Parking para móviles y fin de las pantallas en colegios: «Pueden ser peligrosas por lo que dejan de producir»
La Unesco explica que si a finales de 2023 el número de sistemas educativos que aplicaban estas restricciones al uso de los teléfonos era de 60, a comienzos de enero de 2025 la cifra ascendía ya a 79 países
El número de países que prohíben el uso de móviles en las escuelas está aumentando rápidamente y, de acuerdo con los resultados de estudios realizados en Bélgica, España y el Reino Unido, esa medida está dando buenos resultados.
La Unesco, que presentó los resultados este viernes con motivo del Día Internacional de la Educación, explica que si a finales de 2023 el número de sistemas educativos que aplicaban estas restricciones al uso de los teléfonos era de 60, a comienzos de enero de 2025 la cifra ascendía ya a 79 países.
Los datos aparecen en una actualización especial del Informe GEM (Global Education Monitoring Report o Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo) que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para controlar el progreso en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
«Los estudiantes -destaca la organización- tienen que aprender los riesgos y oportunidades que conlleva la tecnología y no estar totalmente protegidos de ellos. Pero los países tienen que orientar mejor sobre qué tecnología está permitida en la escuela y cuál no, y sobre su uso responsable», resalta en un comunicado. «Sólo debe permitirse en la escuela la tecnología que tenga una función clara de apoyo al aprendizaje», agrega.
Consejos de los expertos
Establecer espacios libres de tecnología como la habitación o fabricar un pequeño ‘parking de móviles’ en la entrada de casa. Son algunos de los consejos que proponen los expertos para organizar el acceso a las pantallas de los más pequeños. Este es uno de los grandes debates de la comunidad educativa en todo el mundo y, también, una de las principales preocupaciones de los padres. Según indican los especialistas, «los niños deben reencontrarse con el aburrimiento», pero «no hay que demonizar la tecnología» porque ha llegado para quedarse.
Así lo explica Rocío Fernández-Durán, coordinadora de Orientación de la red Colegios RC España, que cuenta con siete centros en todo el territorio nacional. Durante su intervención en una jornada especial de Highlands School Sevilla, la especialista dio algunas claves a los padres sobre cómo controlar el acceso a las pantallas. Sobre todo teniendo en cuenta que hasta la Organización Mundial de la Salud ha modificado sus recomendaciones recientemente.
Hasta 2024, la AEP recomendaba cero pantallas en menores de 2 años, no más de una hora entre 2 y 5 años, y no más de dos horas entre 5 y 17. Ahora, se recomienda cero pantallas entre 2 y 6 años y no más de una hora de 6 a 12 años. Por ello, según Fernández-Durán, hay que trabajar a través del diálogo y explicando a los más pequeños el por qué hay límites y cuáles son.
Durante su intervención, la coordinadora indicó que es importante que los padres sean «un ejemplo para sus hijos cuando utilicen el móvil». Además, puso de relieve el concepto de «empatía digital», entendiendo la curiosidad de los jóvenes y el momento que se vive en la actualidad y «hablando sobre si lo que se está viendo es adecuado o no». Por ello, es importante «no rechazar las pantallas porque puede generar obsesión en nuestros hijos».
Entre los muchos consejos dados por la experta está el simple hecho de establecer zonas libres de tecnología en casa, como puede ser el cuarto de dormir, el baño o el salón. También crear un plan digital familiar, junto con el resto de miembros del hogar, para consensuar el horario, el tiempo y el contenido en el que se podrán usar.
Es importante trabajar en un uso correcto de este tipo de dispositivos. Entre los inconvenientes que puede generar un uso desmesurado está el sedentarismo, el aislamiento social, problemas de sueño o la impulsividad. Sin embargo, su buen empleo sirve para acceder más fácilmente a información de interés, el aprendizaje o la mejora de conexiones familiares a través de videollamadas o conversaciones con aquellos que están más lejos.
«Las pantallas pueden ser peligrosas no tanto por lo que producen, sino por lo que dejan de producir cuando no están, generando alteración del neurodesarrollo en la primera infancia», afirmó Fernández-Durán. Es por eso que pidió luchar contra mitos de que ayudan a que se tranquilicen, que se duermen antes o que