Al margen del núcleo de decisión
El Gobierno alega que Biden no invitó a Sánchez a la cumbre por culpa del «formato»
El Ejecutivo tira de argumentario para restar importancia al hecho de que el presidente español fuera excluido de la videoconferencia entre los líderes europeos y el estadounidense
El Gobierno está tirando de argumentario para restar importancia al hecho de que Pedro Sánchez no fuera convocado a la reunión de urgencia que este lunes por la tarde mantuvieron Joe Biden y los líderes europeos para fijar la estrategia respecto a la crisis de Ucrania. Ello a pesar de que España será la anfitriona de la próxima cumbre de la OTAN, a finales de junio. Y de que el socialista se apresuró a anunciar -el jueves- el envío de la fragata Blas de Lezo y cuatro cazas.
La portavoz del Ejecutivo sabía que la pregunta era obligada en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, y de hecho llevaba escrita la respuesta para apuntalar su tesis de que Sánchez no ha sido excluido, sino que fue una cuestión de «formato». Y que goza de un «absoluto liderazgo» en la escena internacional, según ella.
Isabel Rodríguez ha señalado que en ese encuentro estaban la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como es lógico. Y que Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido participaban como miembros europeos que son del G-7. Es más. Ha destacado que Alemania y Francia pertenecen al llamado cuarteto de Normandía, un grupo diplomático de alto nivel en el que también están Rusia y Ucrania, y que desde 2014 trata de encauzar el conflicto en el Este de Ucrania. A mayores, y según ella, el presidente de Polonia fue invitado porque es el país que en 2022 ostenta la presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (la OSCE).
«Nos sentimos partícipes, coautores de esas decisiones», ha asegurado la portavoz del Gobierno. Rodríguez ha ido más lejos y ha destacado que la relación entre los gobiernos de Estados Unidos y España es «extraordinaria». «Hacía tiempo que no se producía una relación tan extraordinaria», ha insistido.
Para ello ha recordado que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, estuvo la semana pasada en Washington, donde se reunió con el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Y que este mismo lunes el propio Albares participó en una reunión de los ministros del ramo de la UE con Blinken.
También desde la Secretaría de Estado de Comunicación insisten en que no ha existido ningún menosprecio de Biden a Sánchez. «Esas reuniones tienen un formato establecido, eso no ha cambiado. Y ya está».
En el Gobierno se percibe el malestar por el hecho de que la oposición y buena parte de la prensa hayan interpretado la ausencia de Sánchez en esa cumbre telemática como una señal de lo poco que le tiene en cuenta Biden. «Hay que separar lo que es un formato de una videoconferencia de las relaciones entre dos países», se quejan desde el equipo del presidente.
El precedente de los 29 segundos
No obstante, ésta es la segunda vez que Sánchez infla las expectativas con Biden y luego pincha. Ya le ocurrió en la famosa reunión bilateral que se suponía que ambos iban a mantener en la última cumbre de la OTAN, en Bruselas, y que quedó en una conversación de pasillo de 29 segundos.
También entonces, el Gobierno trato de mitigar el chasco. El propio Sánchez llegó a culpar a los «servicios de la OTAN» de las prisas del presidente estadounidense, porque según él les estaban apremiando para que entraran a la sala de reuniones.
Por lo que respecta a las tensiones internas que la crisis de Ucrania ha provocado en la coalición de Gobierno, la ministra Rodríguez ha seguido la desescalada que se aprecia en ambas partes desde el lunes, sin querer entrar en más polémicas. Ni con Pablo Iglesias, ni con Pablo Echenique.
La portavoz ha señalado que la «contención» es imprescindible en un asunto de «la máxima importancia» como éste. «España es un país de paz, la paz es tarea de todos», ha reiterado, y ha destacado la «unidad» de la UE y de la OTAN en que la solución frente a Rusia debe venir por la «vía diplomática». Sin olvidar la «necesidad de disuasión» y las «posibles sanciones» de la UE para mantener la «legalidad internacional». «Ningún comentario más», ha zanjado.
Lo que sí ha dejado claro es que, por el momento, el presidente no tiene intención de llamar a Pablo Casado ni tampoco de comparecer en el Congreso. En el Gobierno dicen que el ministro de Asuntos Exteriores ya está manteniendo a los portavoces de todos los partidos informados, que además interviene este martes en el Parlamento y que de momento la senda es ésa. Sin adelantar otras.