Causa Pendientes
Las células yihadistas desactivadas que investiga la Audiencia Nacional
La Justicia española tendrá que abordar, en los próximos meses, las causas contra los presuntos terroristas islámicos, detenidos en nuestro país en sendas operaciones policiales, coordinadas entre Madrid y Barcelona
En plena alerta terrorista 4 agravada, ya no es posible negar que el terrorismo yihadista representa actualmente la principal amenaza para la seguridad en nuestro país. España es un caso único en la llamada yihad dado que, a diferencia del resto del mundo occidental, existe una reivindicación histórica al ser considerado tierra del islam. Una vez sentenciados los tres terroristas, los únicos supervivientes, responsables de los trágicos atentados perpetrados el 17 de agosto de 2017 en Las Ramblas de Barcelona y en el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona), la Audiencia Nacional mantiene abierta la instrucción sobre varias células de captación desactivadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Guardia Civil y Policía Nacional.
Aunque no ha habido cambios significativos en la causa, según confirman fuentes judiciales a El Debate, la Audiencia Nacional avanza en la instrucción de las actuaciones que, el pasado 14 de marzo, llevaron a ingresar en prisión provisional, comunicada y sin fianza a cuatro de los cinco miembros de la célula yihadista que la Policía Nacional desactivaba, días antes, en una operación conjunta y simultánea de agentes de la Comisaría General de Información en Madrid y Barcelona. Según fuentes judiciales próximas al caso, el grupo investigado llevaba un tiempo haciendo acopio de armas para actuar en España. La última adquisición, un rifle kalashnikov, precipitó la intervención policial y la incautación de todo el material.
Los detenidos, que continúan en calidad de investigados y privados de libertad como medida cautelar para evitar no sólo el riesgo de fuga, sino la posibilidad de que destruyan material sensible para la causa, entraron en nuestro país de forma irregular, confirman a El Debate fuentes próximas a la causa. Todos han prestado ya declaración, incluido el presunto integrante del grupo que, en el momento de la operación policial, se encontraba en prisión por un delito anterior, y según apuntan fuentes de la Audiencia Nacional, el juez instructor no considera necesario, por el momento, que vuelvan a ser interrogados. Lo previsible es que el impulso judicial, y la apertura de vista oral, se produzca hacia mediados del próximo año.
Barcelona y Cambrils
La Audiencia Nacional condenó a los tres únicos detenidos de la célula yihadista que perpetró los atentados, usando el método del atropello masivo con una furgoneta de alquiler a penas de entre 8 y 53 años, por el asesinato de 16 personas y las heridas, algunas de ellas muy graves, causadas a otras 140 más. La Sección Tercera de la Sala de lo Penal impuso la condena más elevada, cincuenta y tres años de cárcel, a Mohamed Houli, por pertenencia a organización terrorista; tenencia, depósito y fabricación de sustancias explosivas e inflamables; y, estragos en tentativa de carácter terrorista en concurso medial con veintinueve delitos de lesiones por imprudencia grave. Lo mismo para su compañero Driss Oukabir, quien alquiló la furgoneta de Las Ramblas, y fue sentenciado a 46 años.
En el caso de Said Ben Iazza, el tribunal le impuso un total de ocho años por prestar su documentación y una furgoneta para comprar y transportar artefactos explosivos. Esto es, la Audiencia Nacional consideró que fue colaborador de la organización terrorista y le impuso, además de la pena privativa de libertad, la inhabilitación absoluta y especial para acercarse a Alcanar durante los cinco años posteriores a su excarcelación, una vez cumplida la pena correspondiente.
Una «productora televisiva» para captación
La Audiencia Nacional juzgaba, el pasado lunes 4 de octubre, a los cuatro presuntos integrantes de una red de captación de efectivos para el Daesh, desarticulada en 2015, y que se dirigía a hombres y mujeres residentes en España para propiciar su incorporación al Estado Islámico, así como para animar a cometer atentados en suelo español. Estaban acusados de captar, adoctrinar e, incluso, planear ataques terroristas para Daesh en Melilla y Marruecos.
La Fiscalía solicitó diez años de prisión, inhabilitación para profesión u oficio educativo de 16 años e inhabilitación absoluta por otros 14 por el delito de integración en organización terrorista para los dos principales acusados, los hermanos Belaid e Ismael Mohand Al Lal, siendo el primero el presunto líder de la red. Para los otros dos acusados la petición de penas fue de nueve años de cárcel por captación y adoctrinamiento yihadista.
A Belaid –quien para entonces ya había sido condenado por la Audiencia Nacional a tres años y medio de cárcel por delito de desórdenes públicos– el fiscal le situó en el centro de la operativa, tal y como señaló en su escrito de conclusiones provisionales, de una red propagandística de Daesh, que consistía en difundir material del autodenominado Estado Islámico editado y traducido al español.
La distribución de material en redes sociales fue calificado por la Fiscalía «de peligrosidad extrema, además de ser idóneo para captar y adoctrinar como elemento inspirador para cometer nuevos atentados terroristas»
Tal es así que las investigaciones de la Guardia Civil determinaron cómo Belaid habría utilizado Facebook, Youtube, WhatsApp y Google+ para difundir el ideario salafista, captar a individuos para trasladarse a zonas de conflicto, adiestrarles en técnicas de combate y colaborar en la labor propagandística de la propia organización terrorista.
El material que, según el fiscal, distribuía en redes sociales, «era de peligrosidad extrema puesto que, además de ser idóneo para captar y adoctrinar», también lo era «como elemento inspirador para cometer atentados terroristas en suelo nacional».
Así, además, los investigadores destacaron, incluso, que Belaid habría mejorado considerablemente sus presentaciones en redes sociales, llegando a crear una suerte de «productora» propia e incluyendo una marca de agua o sus iniciales en el material publicado. Además, el acusado habría contribuido con la aportación de enlaces a descarga de material audiovisual de muy diferente índole, desde «Anasheed» alabando a los muyahidines, hasta fatwas, legitimando acciones violentas contra occidente o la legitimización del martirio.
A Belaid se le unió su hermano Ismael, tras el «consumo indiscriminado» de vídeos y fotografías, y ambos se pusieron en contacto con Mohamed A., acusado de asociación ilícita para preparar y perpetrar actos de terrorismo en Marruecos, y que consiguió introducirse de forma ilegal en Melilla, junto a otros cuatro sujetos, informaron a los medios de comunicación fuentes próximas al caso.
Los autodenominados «Soldados del Estado Islámico en Melilla y Marruecos», mostraron su lealtad al que fue el líder del grupo yihadista Daesh, Abou Bakar El Baghdadi, y fijaron su lugar para cobijarse en la Playa de Horcas. Allí realizaron entrenamientos y llevaron a cabo una formación teórica y práctica dentro de la cueva para familiarizarse con técnicas de combate.
Un patrón común
Para los expertos policiales, la estrategia del terrorismo yihadista, a diferencia de otros tipos de terrorismo, se centra en la comisión de acciones indiscriminadas contra la población civil buscando el mayor número de víctimas posibles; y, la difusión de sus acciones, durante los preparativos, mostrando los resultados conseguidos como una forma de extender la amenaza y el miedo entre los infieles. De esta manera, no sólo influye en aquellos a quienes quiere erradicar, sino que consigue hacer su causa atractiva para ciertos grupos de adeptos que, en algunos casos mediante el auto adoctrinamiento y, en otros, a través de células locales, pasan a formar parte del entramado humano del conocido como Estado Islámico.
No en vano, el reto para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, pasa porque la prevención de los delitos del terrorismo islámico difiere con la que aplicaban, en otra época, contra el terrorismo de ETA. En este nuevo desafío no sólo es esencial la cooperación internacional, al tratarse de un fenómeno globalizado, sino el control de las redes y los grupos de captación que, en numerosas ocasiones se producen a través de propaganda on-line.