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Pedro Sánchez saluda al Rey ante la cúpula militar.

Pedro Sánchez saluda al Rey ante la cúpula militar.Efe

La Fiesta Nacional

El Gobierno intenta subirse a la ola de popularidad del Ejército sin conseguirlo

Hasta Unidas Podemos, en su perfil institucional, ha suavizado su discurso respecto a las Fuerzas Armadas. Pero los abucheos a Sánchez ponen de manifiesto que la ciudadanía sabe de quiénes son las medallas 

No fue una coincidencia. El Gobierno lo tenía todo previsto -todo lo que se pueden prever este tipo de operaciones- para que horas antes del desfile militar del 12 de octubre, un nuevo avión del Ejército del Aire con 84 cooperantes afganos y familiares llegara a la base de Torrejón de Ardoz. Donde esperaban para recibirlos tres ministros: los de Defensa, Asuntos Exteriores y Migraciones.

El Gobierno está intentando subirse a la ola de popularidad de las Fuerzas Armadas, que se sitúa en máximos después de un año y medio en el que su papel sobre el terreno ha sido clave. Este martes La Razón publica una encuesta según la cual el 80% de los preguntados tiene una opinión buena o muy buena de las FF.AA, notable o sobresaliente. Por el contrario no hay en toda la clase política un solo dirigente que pueda aspirar más que a un aprobado. Y la mayoría son suspensos.

Que el Ejecutivo quiera subirse a esa ola no significa que pueda. O que lo esté consiguiendo. Este martes Pedro Sánchez ha sido abucheado en varios momentos del desfile. Antes, durante y después, en contraste con los «vivas» al Rey del público. Y las declaraciones de sus socios de ERC de este mismo lunes pidiendo la supresión del desfile porque en él se exhiben armas como «orgullo patriótico» tampoco ayudan.

El Ejército siempre está

El papel del Ejército ha sido clave en la evacuación de Afganistán, donde sus efectivos han rescatado ya de las fauces del régimen talibán a casi 2.300 personas. Lo está siendo en La Palma y lo fue, antes, durante el temporal de Filomena y el incendio de Sierra Bermeja, en Málaga. Sin olvidar la operación Balmis: cuando el Covid-19 daba sus primeros zarpazos, 2.500 efectivos del Ejército miraban a la muerte de frente en las residencias de ancianos y montaban hospitales de campaña en días.

Este martes los ministros de Unidas Podemos han acudido al acto central del 12 de octubre en el madrileño Paseo de la Castellana. Ha estado Yolanda Díaz como vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y socia mayor de Pedro Sánchez, pero también Alberto Garzón, Ione Belarra e Irene Montero. Ha faltado solo Manuel Castells, cuya presencia había sido previamente anunciada.

Los ministros de Unidas Podemos, que hasta hace poco pedía la supresión del desfile, no han faltado a la cita

Durante años los morados clamaron por que se suprimiera el desfile de las Fuerzas Armadas con motivo del Día de la Hispanidad porque era, decía, anacrónico y un gasto inútil. Ahora se codean en la tribuna de autoridades con los presidentes del Congreso y el Senado, el del Tribunal Constitucional, el del Supremo y demás autoridades.

También hasta hace poco cuestionaban que España necesitara un Ejército. Y ahora la ministra de Igualdad opina, por contra: «Plantear ahora mismo el debate sobre que los países no tengan ejércitos es un debate demasiado lejano». Así lo afirmó Montero en una entrevista hace apenas mes y medio, en plena evacuación de Kabul. En la que también alabó la tarea desplegada por las Fuerzas Armadas en el despliegue de una «política exterior para la paz y garantista con los derechos humanos».

Por segundo año consecutivo, los Presupuestos Generales de 2022 contemplan una subida de la partida destinada al Ministerio de Defensa, que pasa de 9.411,93 millones a 10.152, incluyendo 2.848 millones para los programas de modernización de las Fuerzas Armadas. No es un aumento descomunal tratándose de unas cuentas públicas que presumen y se precian de ser las de la mayor gasto público conocido, pero sí sirve para vender la idea de que Pedro Sánchez está con su Ejército.

El general Villarroya, ex Jemad.

El general Villarroya, ex Jemad.Efe

¿Lo está? Cuando conviene, sí. Cuando no, no. En enero de 2021 no dudó ni un momento en sacrificar al jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Miguel Ángel Villarroya, cuando se supo que se había vacunado junto con otros mandos militares. 

A pesar de que lo hizo siguiendo el plan de vacunación de las Fuerzas Armadas, no a escondidas como fue el caso de algunos políticos, el presidente dio por amortizado a un militar con 40 años de servicio a España a sus espaldas y que además se desvivió por sus compatriotas durante los peores meses de la pandemia. 

Sea como fuere, solo Margarita Robles parece estar capitalizando el buen hacer de los soldados españoles. Antes de asistir al desfile, la ministra de Defensa mantuvo una videoconferencia con los contingentes españoles en misiones de paz y seguridad en la que proclamó: «Estáis llevando el pabellón de España muy alto».  

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