Emoción hasta el final
Las siete claves para descifrar una noche electoral más abierta de lo que parecía
¿Sumarán el PP y Vox mayoría absoluta?, ¿se desplomará la participación?, ¿cuál será el impacto real de España Vaciada? El domingo dos millones de electores podrán las respuestas
Castilla y León afronta, por primera vez, unas elecciones autonómicas desligadas de las municipales y adelantadas. A diferencia de las madrileñas del pasado 4 de mayo, en la comunidad más extensa de España el mandato de las urnas será para cuatro años. De manera que los castellanos y leoneses no tendrán que votar nuevamente en mayo de 2023 como sí ocurre con los madrileños. Siempre y cuando el presidente no apriete el botón rojo.
Las claves para entender lo que pase el domingo se resumen en siete:
La participación
Será el primer termómetro para medir el grado de respuesta de los 2.094.490 electores que componen el censo electoral, puesto que la Junta de Castilla y León facilitará avances de participación al final de la mañana y a media tarde.
Los pronósticos más agoreros hablan de una caída de la participación hasta el 62 %, y es ahí donde podrían venir los problemas para el bloque de centro derecha. Puesto que los votantes del PP y Ciudadanos son los que más dudan.
Entre ese 62 % y el 66 % de participación que hubo en 2019 (entonces había doble urna, también para elegir alcalde) median 83.780 votantes que resultarán determinantes. El voto por correo, aunque no sea un factor concluyente, no presagia nada bueno. Las solicitudes para ejercerlo respecto a las anteriores elecciones han caído un 40 %.
Si el PP y Vox alcanzan la mayoría absoluta
Ése será el gran titular de la noche, si las candidaturas lideradas por Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo, respectivamente, llegan al listón de los 41 escaños. Todas las encuestas publicadas antes del apagón del lunes –obligado por la Ley Electoral– vaticinaban que sí. Pero desde entonces y hasta el domingo hay seis días, una eternidad.
Lo primero es si llegan y, después, con qué correlación de fuerzas. El escenario idílico para el PP es quedar por delante del tándem formado por el PSOE y Unidas Podemos, porque ello devaluaría el precio de los escaños de Vox en la investidura. Pero si no es así ocurrirá lo contrario: se encarecerían. Los sondeos venían estimando aproximadamente un 3-1 para el PP, el triple de escaños para Fernández Mañueco que para García-Gallardo.
El desembarco de España Vaciada
La plataforma se presenta en Soria como agrupación de electores, bajo la veterana marca Soria ¡YA! (con dos décadas de activismo contra la despoblación a sus espaldas), y en cuatro circunscripciones más como partido: Valladolid, Burgos, Palencia y Salamanca.
En Soria las encuestas le dan dos de los cinco escaños en juego, y probablemente acabará la noche como primera fuerza política en la provincia. En Burgos, Vía Burgalesa también puede obtener un escaño. A ello se suma el empuje de Unión del Pueblo Leonés, que aspira a pasar de un procurador a dos o hasta tres. Y Por Ávila, la escisión del PP que coprotagonizó el adelanto electoral (el PP acusó a Cs de negociar con ellos los Presupuestos a sus espaldas), tal vez conserve el suyo.
Con todo, en el mejor de los escenarios las marcas provinciales pueden pasar de ocupar dos escaños a siete. Su resultado final resolverá el gran misterio: a quién perjudican más este tipo de movimientos. El último escaño de cada circunscripción estará en un pañuelo, y ahí es donde España Vaciada quiere rebañar el plato. Sorprendentemente, su mayor bolsa de votantes no está en los pequeños pueblos sino en las ciudades. Gente que tuvo que dejar el medio rural, sus descendientes o que simplemente tiene simpatía por un movimiento así.
Las opciones –o no– de Luis Tudanca
Dependerán de que el PP y Vox no sumen mayoría absoluta, pero también de la fuerza de todas esas candidaturas provinciales. Si está en condiciones de aspirar a la investidura, Tudanca no hará ascos a ningún escaño salvo a los de Vox, como vienen diciendo los socialistas castellanos y leoneses. Eso incluye a Unidas Podemos, UPL, Soria ¡YA!, Vía Burgalesa, Por Ávila… y también a Ciudadanos.
El aguante de Ciudadanos
El partido quiere mantenerse con vida en las Cortes de Castilla y León, a diferencia de lo que le ocurrió en la Asamblea de Madrid, donde pasó de 26 escaños a cero. Las encuestas dan a los naranjas un escaño –de los 12 de la pasada legislatura– como premio de consolación. El de Valladolid, el de Francisco Igea.
Aun con un solo procurador, Cs puede ser determinante si tanto Fernández Mañueco como Tudanca salen de la noche electoral con opciones de investidura, pero sin mayorías suficientes. Igea ha repetido en campaña que está dispuesto a escuchar al PP y al PSOE, a ambos. Pero si de él depende, Fernández Mañueco no volverá a ser presidente. Ergo, pedirá al PP su cabeza.
La fuerza de Vox
El partido calcula asentarse en las Cortes de Castilla y León con entre 10 y 12 escaños. En la anterior legislatura tenían solo uno. Su resultado final marcará las negociaciones para la investidura de Fernández Mañueco, si es que ambos partidos suman finalmente mayoría absoluta. Los de Santiago Abascal no pretenden entrar en un gobierno de coalición con el PP, sino condicionarlo desde fuera. Pero si acaban la noche con un número mayor de escaños, quién sabe.
El voto urbano frente al voto rural
El campo fue la estrella de la precampaña y también de buena parte de las dos semanas finales. Hasta el punto de que, como contó El Debate, los populares reconocen que han «ruralizado» en exceso la campaña y pueden acabar pagándolo en forma de mayor abstención en las ciudades.
En Castilla y León, doce municipios concentran la mitad de la población: todas las capitales de provincia menos Soria más Aranda de Duero, Ponferrada, San Andrés de Rabaneda y Miranda de Ebro. Habrá que ver cuánto y cómo votan las ciudades y cuánto y cómo lo hacen los pueblos.
Ahora son dos millones de castellanos y leoneses los que tienen la palabra.