Rajoy: «Si yo fuera presidente, el Rey Juan Carlos no estaría en Abu Dabi de ninguna manera»

No ha perdido la forma política –la física tampoco– ni la socarronería, como demostró el pasado lunes en su comparecencia en la comisión de investigación por el caso Kitchen en el Congreso. Allí se quedó sorprendido con el bajo nivel de sus «inquisidores» –así los llamó la portavoz del PP–, y eso que hace solo tres años y medio que se marchó. Pero han pasado muchas cosas desde aquel 1 de junio de 2018. En plena promoción de su segundo libro, Política para adultos, el expresidente del Gobierno disecciona la España que él dejó y la que, según él, heredará Pablo Casado de Pedro Sánchez.

–¿Se siente halagado cuando ve que los ERTE están sirviendo para tanto durante la pandemia?

–Bueno, yo estoy satisfecho de las decisiones que tomamos en su día en política económica. Era un momento muy difícil para España. Llegamos a final del 2011 y en seis meses hicimos cuatro o cinco grandes reformas estructurales: las pensiones, la estabilidad presupuestaria, el tema energético, el tema financiero, que tuvimos que suprimir todas las cajas de ahorro, convertirlas en entidades financieras… y luego la reforma laboral, y fue exitosa, todo el mundo lo reconoce. Uno de los asuntos capitales fue el tema de los ERTE, que sin duda alguna ha sido de una enorme utilidad para poder atender a las personas en circunstancias tan excepcionales como la pandemia. Y desde ese punto de vista, yo creo que la exministra de Trabajo (Fátima Báñez) estará muy contenta y todos los que colaboramos allí también.

–Cuando ve que buena parte de la política del actual presidente se basa en derogar, o al menos intentarlo, todo lo anterior, ¿qué piensa?

–Con absoluta franqueza, en política no se puede ser sectario. En política ni en general en ninguna faceta de la vida. Pero en política hay que tomar decisiones con el único criterio de la gente, sobre todo cuando se está en el Gobierno. Yo presidí un Gobierno de derechas o de centro derecha, o como queramos llamarlo, y nacionalicé la banca. Nadie podía pensar que el PP iba a nacionalizar la banca. Y lo hice para evitar una quiebra. 

«En política no se puede ser sectario y ahora se están tomando decisiones por puro prejuicio ideológico»

Pero mis prejuicios ideológicos, o mi ideología –no diría prejuicios ideológicos– en aquel momento no la apliqué, la dejé de lado. Y yo tengo la sensación de que ahora se están tomando decisiones por puro prejuicio ideológico. El caso de la reforma del mercado laboral es paradigmático. No sé en qué terminará esta historia, pero creo que es un disparate y es muy injusto con la gente, porque gracias a esa reforma laboral se han creado muchos puestos de trabajo en España y hoy, con poquito crecimiento, se crea empleo. Antes era necesario, para crear empleo, como mínimo un 3 % de crecimiento económico.

–A usted le pidieron la dimisión con una subida de la luz del 8 %. ¿Cuándo ve cómo está ahora tiene que apretar los dientes para no hablar?

–No, ya lo miro con distancia y con cara de póquer. ¿Qué quiere que le diga? Yo ya no estoy para hacer reproches a nadie, pero las hemerotecas están ahí. Esta gente hizo mucha demagogia. Y ahora, ¿qué es la pobreza energética, qué ha quedado de todo aquello? Pues nada. Las mentiras, las historias y las burlas.

–¿Le molesta que una de las imágenes de todos sus años de presidente sea la de un bolso en su escaño en esos instantes finales?

–No me molesta. Al final lo que queda es el balance. Nosotros podemos decir que hemos superado, con la ayuda de mucha gente de verdad y con la comprensión de buena parte de la sociedad española, la mayor crisis económica que hemos vivido desde tiempo inmemorial. Ha cambiado todo el sistema financiero español. Hemos hecho una operación de sucesión en la Corona que demostró que en España las instituciones funcionan. En nuestra época se disolvió definitivamente ETA, sin hablar, ni negociar, ni dar absolutamente nada a cambio.

Tuvimos que hacer frente a un desafío a la unidad nacional, porque en Cataluña algunos irresponsables decidieron declarar la independencia. Aplicamos con consenso el 155 y hoy todo el mundo sabe, en especial los que atacan a la democracia española, que la democracia española si es atacada tiene instrumentos para defenderse, como quedó acreditado. Evidentemente, nos habremos equivocado en muchas cosas, pero yo estoy satisfecho de que en los grandes temas esenciales, en las prioridades, creo que dimos la talla.

–Entonces, ¿está en peligro el régimen del 78 o no?

–Yo creo que no. Los que están en peligro son los que han hecho que liquidar el régimen del 78 sea el eje de su campaña. El señor Iglesias decía en su momento que la Monarquía estaba en crisis, que la Constitución era un desastre, que todo estaba muy mal... Y ahora la Constitución sigue ahí, la Monarquía sigue ahí, las instituciones siguen ahí y el señor Iglesias ya no está y su partido está en franca decadencia.

–Sobre esa «decadencia» de Podemos habla también en su libro, y augura incluso que los votantes de Vox volverán al PP. ¿Cree que el bipartidismo va a vivir una segunda juventud?, ¿estamos a las puertas de la vuelta del bipartidismo?

–España es el país de Europa, uno de los países de Europa, donde mejor han aguantado los partidos tradicionales. Han aguantado en Alemania. Alemania ha ganado el Partido Socialdemócrata, pero el segundo sigue siendo la CDU. Bueno, en Francia no, en Italia tampoco. La situación es curiosa y aquí han aguantado en todas las elecciones. El PP ha ganado seis, pero siempre el segundo era el otro gran partido. Bueno, yo me limito a los hechos. Los últimos 40 años, desde la aprobación de la Constitución y por lo que era la Transición, han sido los mejores de la historia de España. 

«La nueva política ha sido un absoluto fiasco para España y creo que vamos otra vez hacia el bipartidismo»

Con absoluta franqueza, el cambio que ha pegado España ha sido espectacular. Hemos entrado en Europa, el nivel de vida de la gente, la renta per cápita. Tenemos un Estado de bienestar. Eso se debe a muchas cosas, a la sociedad española, pero también a lo que hicieron desde el año 1977 los grandes partidos tradicionales. Ahora algunos han acuñado el término «nueva política». La nueva política ha sido un absoluto fiasco para España y yo lo que espero es que venga la política de la sensatez, del sentido común con gobernantes responsables y serios. Y yo creo que vamos otra vez, por suerte, hacia el bipartidismo.

–En su libro hace una defensa cerrada del Rey Juan Carlos.

–Yo defiendo la Monarquía y la figura del Rey Juan Carlos. Aquí nos olvidamos muy pronto de la historia y somos incapaces de hacer balance. El Rey Juan Carlos, en un momento de extrema dificultad, pilotó la transición porque fue él quien tenía plenos poderes. En aquel momento nombró un Gobierno y promovió una Constitución con la que se devolvió al pueblo español la soberanía. Eso ha sido muy importante, y durante su reinado España ha vivido los mejores 40 años de su historia.

Por otra parte, es que yo no sé exactamente de qué se le acusa. Es que nadie le ha acusado, ni la Fiscalía ni nadie le acusa. Pero aquí como se hacen juicios paralelos... Y realmente, si yo hubiera sido presidente del Gobierno, yo le aseguro que no estaría en Abu Dabi de ninguna de las maneras.

–El Gobierno dice que su marcha fue una decisión de la Casa Real.

–Si el Gobierno dice eso lo tiene muy fácil: que diga el presidente del Gobierno que vuelva a España. Ya está. Si dice que no tiene nada que ver que lo diga públicamente, igual que lo digo yo. Lo tiene muy fácil.

– ¿Cree que Leonor llegará a reinar?

–Yo creo que sí. La Monarquía tiene una aceptación en la sociedad española, es un poder moderador. Presenta la soberanía y la unidad de la nación. Yo estoy absolutamente convencido de que sí.

–¿Hay que reformar la Constitución?

–Yo quedé muy satisfecho de no haber promovido una reforma de la Constitución. Los socios del Gobierno son los únicos que realmente lo quieren. Serviría para empezar a discutir todo: si hay soberanía nacional, si existe el derecho de autodeterminación, si la forma de Estado tiene que ser esta o la otra… serviría para crear más división, más problemas y más confrontación.

–Ha mencionado el artículo 155, que aplicó usted con el beneplácito del PSOE. ¿Por qué no se aplicó en la Educación? Su ministro de Educación llegó a decir que el Gobierno no podía hacer nada para obligar a cumplir las normas de enseñanza en español en Cataluña.

–En política no siempre consigue uno el cien por cien de sus objetivos y no siempre se puede hacer todo lo que a uno le gustaría. La diferencia hoy es que hay una sentencia muy clara y de lo que se trata es de cumplir las sentencias de los tribunales. 

«Se debe obligar a la Generalitat a que cumpla con la sentencia y, si no, habrá que aplicar la ley»

Cuando aplicamos el 155 no era ciertamente una decisión fácil. Había muchas dudas jurídicas y políticas, pero el Tribunal Constitucional validó absolutamente todo lo que nosotros estábamos haciendo, y pudimos echar a un Gobierno (el de la Generalitat). Eso sí que fue una decisión compleja y que hay que pensarse mucho. En este caso se debe obligar a la Generalitat a que cumpla con la sentencia y, si no, habrá que aplicar la ley como se le aplica a cualquier ciudadano, sea quien sea y sea cual sea su responsabilidad. Como se aplicó cuando se puso en marcha el 155.

–Su partido está pidiendo ahora un 155 en el ámbito educativo.

–Creo que es obligado responder a la sentencia del Tribunal Supremo. No sé cuál es el procedimiento jurídico que habrá que utilizar, pero a mí me parece que eso es obligado.

–¿Qué el Gobierno pida la ejecución forzosa de la sentencia, como parte demandante que fue en 2016?

– El Gobierno de España no va a hacer nada en este asunto, lo cual es ciertamente triste, pero es que está absolutamente cogido por esta gente. 

–En el libro recomienda a Sánchez que vaya contándonos qué recortes va a hacer porque llegarán.

–Las actitudes populistas al final solo conducen a generar frustración, y a veces hay que explicarle a la gente que no podemos, indefinidamente, gastar más de lo que ingresamos. Igual que no lo puede hacer una familia, no lo puede hacer una empresa y no lo puede hacer un Gobierno. No veo en qué dirección va en este momento la política económica.

–Recientemente la presidenta de la Comisión Europea ha alabado públicamente a Pedro Sánchez y su plan de recuperación.

–Hay gente de una generosidad estratosférica.

–Recomiéndenos un libro para estas navidades, además de Política para adultos.

–Breve tratado sobre la estupidez humana, de Ricardo Moreno Castillo, doctor en Filosofía, prologado por Francesc de Carreras. Se lee bien, es entretenido y en cierta manera dice lo que yo intento decir en mi libro: oiga, un poquito de formalidad y de seriedad, que es lo que pide la inmensa mayoría de la sociedad española, sea cual sea su forma de pensar y su nivel cultural.