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Análisis económicoJosé Ramón Riera

El agujero negro de la Administración Central: otros 9.500 millones de déficit en enero

La economía mundial está revuelta y nuestro presidente deambula como zombi por el mundo

Actualizada 04:30

Un agujero negro en el espacio es una región del universo donde la gravedad es tan intensa que nada puede escapar de ella, ni siquiera la luz, y se forma cuando una estrella muy grande agota su combustible y colapsa bajo su propia gravedad. Se trata de una bonita definición que se asimila perfectamente a Pedro Sánchez y su Gobierno.

Estamos delante de un agujero negro, porque la estrella de Sánchez ha colapsado, se ha agotado y hasta empieza a oler a muerto viviente, también conocido como zombi.

La Comisión Europea se ha manifestado respecto al viaje a China del zombi, diciéndole al presidente chino que no representa a nadie de la UE y que va en representación solo de sus intereses. Nos acaban de dejar solos y podemos colapsar en cualquier momento si la Administración Trump nos pisa el cuello o manda al rey de Marruecos a que lo haga.

Estamos a punto de comprimirnos en nosotros mismos y quedar insignificantes ante nuestros aliados, la Unión Europea, y ante nuestros enemigos, como Marruecos, que puede empezar a mofarse de nosotros sin conmiseración.

Pero es que además hemos empezado el año con otro agujero negro: el déficit de la Administración Central del Estado, que marcó un déficit de caja en 2024 de 44.445 millones de euros, lo que supuso un incremento del 12,1 % respecto a 2023, pero que sigue atrayendo sobre sí misma todo lo que se le pone por delante, y en enero de 2025 ya se fue a 9.543 millones, lo que supone el 21,5 % del total del año 2024. Esto implica que crece un 16,7 % respecto a lo que pasó en 2024.

La situación financiera de nuestro país es un auténtico agujero negro, donde todo lo que se acerca desaparece y nada vuelve

La situación financiera de nuestro país es un auténtico agujero negro, donde todo lo que se acerca desaparece y nada vuelve. El agujero se lo traga todo, y no somos capaces de poner en orden las finanzas de nuestro país, que parece caminar como el zombi Sánchez sin saber a dónde vamos.

Pero lo que es peor es que, desde el punto de vista del gasto contabilizado como pagado, hay auténticas lagunas sobre lo que de verdad va a pasar en los próximos meses, como voy a mostrar a continuación, con los datos publicados por la Administración General del Estado.

La Contabilidad Nacional solo ha podido llevar a ingresos un 2,1 % menos que en el año 2024, porque el abono a las empresas por el exceso de recaudación en el Impuesto de Sociedades ha sido muy superior al del año pasado, teniendo que abonar 7.178 millones, un 18,3 % más por exceso de recaudación. Aunque en enero se ha recaudado un 8,5 % más en IRPF, no es suficiente para compensar estos abonos.

Esto sucede todos los años, pero a la Agencia Tributaria parece que le da lo mismo; le gusta sobreestimar los beneficios, y en enero devolver dinero. Desde que está este Gobierno, el dinero a devolver se ha prácticamente multiplicado por dos.

Pero además, el mes es muy truculento: se han pagado un 20,8 % menos en intereses, cuando sabemos que la deuda creció en 44.000 millones de euros y que hubo que renovar a tipos de interés más altos 220.000 millones de euros. Así y todo, resulta que pagamos casi un 21 % menos que en 2024.

Si a eso le añadimos que en Inversiones Reales también hemos pagado un 30,5 % menos, nos damos perfecta cuenta de que en enero hemos dejado de pagar muchas cosas.

Hay una cosa que hay que destacar, y es que, en inversiones en Defensa, hemos pagado 855 millones, menos del 2 % del total de lo que vamos a tener que gastar en 2025. Esto significa que nos han faltado otros 2.700 millones, que, sumados a los, por lo menos, 1.000 millones más de intereses, habría que sumar al déficit oficial otros 3.700 millones.

Hemos tenido que aumentar las transferencias a la Seguridad Social en 4.195 millones para poder pagar la nueva subida de pensiones

Por otro lado, tenemos otro agujero negro: las Transferencias a la Seguridad Social, que hemos tenido que aumentar a 4.195 millones para poder pagar un mes con la nueva subida de pensiones.

Si a las transferencias de capital le sumamos, como mínimo, otros 600 millones para igualar el año pasado a nuestro agujero negro de 9.543 millones, habría que añadirle 4.300 millones, y nos colocaríamos en el mes de enero en 13.800 millones, lo que sería un 69 % más que el año pasado.

Nuestras finanzas públicas, a pesar del incremento de la recaudación, están en registros nunca vistos. El agujero negro creado a lo largo de ya más de seis años y medio de mala gestión nos está llevando a tener un Estado que, ante cualquier vaivén económico y con dificultades para poder financiarnos, podría entrar en quiebra técnica.

No olvidemos que nuestro bono a diez años ya está en un 3,322 % y que, en lo que va del año, ya nos ha subido un 0,25 % lo que pagamos por nuestra deuda. Esto supone que la nueva deuda que vamos a meter este año nos va a costar más de 8.300 millones de lo que estábamos pagando en 2017/2018.

La economía mundial está revuelta, nuestro presidente deambula como zombi por el mundo, en la Unión Europea ya se han dado cuenta de que Sánchez es un fantoche, en la OTAN nos miran mal, Trump nos va a dar una bofetada el día menos pensado, Marruecos se va a aprovechar de nuestra debilidad, nuestra economía está sostenida por el gasto público y el turismo –dos pilares de barro–, nuestro paro es falso, nuestra deuda es inmensa, nuestro déficit se dispara, la corrupción es el pan nuestro de cada día y el dinero que se recauda no se dedica a lo importante.

Así que lo único que me queda es decirles que, mientras mi cabeza aguante, les mantendré informados de todo lo que pase en la economía de nuestro país.

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