La política económica de Sánchez sigue empobreciendo intensamente a los españoles
La preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público ha tensado los precios al alza durante mucho tiempo, con riesgo de rebrote inflacionista más intenso si sufrimos una guerra comercial como la que se está gestando
El mes pasado hablaba de la economía empobrecida que sufrimos, que es, sin duda, el legado de Sánchez, junto con el empeoramiento estructural de la economía española en muchos aspectos: productividad, competitividad, gasto, déficit y deuda. La publicación del dato definitivo de inflación del mes de marzo confirma que la economía española sigue la senda de la pérdida de poder adquisitivo de los agentes económicos.
Así, la inflación en marzo se sitúa en el 2,3 % interanual, al confirmar el dato definitivo del indicador adelantado, pero dicha rebaja interanual sólo se debe al efecto estadístico base, al haber crecido más en marzo de 2024, no a una bajada del IPC. La subyacente se sitúa en el 2 % interanual, que sigue mostrando mucha resistencia a la baja, y el IPC armonizado con la UE en el 2,2 % interanual, que es el homogéneo con el resto de la UE y sobre el que se basa el BCE como indicador de precios. No bajan los precios porque mensualmente el IPC crece un 0,1 % y la subyacente un 0,4 %. Es decir, la inflación repunta, pese al espejismo por efecto estadístico del dato interanual, ya que se produce un crecimiento de la inflación mensual, cosa que ya sucedía en octubre, noviembre, diciembre, enero y febrero, de manera que estamos asistiendo a una tendencia de nuevo ascendente de los precios.
Así, pese a dicho espejismo de la desaceleración del crecimiento interanual, sigue creciendo el IPC, pues mensualmente encadena ya medio año de subidas mensuales, que prueban dicho incremento sobre precios ya muy elevados.
Lo grave es que estos ritmos de crecimiento de inflación se producen sobre niveles de precios muy elevados alcanzados en los meses anteriores, con lo que sigue mermando el poder adquisitivo de los agentes económicos. La acumulación del deterioro de dicho poder adquisitivo es intenso y los agentes económicos han ido gastando sus ahorros y ajustando su cesta de la compra. Es cierto que la rebaja de tipos puede dejarles algo de renta disponible si tienen financiación a tipo variable y se la revisan, pero esa mayor laxitud en tipos puede traducirse en un repunte mayor de la inflación, que es preocupante.
Todo ello, hace que desde que gobierna Sánchez la inflación haya subido un 20,88 %, mientras que la subyacente, durante su mandato, lo haya hecho un 18,25 %.

Inflación desde mayo de 2018
Además, la preocupante evolución del crecimiento económico, basado en el gasto público (que ha expulsado a la inversión), ha tensado los precios al alza durante mucho tiempo, con riesgo de rebrote inflacionista, que sería más intenso si sufrimos una guerra comercial como la que se está gestando, que introduce volatilidad a los mercados, que merma, así, nivel de ahorro a las familias y canalización de dicho ahorro hacia la inversión de las empresas, con lo que la actividad económica se resentirá en su conjunto y se empobrecerá más todavía sobre el nivel de empobrecimiento que la política económica intervencionista ha provocado.
La inflación repunta, como prueba el dato mensual, y el resto de indicadores muestra incertidumbre más allá del cortísimo plazo, por lo que se hace más necesario que nunca que se lleven a cabo reformas estructurales profundas, que se reduzca el gasto público, que se diseñe un presupuesto base cero que permita ir alcanzando un superávit con el que reducir la deuda en valores absolutos, y que se bajen impuestos como elemento de incentivo para la actividad económica, aprovechando en el ajuste presupuestario la recaudación generada adicional derivada en gran parte de la inflación, además de reforzar la seguridad jurídica de la economía, que está maltrecha, especialmente tras la propuesta de condonación autonómica, que sólo introduce riesgos y desigualdad en la economía.
Pocas cosas hay peores para la economía que la inflación, que merma el poder adquisitivo de las familias, encarece los costes de las empresas, merma la competitividad de la economía y daña a todo el tejido productivo. La inflación es, como dijo Friedman, única y exclusivamente un fenómeno monetario. Como los bancos centrales no han drenado suficiente liquidez, las Administraciones Públicas (AA.PP.) pueden seguir aumentando el gasto de manera importante, que tensa los precios al alza e impide una mejor transmisión de la política monetaria, mientras esa subida de precios empobrece a toda la economía. Por eso, es esencial que a los aranceles de Estados Unidos no se les conteste con más aranceles, sino con más libertad, porque si se contesta con aranceles lo sufrirán los ciudadanos de la UE.
Adicionalmente, como comentaba hace un mes en estas páginas, la inflación del día a día, más allá de la cesta del IPC, ha subido de manera desorbitada, dejando sin apenas recursos a las familias, pues muchos productos básicos se han encarecido, por no hablar de los precios de la vivienda. Todo ello, muestra, una vez más, que la política económica aplicada por el Gobierno ha empobrecido intensamente a la economía española, bajo el trampantojo de un mayor crecimiento que no se sostiene por sí mismo, sino que necesita de revisiones extraordinarias, cambios sorprendentes y anestesia en forma de gasto público para lograr que la economía, aparentemente se sostenga, pero que no puede seguir adelante por sí misma.
- José María Rotellar es profesor de Economía y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria.