Seguridad en Cataluña
Los Mossos: una policía con cúpula política y base desafecta al independentismo
Los Mossos d'Esquadra son un cuerpo policial creado en 1983 formado por 17.000 miembros frente a los 3700 y 3000 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil respectivamente presentes en Cataluña. Tuvo un impulso decisivo en su implantación y desarrollo competencial a partir de los llamados acuerdos del Majestic, en 1996, cuando Aznar y Pujol pactaron a cambio del acceso del primero a La Moncloa la supresión de los Gobernadores civiles en toda España y el desarrollo de los Mossos d'Esquadra como agentes de carretera.
Fue en 2017 a raíz de los atentados islamistas en La Rambla de Barcelona y Cambrils y luego en el intento de separación en otoño de ese mismo año y todos los acontecimientos posteriores lo que han hecho que los Mossos hayan estado en el ojo del huracán.
Nuevo Mayor, Estela
Esta semana el más conocido y carismático de sus jefes, el Mayor Josep Lluis Trapera fue cesado por Ignasi Elena consejero de Interior de la Generalitat (ERC), ex militante socialista, para nombrar en su lugar a Josep Maria Estela, un mando más acomodaticio al poder independentista.
Trapero tuvo un salto a la fama, del que sus allegados dicen que se arrepintió una y mil veces, cuando en verano de 2016 participo en una fiesta en casa de Pilar Rahola, musa del separatismo más hiperventilado, junto a Carles Puigdemont y su esposa, Joan Laporta (por aquel entonces ex y futuro presidente del FC Barcelona) y otras celebridades mediáticas y sociales vinculadas al poder independentista en Cataluña. Trapero apareció en un video, colgado por la propia Rahola en redes sociales, con una camisa floreada a lo Magnum guitarra en mano cantando Paraules d’amor, de Joan Manuel Serrat. En un momento de tensión social y política creciente esa imagen daba la sensación de que la policía autonómica estaba al servicio del poder y el vídeo no hizo ningún bien ni al cuerpo de los Mossos ni al propio Trapero.
En julio de 2017, un mes antes de los atentados y a tres meses de la celebración del anunciado referéndum para la autodeterminación de Cataluña; Jordi Jane, entonces consejero de interior, persona más prudente y conocedora de las consecuencias legales de celebrar el referéndum dimite y Puigdedmont nombra a Quim Forn, un concejal del Ayuntamiento de Barcelona, militante nacionalista de conocido pedigrí independentista desde sus inicios en las Juventudes pujolistas (JNC) donde participo en organizar la pitada al Rey en la inauguración del Estadio Olímpico en 1988. El nuevo consejero afirma que la policía autonómica estará «al lado del pueblo y con el gobierno de Cataluña en el momento de la celebración del referéndum».
Atentado en Cambrils y Barcelona
Los atentados del 17 de agosto catapultan a los Mossos y a Trapero. Un mosso abate a un terrorista que pretendía perpetrar una masacre en el paseo marítimo de Cambrils y otro a Younes Abouyaaquob, el autor material del atentado de La Rambla de Barcelona. La Generalitat usa impúdicamente a los Mossos para aprovechando el foco de atención mundial por los atentados presentar a los Mossos y a Cataluña como una realidad ajena a España y mucho más competente que el país del que forma parte y sus cuerpos policiales que esos días no tienen ninguna relevancia.
Trapero se convierte en un icono independentista del que se llegan a fabricar mugs, camisetas y todo tipo de gadgets cuando un periodista le pide en una rueda de prensa que responda en lengua española y al negarse el Mayor de los Mossos, el periodista se levanta de la sala y se va y Trapero suelta a micro abierto: «pues molt bé, pues adiós». El mundo independentista interpreta este gesto como una señal inequívoca de la adhesión de los Mossos a su causa cuando llegue el momento clave.
El mundo independentista interpreta el gesto del «pues molt bé, pues adiós» de Trapero, como señal inequívoca de la adhesión de los Mossos a su causa"
El 1 de octubre contra pronostico del Gobierno de Rajoy aparecen las urnas y Policía Nacional y Guardia Civil, muchos de ellos traslados a Cataluña en unos cruceros atracados en el Puerto de Barcelona y que son el hazmerreír de los independentistas por los dibujos animados que hay pintados en los cascos de los barcos, se tiene que emplear a fondo para restituir el orden constitucional mientras parejas de Mossos se pasean por los colegios electorales mostrando la mayoría de ellos indiferencia o complicidad con la votación ilegal que se está llevando a cabo. La tensión entre mandos de la Guardia Civil y los Mossos en los días previos al 1 de octubre es palpable y pública.
Destitución de Trapero tras el 1-O
Trapero es destituido con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y encausando en la Audiencia Nacional, durante el juicio, del que a diferencia de los líderes políticos saldrá excusado, se rompe el idilio entre el independentismo y Trapero cuando este declara ante el juez que los Mossos tenían un plan para detener a Puigdemont si así lo hubiera mandado la autoridad judicial. A pesar de todo tras su exculpación el conseller Samper, de Junts per Catalunya –el partido de Puigdemont– le restituye en el cargo.
Buena relación con Marlaska
Desde entonces Trapero se ha mantenido alejado de los focos y ha cultivado buenas relaciones con Marlaska. La policía autonómica ha estado en el punto de mira del independentismo porque siempre han reclamado a la policía que actuara como cuerpo político parapolicial y no como cuerpo policial al servicio de la ley. Las críticas a su brigada móvil, la BRIMO, por las cargas durante las violentas manifestaciones tras la sentencia condenatoria a los políticos procesados por sedición y malversación o tras el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel por apología del terrorismo y agresión desembocaron en situaciones paradójicas como que el expresidente Torra criticara la actuación policial desde la presidencia o que la CUP –grupo de ultraizquierda anticapitalista– exigiera la creación de una comisión parlamentaria para desarmar a la BRIMO a cambio de votar la investidura de Pere Aragonés. Esa comisión se ha constituido.
En el momento del cese de Trapero el idilio de este con los votantes independentistas era cosa del pasado y la relación con el Conseller estaba rota. El nuevo jefe de los Mossos no ha tardado en mover ficha, y los movimientos son los que el gobierno independentista siempre deseo: poner a los Mossos al servicio de su causa. Estela, del que hay fotos suyas posando con lazos amarillos, entre sus primeras decisiones está el cese del jefe de la brigada de investigación criminal que tenía en sus manos la investigación a la Presidenta del Parlament, Laura Borràs, por presuntas adjudicaciones irregulares en su etapa al frente del Instituto de la Letras catalanas o al exconseller Miquel Buch por contrataciones irregulares de personal. Asimismo Eduard Sallent, que ocupo el puesto de Trapero mientras este estaba siendo juzgado, también ha sido ascendido.
Si bien el intento del poder autonómico de controlar a los Mossos es persistente y obvio a lo largo del tiempo, sus agentes parecen resistirse al control político
Si bien el intento del poder autonómico de controlar a los Mossos es persistente y obvio a lo largo del tiempo, sus agentes parecen resistirse al control político. Hasta siete sindicatos tienen implantación dentro del cuerpo, de los que los dos mayoritarios: SAP (Sindicat Autònom de Policía) con Toni Castejón al frente y SPC (Sindicat de Policía de Catalunya) son muy críticos con la Generalitat y mantiene posicionamientos muy alejados de lo que al gobierno catalán les gustaría.
Borrado del CNP y la Guardia Civil
La Generalitat quiere borrar la presencia del CNP y la Guardia Civil de Cataluña como forma de alejar a Cataluña del resto de España y actúa de forma agresiva dificultando la vida de estos en Cataluña tal como ha puesto de manifiesto la reciente sentencia del TSJC que condena a la Generalitat por haber marginado a los agentes de Policía y Guardia Civil del proceso de vacunación alegando el actual conseller de Salut, cínicamente, que dichas vacunas se necesitaban para las personas mayores.
La Generalitat insiste una y otra vez en convertir a los Mossos en un cuerpo al servicio de la independencia y a pesar de que controla incluso la escuela donde reciben formación y esta en sus manos ascensos y prebendas el cuerpo se resiste mayoritariamente a ser un muñeco en manos de la causa secesionista.