La 'operación Telefónica' y sus similitudes con el asalto de Hugo Chávez a la mayor 'teleco' venezolana
El nombramiento de Marc Murtra como nuevo presidente es un adelanto del interés de Pedro Sánchez por politizar una empresa estratégica
La ‘operación Telefónica’ del Gobierno comenzó en diciembre de 2023, cuando el Consejo de Ministros ordenó a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) la compra del 10 % del capital social de la compañía, y concluyó el pasado sábado con el cese repentino de José María Álvarez-Pallete y el consiguiente nombramiento de Marc Murtra, en una maniobra que guarda ciertas similitudes con Cantv, la teleco venezolana que Hugo Chávez nacionalizó durante su presidencia.
Aunque fue a José María Aznar al que le cayeron los estacazos por la privatización de Telefónica, fue Felipe González el que dio entrada a inversores privados. Para 1996, cuando llegó el ‘popular’ a Moncloa, la participación del Estado en la teleco se limitaba al 20,9 %. Es cierto que la privatización en 1997 sin trámite parlamentario y el nombramiento de Juan Villalonga –amigo de la infancia de Aznar– al frente de la compañía no ayudaron a mejorar la imagen.
Ahora el Gobierno vuelve a convertirse en el mayor accionista de la empresa, con un presidente nombrado a dedo tras cargarse a Pallete, que estuvo al frente de la compañía casi nueve años después de trabajar otros quince en diferentes puestos. La llegada de capital estatal se precipitó tras la llegada del fondo soberano saudí STC que, en septiembre de 2023, anunció por sorpresa la adquisición del 9,9 % de Telefónica, aunque Sánchez llevaba tiempo intentando meter mano.
Esta operación recuerda a la que se vivió en Venezuela con la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela, conocida como Cantv. Fundada por capital privado en 1930, fue estatalizada durante la dictadura de Marcos Pérez. En 1991, en medio de una política de privatización, el gobierno venezolano vendió el 40 % de la compañía a Venworld Telecom, un consorcio en el que se encontraba Telefónica y GTE –actual Verizon–, a cambio de 1.885 millones de dólares de entonces.
Pero, con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, el país entró en una nueva espiral de nacionalizaciones dentro de la llamada Revolución Bolivariana que incluyó industrias estratégicas en sectores como la banca, la energía, la industria y, por supuesto, las telecomunicaciones. «La nación debe recuperar la propiedad de los medios estratégicos de soberanía, seguridad y defensa», comentó Chávez entonces en un anuncio que desplomó un 38 % el valor de la empresa en la Bolsa de Nueva York.
En 2007, Verizon acabó vendiendo su participación –el 28,51 %– a cambio de unos 572,24 millones de dólares y lanzó una oferta pública de adquisición (OPA) sobre el resto. Tras la nacionalización, Chávez nombró presidenta a Socorro Hernández, ahora sancionada por varios países,
Desde entonces, la compañía se ha convertido en un aparato de espionaje al servicio del régimen bolivariano, tal y como demostró Telefónica en un informe de transparencia en 2021, año en el que se interceptaron más de millón y medio de líneas de clientes venezolanos, cerca del 20 % del total. Además, se registraron 3,5 millones de solicitudes de interceptación destinadas a conocer los datos del suscriptor y su ubicación en tiempo real. Un aviso a navegantes de lo que puede ocurrir en nuestro país.