia general sindical sobre algunas cuestiones que deben abordarse en el próximo convenio: mejorar los salarios, jornada de 35 horas, prejubilaciones y lo que consideran una verdadera promoción profesional postal que ponga en valor el potencial interno del personal de Correos (el 30 % de los carteros tiene titulaciones académicas y espera un sistema de promoción que atienda sus expectativas). En especial, confían en que se acabe con lo que señalan como recurso permanente a la importación de personas externas a las que califican sin bagaje ni conocimientos del sector, y que al parecer ha ocasionado un malestar entre jefes directivos intermedios profesionales de la compañía.

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